Crítica de cine: “Cazadores de sombras: Ciudad de hueso”. Sólo para los viudos de Hogwarts.
Clairy Fray (Lily Collins) es una adolescente neoyorkina que empieza a ver extraños símbolos relacionados con su madre (Lena Headey). Durante una fiesta junto a su amigo Simon (Robert Sheehan), Clairy es testigo de extraños eventos que sólo ella puede ver. Cuando descubre que su madre ha sido secuestrada, Clairy se enfrenta a extrañas criaturas que revelan su verdadera naturaleza: Ella es hija de una “cazadora de sombras”, una raza de guerreros entrenados para cazar demonios ocultos entre los habitantes de la Tierra. Clairy se transforma en la próxima presa del perpetrador, un ex-cazador de sombras llamado Valentine (Jonathan Rhys Meyers) quien la necesita para encontrar “La copa mortal” un elemento que permite controlar el destino de la raza de guerreros.
La película está basada en el debut literario de Cassandra Clare publicada en 2007, parte de la serie de fantasía urbana “The Mortal Instruments”.
Técnicamente funcional, “Cazadores de sombras” es dirigida por Harald Zwart un experimentado realizador de películas con temáticas adolescentes, responsable de “Agente Cody Banks” (2003) y más recientemente el remake “The Karate Kid” (2010).
La película mantiene un tono oscuro y un nivel de acción apropiado para el género, pero carece de solidez dramática y de estabilidad rítmica, lo que se traduce en exceso de información mal presentada.
Generar una trama confusa no ayuda a una película, sobretodo si su historia de fondo es tan simple como el diseño de una aguja. Es el costo intrínseco del melodrama atado al material original. Una suerte de culebrón fantástico para adolescentes viudos de Hogwarts, formado por triángulos amorosos, incesto, traiciones y enredos familiares, con demonios, hechiceros, brujas tarotistas, vampiros emo y hombres-lobo motoqueros incluido.
En el caso de “Ciudad de hueso” los desafíos básicos eran capturar el atractivo de la publicación, el “espíritu” del libro si se prefiere ese término y, de paso, pulir las falencias para una óptima adaptación cinematográfica. Si esos objetivos de lograron desde el punto de vista editorial, es decir el primero, lo desconozco, pues me declaro ignorante respecto a los libros de Clare. Sólo puedo hablar sobre la adaptación fílmica como un producto unitario. Y exclusivamente desde esa perspectiva, creo que el estreno de esta película le hace a la obra de la Clare un flaco favor. No puedo decir si la película es mejor o peor que el libro. Lo desconozco. Sólo sé que la película, como obra audiovisual en sí misma, es un trabajo ineficaz.
La adaptación falla en construir cinematográficamente personajes interesantes que deban afrontar las fantásticas-pero-aburridas situaciones que se les plantea.
La historia, lamentablemente, parece llegar tarde a este mundo de adaptaciones cinematográficas sobre literatura para adolescentes. En el contexto de 2013, cosas como las que le suceden a Clary ya no parecen sorprender a nadie. Su nula propuesta de novedades hace que las acciones parezcan basadas en referentes demasiado masificados, en un sentido estrictamente comercial. Por eso esta película parece una combinación poco feliz entre “Crepúsculo”, “Percy Jackson” y un capítulo cualquiera de “Buffy, la cazavampiros”.
Sin embargo, el valor de producción es destacable (cada dólar se ve gastado en la pantalla) y la participación de su reparto juega un rol positivo.
Al igual que Nicole Richie, Lily Collins (la hija de Phill Collins) no necesita la ayuda de su padre para alcanzar el reconocimiento mediático. En estos nuevos tiempos “Bieberianos” y “Gagaerianos” el padre de Lily es para algunos sólo un dinosaurio legendario, dato irrelevante al talento no menor de la hija. Para este filme, la actuación de Collins pareciera apuntalar la construcción, siendo de verdad un aporte. Es decir, si el personaje se torna irresponsable, insoportable o estúpido al punto de hacer perder la empatía del espectador, no es por culpa de la performance de la actriz, sino del material con el que cuenta para trabajar. Con alguna que otra excepción el nivel del resto del reparto es parejo.
Reitero, las fallas claramente se relacionan con producción o material original, más que talentos frente a la cámara. Lena Hedley, por ejemplo, es la actriz que sufre la subvaloración de rigor. La eterna reina traicionera, más conocida por su personaje de Cersei en “Juego de tronos”, se lo pasa literalmente en una especie de coma la mayor parte del metraje.
Siendo esta la primera parte de una serie de al menos cinco otros títulos publicados en formato libro y que llevan el prefijo de “Ciudad de…” (“Ciudad de cenizas” está ya en preproducción), el futuro de la franquicia tiende a ser tan desesperanzador como el de las “Crónicas de Narnia”. Ojalá que los realizadores consideren un público más amplio a la hora de construir lo que queda de la franquicia, pues esta primera parte pareciera estar dedicada sólo para un grupo etario adolescente de verdad poco exigente, ojalá fanático de las novelas de la saga de “Cazadores de sombras”.
© Hugo Díaz
Cazadores de sombras: ciudad de hueso
(The Mortal Instruments: City of Bones)
Dirección: Harald Zwart
Guión: Jessica Postigo
Elenco: Lily Collins, Jamie Campbell Bower, Robert Sheehan, Robert Maillet, Kevin Durand, Lena Headey, Jonathan Rhys Meyers,
EE.UU.–Alemania, 2013, 130 minutos, todo espectador+7