Comentario cine: “Silent Hill 2: Revelation”, Terror envasado
Hace exactamente 20 años (1993) Mario Bros nos enseñó una lección valiosísima: No hay que hacer películas sobre videojuegos. Pero la raza humana no aprende. Seguimos cometiendo los mismos errores: guerras, xenofobia, dictaduras, y películas basadas en videojuegos.
Basada en un popular videojuego del mismo nombre, la historia trata de una dimensión alternativa tipo el mundo de “Hellraiser”, en la que viven unos monstruos deformes y llenos de argollas y ganchos. Sí, como los cenobitas de “Hellraiser”. Incluso hay un artefacto místico parecido al rompecabezas de la famosa saga de Clive Barker. Pero el parecido llega hasta ahí nomás.
Rose Da Silva es una joven que sobrevivió a espantosos sucesos en la primera parte. Su padre Christopher y ella viajan de ciudad en ciudad y colegio en colegio para huir de un extraño peligro. Como es lógico, la protagonista no puede crear lazos con nadie en su intermitente e inestable vida. Por supuesto que un joven, Vincent, se interesará por la chiquilla y se adentrarán en la escalofriante “Silent Hill”, y conocerán a todo tipo de maniáticos asesinos, fanáticos religiosos y monstruos deformes.
La película se vale de recursos como las sorpresas detrás de las puertas y el gore y violencia exagerados, cosa que para un videojuego estaría bien, no para una historia. Uno no sabe muy bien qué quieren exactamente los malos, si matar a la protagonista o conservarla para algún propósito terrorífico, y los diálogos son casi recortados de otras películas de terror. La acción transcurre en una especie de parque de diversiones hecho casi a propósito para una película del género de los años ochenta, y el escenario es tan cliché que es ideal para un videojuego en primera persona. Lo que me hace pensar que quizás no hay nada malo con “Silent Hill 2”, todo en ella es ideal, salvo que se trata de una película y no de un videojuego.
©Por Felipe Tapia