Los zombis en el cine: antes de “The Walking Dead”
Dentro de poco volverá “The Walking Dead”, y mientras regresa la serie, me gustaría revisar un poco el género de zombis del que bebe tanto esta historia. Varios de sus elementos nacieron hace muchos años, décadas inclusive y, de pronto, para quienes la espera les resulta muy larga, podríamos revisar algunas de las historias de zombis más famosas.
Pero, ¿qué es un zombi?. No hay mucho consenso al respecto. Básicamente es un muerto viviente y parece actuar en modo automático, sin voluntad propia. A veces está siendo controlado por alguien, otras veces sólo lo motiva un deseo animal de alimentarse. En ocasiones luce como un cadáver resucitado, en otras como una víctima de la droga Cocodrilo. En “The Serpent and The Rainbow” (1988, Wes Craven) parece como si hubiesen pasado mucho tiempo sin tomar sol. En las pelis de Lucio Fulci pareciera como si estuviesen a punto de descascararse. Su voluntad y aspecto no es lo único en lo que difieren. A veces se alimentan de cerebros, otras se comen al humano enterito. Hay ocasiones en que ni comen, sólo son instrumentos de la voluntad del brujo vudú que los reanimó. Su origen también es variable, pues podrían proceder de la magia vudú, la radioactividad, una maldición, una epidemia, o las canciones de Michael Jackson.
Podría decirse mucho acerca de los zombis.
Con un indiscutible tercer lugar en el panteón de los monstruos de la cultura popular (detrás de vampiros y hombres lobo), los muertos vivientes han poblado el imaginario cultural en libros, teatro, cómics, videojuegos y, por supuesto, películas. Si deseas, puedes escuchar aquí nuestro podcast sobre ellos.
Si deseas ver historias de zombis que te ayuden a entender mejor lo que el fenómeno de “The Walking Dead” significa, podemos recomendarte algunas obras consideradas indispensables:
Hace mucho tiempo, nacía “White Zombie” (1932) de Victor Halperin. Acá los zombis son todavía producto de la magia vudú y sus voluntades son el instrumento de una mente diabólica. Este será el tópico desarrollado por bastante tiempo. Le sucedieron algunas películas que seguían tratando el tema como una amenaza local, cuya existencia era explicada por medio de lo sobrenatural. “White Zombie” es una película que presenta a los zombis como esclavos y, tal como señala Diego Curubeto en su libro “Cine bizarro“, esta tradición “convierte al zombi en el más proletario de los mitos del género fantástico”.
1943 fue el año en que el talentoso Jacques Tourneur dirigía “I Walked with a Zombie” título impuesto por la RKO y que Tourneur nunca aceptaría: “mi película más hermosa, y lleva ese título” diría el realizador. Nuevamente la historia se desarrolla en las islas del vudú. La enfermera Betsy Connell viaja hasta a las Antillas a cuidar a Jessica Holland, quien padece de una parálisis mental producto de una extraña fiebre. La cura puede lograrse por medio de una ceremonia vudú. Las escenas nocturnas filmadas con unos bellos travelling laterales logran imprimir un mundo de ensueño y pesadilla, el vuelo visual de esta película no tiene parangón. Ojo que se filmó en doce días. Un clásico.
En “The Plague of the Zombies” (1966) de John Gilling, producida por la mítica Hammer Films, jóvenes trabajadores mueren en extrañas circunstancias en el pequeño pueblo de Cornwall. Los británicos decidieron hacer una película más cercana a la tradición de “White Zombie” en una trama que mezcla el vudú y la magia negra. Gran atmósfera logra imprimir Gilling en una película que aún no pierde su encanto.
Sin embargo, todo esto no tenía mucho sentido si los zombis se ubicaban en un radio de acción más amplio, como todo Estados Unidos o el resto del mundo. En “Night of the Living Dead” (1968) George A. Romero fue probablemente uno de los primeros en desarrollar este tópico. Acá los zombis simplemente son muertos que se levantaron. Lo importante de esta película es que trazó una serie de temas nuevos que se siguen desarrollando hoy en día, como en “The Walking Dead”. Por vez primera, la amenaza, más que los zombis mismos, es la caída de la civilización como la conocemos y la corrupción moral que sufren algunos humanos en semejante distopía, Como pueden ver en este artículo de “Night of the Living Dead”.
