Comentario cine: “Balada triste de trompeta: Venganza catártica para morbosos”
En plena guerra civil española, los miembros de un circo son obligados por un grupo de militares a formar parte de sus tropas. Entre ellos se encuentran el payaso tonto y el payaso triste. Cuando payaso tonto (Santiago Segura) es capturado por el ejército de Franco, es enviado a trabajar al Valle de los Caídos (un colosal monumento español de la posguerra). En ese lugar es visitado por su hijo Javier, quien conmovido con la situación regresa posteriormente a cobrar venganza, ganándose como enemigo al Coronel Salcedo (Sancho Gracia). Años después, en los 70, Javier adulto (Carlos Areces) es contratado como Payaso triste en un circo, donde se producirá un inquietante triángulo amoroso junto a la trapecista Natalia (Carolina Bang) y el payaso tonto (Antonio de la Torre), un bipolar, misógino y torturador que sacará lo peor de Javier.
Tras violentos acontecimientos, Javier huye, pero en un descuido es apresado por Salcedo. La tragedia y tormento dan paso a la locura, apoderándose de Javier quien muta a Payaso Vengador, un sicópata cuya sed de venganza será peor que antes, alimentada como parafina en fuego por imágenes de su padre y de Raphael al son de «Balada de la trompeta».
Al ver esta película la primera palabra que se me viene a la mente es «catarsis». Aristóteles definía la catarsis como la facultad de encontrar la redención de nuestros pecados a través de las sucias acciones y eventuales castigos que sufrían los personajes de una tragedia, permitiendo que ellos pagaran en lugar de uno. De ese modo, a través del ejemplo de los personajes de una obra, cuyo destino los lleva a un fatídico final, nosotros en la seguridad de una platea podemos entender qué es lo que no debemos hacer si nos encontramos en una situación semejante en la vida real.
Personalmente creo que esa catarsis que nos permite liberar ese oculto lado b que todos llevamos dentro es un valor inherente de esta película de Álex de la Iglesia. Esta vez el cineasta español parece haber tirado toda la carne a la parrilla, dando rienda suelta a sus personajes sin el freno de la autocensura. Violenta, sangrienta y absurda, el filme es un ejercicio de ficción histórica en el contexto de un triángulo amoroso igual de absurdo e increíble. El talento de De la Iglesia permite que la inverosimilitud quede escondida, como un fantasma acechando, esperando arruinarnos la película en cualquier momento. Pero eso no ocurre, gracias al arte, actuaciones, música y sobretodo a la sátira.
Pese a ser la primera película que Álex de la Iglesia escribe sin la colaboración de Jorge Guerricaechevarría, el resultado no resta ni suma en calidad técnica ni a construcción de atmósfera. Puede que los diálogos característicos sean escasos, pero el humor «Iglesiano» está y con mucha mas elaborada acción.
La banda sonora incluye no sólo «Balada de la trompeta» de Raphael, sino también el clásico de Francis Cabrel «La quiero a morir», utilizada en una hilarante y delirante secuencia de Payaso Vengativo.
Plagado de referencias cinematográficas, es imposible no pensar en Tarantino, Fellini o Buñuel, o en Hitchcock con sus personajes en peligro en medio de colosales y desconocidos monumentos; o en los planos que Peter Jackson pudo haber registrado en más de una ocasión. De una imaginería digna de un comic de horror, el filme es un festín impredecible que incluye escenas no aptas para estómagos sensibles y que de paso hacen carcajear sobre el criterio del consejo de calificación que le otorga a esta orgía visual la venia a los mismos mayores de 14 años que no pudieron ver la moderada Los juegos del hambre.
En 2010, sin ganar el León de Oro a la mejor película, Balada triste de trompeta se llevó de Venecia el premio a la mejor dirección y al mejor guión. En 2011 fue nominado a 15 premios Goya, pero ganó sólo por maquillaje y efectos especiales. Y es que esta grandiosa y truculenta película puede generar esa perturbadora sensación de que la exageración puede significar menos intelecto… o que si nos gusta es porque estamos enfermos y nos vamos a ir derechito al infierno.
Por Hugo Díaz
Dirección: Álex de la Iglesia
Elenco: Carlos Areces, Antonio de la Torre, Carolina Bang, Santiago Segura, Sancho Gracia
España/Francia, 2010, 107 minutos, mayores de 14 años.