Comentario de cine: Al otro lado del corazón

Cuando las películas empiezan a ser apreciadas sobre el cómo han sido hechas, qué tan bien se han engranado las partes, cómo han conseguido el efecto que logran, es porque uno empieza a dar la calidad por sentado. Con Rabbit Hole (pésimamente titulado Al otro lado del corazón) sucede precisamente eso: Da lo mismo pensar si la película es o no buena, porque está demasiado bien hecha. Y esta afirmación surge no porque uno intente percibir formulas ocultas o medir fotogramas para ver si el ritmo mejora o empeora, sino porque cada elemento, cada escena, cada diálogo se siente bien; nada está de menos ni demás, nada falta, nada sobra.

Becca y Howie (Nicole kidman y Aaron Eckhart) han perdido a su hijo, pero ambos lidian con el dolor de maneras distintas y es ahí donde se produce el principal conflicto. Podemos decir que Rabbit Hole es una película sobre el dolor.

Becca es contenida y reservada. Howie es abierto y aparentemente más sensible. No tiene problemas con el grupo de terapia, como los que presenta Becca, quien abiertamente no los tolera. Esas diferencias son apenas la punta del iceberg sobre lo que su relación debe enfrentar si quieren que todo fluya de buena manera, o que todo se vaya definitivamente al carajo. Cada personaje experimenta con diversos grados de dolor, como ocultarlo o enfrentarlo, como tener éxito o qué no hacer. La película presenta diversas situaciones de incomodidad que toman al espectador por sorpresa y hay momentos en los cuales, sin querer sonar demasiado irreverente, es como ver un baile de ciegos y esperar que nadie se pise.

La pérdida de un hijo es la violación de una ley natural, por eso la pérdida y el vacío inmenso son irreparables y deben ser llevados como un lastre maldito. “¿En algún punto se pasará?” pregunta Becca a Nat, su madre, “No” le responde ella, añadiendo “Pero en algún punto se vuelve tolerable”.

John Cameron Mitchell, tiene la gracia de concentrarse en lo que quiere decir y hablar a su público crudamente y a la cara, sin eufemismos y sólo con recursos poéticos o cinematográficos. En Shortbus, por ejemplo, consigue expresar una verdadera poética del sexo, utilizando la pornografía como medio más que como un fin. En el caso de Rabbit Hole, deja que sus personajes construyan esa retórica, de ahí el título que hace referencia a Alicia en el país de las maravillas y el agujero del conejo lo que no es otra cosa que un laberinto (algo con “laberinto” hubiera sido un buen título en castellano). Esa atmósfera laberíntica no se traduce en un cliché del montaje inverso, paralelo o esquizofrénico donde el final es la mitad y el inicio el final, que le funcionaría a las mil maravillas al maestro David Lynch. Todo lo contrario, acá en una trama ordenada es la historia la que se devela como en un laberinto oscuro, donde el espectador dibuja la historia poco a poco gracias a la generosa construcción de los personajes. Las diferencias entre la madre y la hija tienen una razón oculta y poderosa; la simpatía entre Gaby (compañera de terapia, Sandra Ho de Grey’s Anatomy) y Howie, tiene otro motivo que dilucidar; Los trazos que una mano misteriosa dibuja no son más que la historia de fondo, etc.

Otro aspecto destacable de Rabbit Hole son ciertas reacciones humanas no encasilladas al estereotipo de tragedia, sino al arquetipo de cotidianeidad. Es decir, se pueden realizar escenas de dolor que tengan momentos verdaderamente cómicos, pues al igual que en la vida real, es una válvula de escape que libera tensiones. Y no significa transformar el dolor en comedia, sino el manejo de una leve dosis de humor como un dosificador. Cameron Mitchell, así como Almodovar pueden hacerlo y les funciona. Es preciso señalar que el material base es el excelente guión escrito por David Lindsay-Abaire, el cual es una adaptación de su obra teatral homónima ganadora del Pulitzer en 2007 y nominada al premio Tony. En este caso “lo que natura da…”

Completan el reparto Dianne Wiest como Nat, Tammy Blanchard como Izzy, la oveja negra hermana de Becca y Miles Teller como Jason, un personaje importantísimo que puede confundirse como el antagonista, siendo en realidad uno más de la larga lista de víctimas sin victimarios.

Siempre ha sido un placer ver el trabajo de Wiest, así como el de Eckhart, sin embargo es el rol protagónico de Kidman el más favorecido. Con Rabbit Hole consiguió una de esas actuaciones increíbles que la hicieron merecedora de una nominación al Oscar. Y hablar tan en pasado se hace necesario cuando la película que se estrena por estos días en nuestro país no es sino un producto del 2010, que para variar consiguió espacio en los cines recién ahora. En el caso de Al otro lado del corazón conviene dejar en claro que más vale tarde que nunca.

Director: John Cameron Mitchell
Elenco: Nicole Kidman, Aaron Eckhart, Dianne Wiest, Tammy Blanchard, Sandra Ho, Miles Teller
EEUU, 2010, 91 minutos

Por Hugo Díaz

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3 Comments

  • Sandra Oh

    • Es verdad. Pido disculpas y rectifico: Sandra Oh. Me pasó lo mismo la otra vez con Wensel Dashington.

  • Cuanto más trata Dios a la Madre de su Hijo como su morada, más se siente ella como la humilde esclava.

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