“Dawn of the Dead” (1978), también de George A. Romero, continuaba la película 10 años después. Tal y como su antecesora (y la serie “The Walking Dead”), la causa de que los finados hayan salido a dar una vuelta a comer humanos no es importante, sino los subtextos sociales, que si en la primera película eran importantes acá lo son mucho más. Acá hay una metáfora respecto al consumismo, pues gran parte de la acción transcurre en un centro comercial. Una crítica social que no fue muy desarrollada en los años venideros, posiblemente porque Romero fue uno de los pocos en ver el potencial de este género. Actualmente, si bien existen películas que cuestionan los enclenques valores que dan forma a nuestra sociedad, prefieren enfocarse más en el chocolate y la mordida. Pero bueno, la culpa, en este caso, es más del chancho que el que da el afrecho.
Aquí la pueden ver completa (en inglés)
“Zombie 2” (o “Zombie”, “Zombie Flesh Eaters” o “Nueva York bajo el terror de los zombi”) de Lucio Fulci (1979) volvió a algunos tópicos originales del género, como reconvertir a los zombis en una amenaza local de vuelta a la isla del vudú, transformándose en una película ícono del cine gore. La película significó una pelea entre Dario Argento (productor de la película de Romero) y Fulci, con juicio incluido por aprovecharse del estreno de “Dawn of the Dead” que en Europa se llamo simplemente “Zombie”. La película de Fulci no guarda ninguna relación con esta última. En el juicio, Fulci llevó una lista con las películas que tenían la palabra zombie en su título, señalando que estos no eran propiedad de Argento. Dejando de lado el pleito “Zombie 2”, la película es entretención en estado puro, gore extremo con una de las secuencias más bizarras de la historia de este sub-género: el tiburón peleando con un zombi. Simplemente magnífico.
Luego de “Zombie 2”, Fulci realizó varias películas con la temática zombi por las que ha sido recordado. Estas películas se transforman en extrañas obras alejadas completamente de la lógica narrativa tradicional. Atmosféricamente perversas, Fulci nos dejará para siempre “Pánico en la ciudad de los muertos vivientes” (1980) y “The Beyond” (1981), ésta última considerada su obra maestra, de la cual nunca más pudo igualar la imaginería. Fulci regresa a los muertos vivientes con la indecente “Zombie 3” (1988), película que el romano no reconocerá como suya y que terminó siendo filmada por el poco competente Claudio Fragasso (“Troll 2”).
Los italianos hicieron de los zombis su propiedad. Otras de las películas que se pueden tener en consideración son “La invasión de los zombies atómicos” (“Nightmare City”, 1980) de Umberto Lenzi y “Apocalipsis caníbal” (“Hell of the Living Dead”, 1980) de Bruno Mattei.
El director español Jorge Grau dirigió en Inglaterra “No profanar el sueño de los muertos” (“Let Sleeping Corpses Lie”, 1974), una atractiva variante de los zombis. La película toma como referente “Night of the Living Dead” de Romero y lo interesante es que Grau logra alejarse y construir una película independiente: Una máquina del gobierno para el control de plagas transforma la campiña inglesa en un campo de sangre y la radiación que provoca levanta a los muertos. Secuencias bien logradas y una dirección sólida hacen de “No profanar el sueño de los muertos” una de las buenas películas del ciclo zombi europeo. Los efectos especiales están a cargo del gran Giannetto De Rossi, habitual en las películas de Fulci.
La popularidad de estos monstruillos propiciaba que siguieran haciéndose películas del género.
En aquel entonces los zombis ya eran un referente absoluto y George Romero una eminencia. Pero como todo producto de cultura masiva, tenía que pasar lo inevitable: Los zombis ya no daban tanto susto. ¿Cómo temerle a un monstruo del que se hacen figuritas, poleras y pijamas alusivos?. En 1983 los zombis se pusieron a bailar en una memorable secuencia del videoclip “Thriller” de John Landis, para la canción homónima de Michael Jackson. Aunque hay que decirlo, el video (para el contexto de la época) seguía conservando lo terrorífico. La pobre novia de Michael buscaba socorro en su tierno novio, para luego advertir que él también era uno de ellos. Claro, a nosotros nos iba a dar mucho más susto la transformación que Michael sufriría por la década del 2000, con un aspecto que hacía que los zombis de Fulci pareciesen galanes de teleserie. Bueno, nunca tanto. Pero nada volvió a ser lo mismo para estos muertos caminantes.
