Crítica de cine: “Star Trek: en la oscuridad”
El capitán Kirk, al mando de la poderosa nave Enterprise llega a un planeta habitado por una antigua civilización. Su misión es explorar el planeta, pero al llegar, Kirk y sus hombres se dan cuenta que un gigantesco volcán está a punto de estallar, lo que producirá la destrucción del planeta. A pesar de que las reglas de no intervenir son estrictas, el capitán decide hacerlo y salvar a esa civilización. Lejos de ser premiado como héroe, KIrk es amonestado y degradado. Así, el antiguo capitán del Entreprise, Pike, retoma su función con Kirk como primer oficial.
Estando así las cosas, ocurren una serie de atentados terroristas, que se le atribuyen a un tal John Harrison, ex agente de la Federación ahora rebelde por causas desconocidas. En uno de estos atentados el Capitán Pike muere, y Kirk retoma el mando del Enterprise, con la misión de detener al terrorista sin importar el costo.
Así comienza esta nueva película de “Star Trek”, o “Viaje a las estrellas” como la recuerdan muchos. Desde el principio, la acción no se detiene, con un ritmo que atrapa al espectador, en una mezcla de maravillosos efectos digitales (y una apuesta en la dirección de arte) con diálogos hilarantes, en especial los que ocurren entre Kirk y el doctor McCoy.
En esta segunda película dirigida por J.J. Abrams, el miedo de muchos era que, como ocurre en muchas segundas partes, el filme decayera en intensidad o en la coherencia de su historia. Al contrario, “Star Trek: en la oscuridad” es una de las mejores segundas partes que se han visto en el cine, ya que no solo continúa congruente con la historia de la cinta de 2009, sino que además es respetuosa de los elementos clásicos de la serie (cosa que va a encantar a los fans) y actualiza la película a los códigos que el espectador busca en estos días.
El joven elenco que está a cargo de la película, se equilibra muy bien con dos nuevos personajes, el Almirante Marcus, interpretado en esta ocasión por un sólido Peter Weller (sí, el mismo de “Robocop”) y el personaje de Benedict Cumberbatch, quien le da al villano de turno una elegancia que no se veía tal vez, desde Darth Vader. El actor inglés, apoyado en una profunda voz (al igual que Vader), logra un personaje ambivalente y poderoso, que seduce al público con su interpretación.
Por otra parte, el capitán Kirk (Chris Pine) y Spock (Zachary Quinto) son una dupla de primer nivel, con personalidades marcadamente distintas (aunque eso ya lo sabemos) que le dan equilibrio a la trama, y que, junto al resto de los personajes, conforman un largometraje donde nadie está demás o hay diálogos de sobra. En esta misma dirección, hay varias subtramas interesantes, que dan un respiro entre las escenas con más acción, como la relación amorosa entre Spock y Uhura, o las intervenciones precisas del Dr McCoy.
“Star Trek: en la oscuridad” se convierte así en una de las mejores películas de ciencia ficción del año, y esto no es poco considerando la gran cantidad de cintas asociadas a este género que está produciendo Hollywood. Un clásico que, actualizado, continúa siéndolo. Al parecer, tenemos “Star Trek” para rato.
© Juan Carlos Berner