Crítica de cine: “Percy Jackson y el mar de los monstruos”
Percy Jackson es el hijo del dios Poseidón, señor de los mares y hermano de Zeus. En la primera parte de esta serie de películas (“Percy Jackson y el ladrón del rayo”), nuestro protagonista descubría su naturaleza de semidios y como tal, salvaba a la Tierra de la destrucción, aplacando la furia del mismísimo Zeus.
En “Percy Jackson y el mar de los monstruos”, el joven héroe deberá viajar hasta el mar de los monstruos para tomar un manto mágico (el vellocino de oro) que tiene como propiedad sanar a cualquier ser vivo. Esto es necesario, ya que hay un árbol que crea un escudo de fuerza que protege el campamento de todos los semidioses. El árbol ha sido envenenado, y si muere, todos los héroes serán vulnerables y eventualmente serán destruidos. El árbol sagrado además, posee el espíritu de Thalia, hija de Zeus que dio su vida para salvar a sus amigos. Al igual que en el filme anterior, Percy emprende su aventura acompañado de la bella Annabeth, hija de Atenea, y de su fiel amigo Grover que es un sátiro.
Las aventuras de Percy Jackson, están basadas en una serie de libros escritos por Rick Riordan, que debido a su éxito editorial y al igual que otras experiencias por todos conocidas, dio paso a que Hollywood las convirtiera en películas. “Percy Jackson y el mar de los monstruos” es la segunda parte, que al menos desde el punto de vista cinematográfico, recoge muchos elementos de “Harry Potter”. Esto no es casual, ya que Chris Columbus dirigió la primera parte (al igual que en Harry Potter) y en esta entrega además comparte créditos como productor con Mark Radcliffe, quien también estuvo detrás de la saga del joven mago británico. Es así como el trabajo de cámara, de arte, los diálogos, y varios otros elementos inevitablemente son similares entre los filmes de Percy Jackson y Harry Potter. Incluso la estructura de los personajes centrales es idéntica a la de Harry Potter, quien se acompañaba por Hermione y Ron. La chica era la inteligente y Ron el gracioso, mientras Harry luchaba contra su timidez y su no elegida naturaleza heroica. En la comparación, Percy Jackson también es de bajo perfil, Annabeth es la sabia y prudente y Grover el que se mete en problemas.
Al contrario de lo que pudiera pensarse, estos elementos, para los que gustan de este tipo de películas, pueden resultar hasta positivos. Son películas que buscan la masividad, que le hablan a un público adolescente, y que narrativamente son bastante clásicas. Películas en las que el espectador sabe que el héroe va a salvar el día, aprenderá algunas lecciones sobre el valor de la amistad, y donde el bien sin lugar a dudas triunfa sobre el mal.
Aunque todo esto sea cierto y parezca una cinta predecible, la verdad es que la película es muy entretenida, dinámica, las escenas de acción y peleas están muy bien hechas, y finalmente, el espectador consigue una buena entretención de matiné. En ese sentido, Percy Jackson es un producto que cumple a cabalidad lo que promete, sin buscar trascender mayormente en la historia del cine, ni aspirar a algún premio. Es una película honesta dirigida a los jóvenes que buscan aventuras en mundos mágicos, que hoy al parecer, más que nunca están de moda. Tal vez el único punto que le juega en contra a Percy Jackson, es que faltan algunos elementos para hacerla más épica. Claro, la banda sonora compuesta por Andrew Lockington no tiene la fuerza de la que hizo el legendario John Williams para Harry Potter, o puede ser que algunos elementos del arte se vean más irreales, se nota el plástico (como en “Las crónicas de Narnia”), o puede ser que Logan Lerman (el actor que interpreta a Percy) no tenga el ángel de Daniel Radcliffe. Lo cierto es que (y para terminar esta odiosa pero necesaria comparación) Harry Potter sigue estando un punto arriba de Percy Jackson, al menos de lo que hemos visto en el cine. Veremos que pasa si hay una tercera parte.
© Juan Carlos Berner