“The Return of the Living Dead” (1985) de Dan O´Bannon mostraba una faceta más cómica de los zombis, pero claro, hay que entender, son los ochenta y a muchos directores les pareció buena idea mezclar terror con comedia adolescente. Lo novedoso de este filme es que es uno de los primeros en dar una explicación científica a estas voraces criaturas. La paranoia de la guerra atómica nos regala una película en la que los mortales gases radioactivos son los responsables de que haya zombis por el barrio. Sinceramente, si fuéramos políticos reaccionarios, nos habríamos replanteado que nuestra nación tuviese material nuclear (¿Se imaginan si tuviésemos un ejército de zombis para Chile? ¡A la mierda la unión de los pueblos hermanos latinoamericanos! ¡A conquistar todo se ha dicho!).
En “The Serpent and the Rainbow” (1988), Wes Craven vuelve a las raíces del zombi vudú y los comedores de carne viva nuevamente son una amenaza local. Sin embargo, “Night of the Living Dead” de Romero tendría su propio remake en 1990, rescatando varios de los tópicos de la saga de este director. De nuevo la amenaza se vuelve global y los peligrosos eran los vivos más que los muertos. Pero la seriedad no llegaría a los noventa. Dirigida por el especialista en efectos especiales y maquillaje Tom Savini, su versión no logra hacerle justicia a la original, un remake innecesario como tantos otros.
“Braindead” (o “Dead Alive”, “Muertos de miedo” o “Tu madre se ha comido a mi perro”, 1992) de Peter Jackson mezclaba gore, sangre, comedia, sangre, zombis y más sangre. Tal como en el virus del SIDA, los zombis son una plaga que en esta ocasión era originada por los monos. En este caso específico el mono-rata de Sumatra (una especie improbable). Esta película fue sumamente importante ya que ahora entrábamos en una nueva era. Atrás quedaba el miedo a la Guerra Nuclear y los cultos vudús. El Cólera, el Hanta, el Ébola o el VIH eran los nuevos monstruos que nos aterrorizaban de noche. De la misma manera en la que la literatura naturalista buscaba explicaciones racionales más que sobrenaturales a los fenómenos, comenzó a volverse moneda corriente que los zombis fueran una enfermedad, una plaga imposible de parar. Definida por el neozelandés como una película Splastick, mezcla de slapstick (comedia física) y splatter (violencia gráfica), Jackson invirtió el tópico de “Night of the Living Dead”. Lo importante ahora era que los zombis no salieran de la casa e infectaran a la tranquila población de Wellington. Lucio Fulci salió indignado de la función de esta película en Sitges, señalando: “no se juega con el género”.
Aquí la pueden ver completa doblada al español:
Uno que se la jugó fue el discípulo de Dario Argento y ex actor de los delirios gore de Fulci, Michele Soavi, quien en 1994 adaptó la novela de Tiziano Sclavi (autor de “Dylan Dog”) “Dellamorte Dellamore” (“Cemetery Man”) y le dio el palo al gato. Su película es un bello poema visual sobre la vida de Francesco Dellamorte (un entonces desconocido Rupert Everett) cuidador de un cementerio en donde los muertos vuelven a la vida. Francesco los debe “matar” y meterlos de nuevo en su sepultura. Decorados fabulosos y un cementerio de ensueño, sumado a la belleza, sensualidad y sexualidad de la bien dotada Anna Falchi. Martin Scorsese habló maravillas de esta película por su toque fresco a un subgénero demasiado manoseado, sobre todo por los italianos.
El auge de las nuevas consolas como PlayStation en los 90, posibilitó una avalancha de juegos en primera persona, de correr, ocultarse y disparar, y los zombis se volvieron los antagonistas ideales. “Zombies Ate my Neighbors” en un principio, y luego “Resident Evil” y “Alone in The Dark” alimentaron la tendencia a que los zombis fueran una epidemia imposible de curar, por lo tanto, hay que dispararles, da lo mismo si los conoces o no, ya están condenados. Todas estas ideas fueron reutilizadas nuevamente por “The Walking Dead”. A estas alturas los zombis siempre tienen hambre, atrás quedaron esos días en los que obedecían a un tirano megalómano y ahora solo buscan vivos para comérselos.
