Crítica de cine: “Selma, el poder de un sueño”

 Crítica de cine: “Selma, el poder de un sueño”

En 1964, Martin Luther King Jr. recibió el premio Nobel de la Paz por su incansable lucha por los derechos de los negros en Estados Unidos. El reconocimiento fue una motivación más para continuar su trabajo, ahora para lograr un derecho básico, especialmente en un país que se considera a sí mismo el adalid de la libertad: A mediados del  siglo 20, los negros tenían derecho a voto, pero en la práctica, había una serie de resquicios legales que lo impedían. Esto hacía que muy pocos afroamericanos fueran a las urnas y, consecuentemente, no había ningún representante de color en el congreso. Con la firme intención de corregir esta injustica, King se traslada a Selma, un pequeño pueblo al sur de Estados Unidos, desde donde organizaría una marcha hasta Montgomery para presionar al gobierno local y al  país completo.

Así comienza esta cinta, que nos presenta una de las últimas batallas que tuvo el gran activista, uno de los más grandes héroes estadounidenses del siglo pasado, y que como tal murió joven, asesinado por ser fiel a sus convicciones.

La verdad es que la historia real en la cual se basa “Selma” es tan potente, que el guionista y la directora parten con ventaja a la hora de desarrollar una película. Es como sembrar un campo en un terreno absolutamente fértil, con mucha agua y la cantidad apropiada de sol. Lo anterior sin embargo no resta méritos al excelente trabajo de todo el equipo, al contrario, es la base para desarrollar lo que es; una película fuerte y muy emocionante.

Los hechos que se narran en la cinta, como era de esperarse, son intensos y emotivos y afortunadamente no se cae en la sensiblería y el abuso de escenas con el fin de buscar el llanto fácil. Es interesante además cómo se va desarrollando el personaje de Martin Luther King, a quien se le observa como un héroe, pero también un ser humano, que tiene problemas en su casa e incluso de liderazgo. Claro, los biopics suelen explotar las debilidades de sus personajes para desmitificarlos y acentuar el drama, sin embargo aquí se hace de forma inteligente, sin abusos. Incluso la cinta es capaz de abordar un aspecto que puede ser polémico: el entendimiento que tenía King de los medios de comunicación, como se apoyó en estos para movilizar las conciencias y como entendió que el conflicto era necesario para lograrlo.

Otra cosa inteligente de la historia, es que no se centra totalmente en la figura de King y le da parte importante del protagonismo al presidente Lyndon Johnson, interpretado por el gran Tom Wilkinson, tal vez como una forma de hacer justicia con la figura de este presidente, no tan conocido más allá de las fronteras de Estados Unidos, pero que fue el gran continuador del proyecto de John Kennedy. Las escenas donde los dos líderes se encuentran, tienen una impronta teatral que se basa íntegramente en las actuaciones de ambos. Aquí es donde se agradece la dirección de Ava Du Vernay, que utiliza la cámara de forma muy sutil, permitiendo que los actores se luzcan.

La recreación de la situación histórica también es excelente. “Selma” es una verdadera radiografía que permite conocer las distintas posturas que imperaban en los Estados Unidos de los años 60, y lo hace sin caricaturas, como una clase de historia inmersa dentro de un convincente drama. Esto se logra en parte al espacio que se le da a los varios personajes secundarios que van conformando la trama, donde cada uno aporta para construir un edificio sólido desde las bases.

Para finalizar, mencionar que la canción “Gloria” tiene más que merecido el Oscar a la mejor canción original. Es un tema que emociona hasta las lágrimas y que recoge todo el espíritu de lucha que hay detrás de esta historia.

© Juan Carlos Berner

En Twitter: @jcbernerl

Related post

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *