Goblin: música en rojo oscuro
Es imposible hablar sobre Goblin sin antes hablar sobre Dario Argento. El nombre de esta banda italiana de rock progresivo está ligado íntimamente a la del maestro de cine de terror italiano. Y es que ni Goblin ni Argento serían lo mismo si sus caminos no se hubiesen cruzado a comienzos de la década de los setenta en la pieza clave del cine giallo “Profondo Rosso”
La historia del encuentro aún es confusa y varía dependiendo de quien la cuenta, pero lo cierto es que Dario Argento, ya con una fama establecida dentro de la península itálica luego de su “trilogía de los animales” (“L’Uccello dalle Piume di Cristallo” (El Pájaro de las Plumas de Cristal, 1969), Il Gato a “Nove Cod”e (El Gato de las Nueve Colas, 1970) y “Quattro Mosche di Velluto Grigio” (Cuatro Moscas sobre Terciopelo Gris, 1971)), buscaba desesperadamente a un grupo o compositor que diera con la banda sonora precisa para su nuevo proyecto cinematográfico, “Profondo Rosso”.
Decidido a usar parte de música compuesta por Giorgio Gaslini, pero esperando nuevas adiciones para escenas claves de la película, Argento recibió una recomendación: un grupo de rock que se hacía llamar Cherry Five. Algunos dicen que fue la misma Daria Nicolodi, protagonista femenina del filme de Argento y novia del director en ese momento, quien recomendó a la banda. Cherry Five pasó a llamarse Goblin y de esa forma se inscribió dentro de la historia fílmica de terror europeo.
De “Profondo Rosso” hasta “Nonhosonno”
El trabajo de este grupo conformado por Claudio Simonetti en teclados, Massimo Morante en guitarra, Fabio Pignatelli en bajo y Walter Martino en percusión, destacó inmediatamente por su agresividad y flirteos claros con el jazz y el rock que en esa época hacían grupos progresivos como Yes o el multi-intrumentista Mike Olfield, cuya obra “Tubular Bells” aparece más de una vez citada en la banda sonora de “Profondo Rosso”.
El estilo Goblin, de melodías hipnotizantes de teclado, fuerte presencia de bajos y un ritmo con varios quiebres, le entregó un aditivo primordial a la película de Argento, al punto de adquirir una relevancia nunca antes vista en el trabajo fílmico del romano.
La banda sonora de este filme hizo de Goblin un grupo conocido en Italia, mientras que la película terminó por sellar la fama de Argento como el director clave del cine de thrillers.
La estética sobrecargada de Argento, su trabajo de cámara imaginativo y esa composición del cuadro que imita pinturas hasta un arrebato preciosita, parecía calzar la perfección con el ritmo acelerado de Goblin, al punto que varias escenas de “Profondo Rosso” han quedado marcadas por la música que este cuarteto compuso para ellas.
El resultado fue tan exitoso que Goblin pasó de ser una banda prácticamente desconocida en la escena musical italiana a un grupo ampliamente reconocido y solicitado por otros realizadores de género. La satisfacción de Argento con el trabajo de Simonetti y compañía se tradujo en la siguiente colaboración, la obra cumbre del director y probablemente la mejor música creada por Goblin para una película.
“Suspiria” apareció en 1977 y revolucionó definitivamente el panorama del cine de terror en Italia y el resto del mundo. Goblin y Argento en conjunto compusieron la banda sonora hipnótica y tenebrosa que acompaña las escenas en que Susy Banyon, la protagonista, descubre una cofradía de brujas en un viejo caserón que sirve de academia de danza en Friburgo. La radicalidad del trabajo de Goblin para esta película y la utilización enfermiza de Argento de la banda sonora a todo volumen, hicieron de “Suspiria” una experiencia inolvidable, que sigue siendo descubierta por nuevas generaciones y alabada por directores de renombre como John Carpenter y George Romero.
La música de Goblin en “Suspiria” rompe con lo establecido en su trabajo anterior, hasta el punto que la música incorpora gritos y sonidos externos a lo que se espera de la música incidental de una película. Los gemidos que vociferan “Witch” (Bruja) agregan un elemento aún más perturbador a las secuencias del filme que se enreda en una trama de pesadilla esotérica.
La colaboración entre director y grupo continuó en el tiempo. Cuando Argento se encargó de la producción del segundo capítulo del tríptico zombie de George A. Romero, “Dawn of the Dead” (1978), Goblin compuso la banda sonora con que el filme sería distribuido en Europa.
Sin embargo, el camino de los músicos de la banda ya parecía dividirse. Massimo Morante abandonó el grupo e inició una carrera solista, mientras que Claudio Simonetti se mostraba más interesando en experimentos pop con sintetizadores que en la música que hasta el momento realizaban como banda.
Luego de entregar composiciones para otras bandas sonoras como “The Gang that Sold America”, “Patrick”, “Contamination”, y “Vampir” (como fue titulado en italia “Martín” de Romero), Goblin se reunió una vez más para proveer de música el octavo filme de Argento, el giallo “Tenebre”. Esa sería la última instancia en que Goblin tocaría con sus miembros originales por cerca de veinte años. De las carreras solistas de cada uno, la del tecladista Claudio Simonetti fue la más destacada, pues aparte de sus experiencias más comerciales, se mantuvo ligado a Argento en películas como “Phenomena”,”Demoni” y “Opera”
Paradojalmente, casi 20 años después de la última encarnación del Goblin original, Goblin y Argento volvieron a la carga con la música para la película “Nonhosonno” (Sleepless, 2000), la banda había decidido reunirse para hacer una gira y preparar reediciones de su catálogo y terminaron bajo la tutela del “descubridor” original realizando un excelente trabajo… tal como lo habían hecho 25 años antes.
©Por Felipe Arias
1 Comment
[…] de 1975 que inició la estrecha colaboración del romano con la banda de rock progresivo Goblin (leer artículo) además de comenzar a incursionar con elementos de índole fantástico que serían más […]