La idea de la epidemia siguió mandando incluso pasados los locos años 90. De hecho, al igual que en “The Walking Dead”, a veces la palabra zombi era tácita y nunca se mencionaba. “28 Days Later” o “Exterminio” (Danny Boyle, 2002) es una cinta inglesa que, aunque nunca se menciona que los humanos infectados sean zombis, arranca de manera muy parecida al cómic y serie “The Walking Dead”, con un protagonista que despierta en un hospital cuando ya quedó la cagadita, y no está al tanto de los acontecimientos. Como en el cine de Romero, acá hay que luchar no sólo contra muertos vivientes o infectados, sino también contra la falta de recursos y los humanos a quienes se les cayó un tornillo luego del apocalipsis zombi, concepto que iba a terminar acuñándose como la columna vertebral de todas las películas del género, que la serie de Kirkman iba a retratar en profundidad. Lo novedoso acá es que los infectados no se arrastran torpe y lentamente como los zombis, sino que están provistos de una rabia asesina y una velocidad atemorizante. Pero claro, nunca se dijo que fueran zombis. Su historia es una síntesis interesante de la trilogía de Romero, es decir, se viven tres momentos claves de “Night of the Living Dead”, “Dawn of the Dead” y “Day of the Dead” (1985).
“Dawn of The Dead” (2004) también era un remake de la cinta setentera de Romero y, por supuesto, aprovechaba lo rentable que el producto se había vuelto en este entonces. “Soy Leyenda” (Francis Lawrence, 2007), tampoco aclara mucho si se trata de vampiros o zombis o alguna otra cosita, pero no hay ninguna duda de que explotaba el género iniciado con George Romero, pues la cultura popular le había abierto las puertas a los occisos. Además, Romero tomó como base la novela de Richard Mathenson “I Am Legend” para “Night of the living dead”, así como parte de la estética de “The Last Man on Earth” (1964) de Ubaldo Ragona, la cual cuenta con un atormentado Vincent Price como el último hombre sobre la tierra y es, hasta el momento, la adaptación más fiel de la novela.
Y claro, la comedia no podía dejar de estar presente. La parodia “Shaun of the Dead” se estrenaba el mismo año que “Dawn of the Dead” y un lustro más tarde, en “Zombieland” (2009), de Ruben Fleischer, se atribuye a la enfermedad de las Vacas Locas el que la gente tenga tanta rabia y hambre, justo como en “28 Days Later”. Acá la idea de la sobrevivencia y el compañerismo en medio de un apocalipsis Zombi sigue siendo desarrollada, en un contexto de humor negro y bizarro en el que incluso muere Bill Murray (No se muere de verdad, no se asuste).
Y así, un poquito de por aquí, un poquito de por allá, reciclando elementos y añadiendo algunos nuevos como la continuidad serial, el año 2003 (un año después de “28 Days Later”) fue publicado el comic “The Walking Dead”. El éxito del cómic no tardó en ser adaptado a la TV en la serie que partió el año 2010, y ambos hasta la fecha siguen emitiéndose. La serie va por su cuarta temporada, la que había sido sometida al acostumbrado receso, para volver este 9 de febrero. Seguirán las historias de zombies. “Warm Bodies” o “Mi Novio es un Zombie” (2013) lleva al género por derroteros un tanto estrafalarios, pero dejando en claro que estaba reutilizando conceptos incluso de “The Walking Dead”. Aunque no todo está perdido para los zombis clásicos. En la tercera temporada de “American Horror Story”, denominada Coven, se desarrolla el tema del vudú y, en un par de episodios, aparecen de invitados muertos reanimados por esta simpática magia.
Y Chile no podía quedar atrás, en realidad sí, ya que “Videoclub” de Pablo Illanes es un bodrio infumable. Continuemos.
Por ahora, sólo es cosa de que a un directorcillo talentoso se le ocurra abandonar la idea de la epidemia y mandarse su historia vintage. De momento, la epidemia es lo que la lleva (lo último en blockbuster zombi nos llegó en la forma de “Guerra mundial Z” de Marc Forster, 2013). Y seguirán saliendo más películas sobre estos muertos vivientes cuyo origen todavía es un misterio en la serie “The Walking Dead”. Si fue una epidemia, un castigo divino, un yogurt en mal estado, puede que lo sepamos alguna vez. No pronto, porque ni en el cómic lo han explicado. Pero puede que algún día lo sepamos.
Por ©Felipe Tapia y ©José Miguel Ortega, dos críticos que escriben tan bien como huelen y visten. Juzgue usted mismo.
2 Comments
The Walking Dead es una gran película de terror. HORRIBLE …. Awasom
Si bien nunca me gustaron los zombies, The Walking Dead hizo que me enamorara de ellos, lo hacen increíble ya que es una excelente producción, me encanta 😉