Crítica de cine: “Focus: maestros de la estafa”
El cine tiene muchas vocaciones. Hay películas que tienen vocación de denuncia, y buscan crear conciencia sobre un hecho que afecta a las personas o al planeta. Hay otras, que buscan provocar nuestras emociones e instintos, tratando temas tabú, o aún no resueltos por la sociedad. Esos que la prensa chilena llama “temas valóricos”.
También existen las películas cuyo fin, y lo plantean honestamente, es simplemente entretener a la audiencia. No hay detrás un mensaje de esperanza, ni una reflexión, ni una denuncia, ni pretenden remecer nuestra conciencia. Es cine que se entiende como espectáculo, y si está bien hecho, puede ser un buen cine al fin y al cabo.
Este es el caso de “Focus: maestros de la estafa”, película protagonizada por Will Smith y Margot Robbie (“El lobo de Wall Street”). Smith es Nicky, un hábil estafador que desde niño ha trabajado engañando a la gente. Los años de experiencia en él, se suman a una desarrollada capacidad de observación, conocimientos de psicología, y una gran inteligencia. Dicho de otro modo, Nicky es un estafador de clase mundial. Por otra parte está Jess (Robbie), una hermosa novata en esto del engaño, pero deseosa de aprender del mejor. Así comienza una relación de trabajo, que como imaginarán, desembocará en un juego de pasión entre ellos. Y como ya sabemos, cuando se mezcla el trabajo con el deseo, las cosas se suelen complicar.
“Focus: maestros de la estafa” podría caber en esta especie de subgénero cinematográfico que son las películas donde el engaño es el principal ingrediente. Aquí entran cintas como “La gran estafa” y sus dos secuelas, “21: Blackjack” o la más reciente “Los ilusionistas”. La característica en común en estos filmes, es que juegan en todos los aspectos con el concepto de estafa y finalmente lo que hace el guión, es engañar de forma permanente el público. En este tipo de películas, los espectadores somos tan engañados como los que están en pantalla.
En esta lógica, la película funciona tan bien como las otras mencionadas. Es una cinta que mantiene al espectador cautivo, tratando de averiguar que va a pasar en cada escena y por supuesto, como se va a resolver el conflicto final. A todo esto hay que sumarle el atractivo que le suma Will Smith, un actor que sin grandes dotes histriónicos siempre cae bien, y está pintado para un personaje carismático como Nicky. Del mismo modo, la hermosa Margot Robbie hace verosímil su papel de la rubia ingenua pero perseverante. No deja de ser llamativo además el parecido de la actriz con la talentosa (y muy de moda) Emma Stone, y tal vez esta última hubiera sido genial para el papel, pero Robbie logra salvar bien el desafío y el público, especialmente el masculino, la amará.
El único gran problema que presenta la película, es que se demora demasiado en desatar el nudo dramático. El guión se engolosina con presentarnos las virtudes y defectos del personaje protagónico, y el verdadero conflicto estalla recién a la mitad del metraje. Algo que hará que muchos se sientan (esta vez literalmente) un poco estafados. Sin embargo si se le tiene un poco de paciencia a la historia, al final se conforma una cinta muy entretenida, con buenos diálogos, humor, y un cierre, aunque predecible, acorde a las expectativas que genera.
Una película refrescante para ver antes de terminar el verano.
© Juan Carlos Berner
En Twitter: @jcbernerl