Crítica del live action “La sirenita”: un recorrido por lo clásico, las nuevas generaciones y las maravillas del crecer
“¿Qué tengo aquí? Qué lindo es” es una de las partes de la canción tan emblemática de “La sirenita” titulada “Parte de él” y es extrañamente, y maravillosamente, lo que sentí al ver este nuevo live action de una de las entregas que, al igual que para muchas personas, fue su versión original una de mis favoritas en mi infancia.
“La sirenita” dirigida por Rob Marshall y protagonizada por Halle Bailey como “Ariel”, es una de las entregas más esperada de los últimos años, todo debido a la gran polémica que se creó en un principio con la selección de su cast (motivo que hasta a mí me tuvo molesta en un principio). Sin embargo, puedo decir que Disney me ha tapado la boca, no solo por mostrarme que se puede mantener la esencia de una cinta sin ser idéntica a la versión en la que está basada (tal vez no se debería del todo decir remake o podríamos decir que existe una mutación de estos), sino que también por mostrarme que un personaje no es su piel, ni netamente sus rasgos y adoro decir, que me hubiera encantado cuando niña poder decir que “todas podemos ser la sirenita”.
No entraré en detalles sobre de qué trata esta película, porque es un clásico y tengo muchísimo que decir, pero sí partiré desde lo más importante para mí: Halle es Ariel. Puedo decir que destaca con una actuación que refleja fielmente la dulzura y curiosidad de Ariel. En todo momento fue ella y eso es algo mágico, y un verdadero logro actoral. Ella demuestra quién en realidad es Ariel; una niña, a pesar de que aquí la podemos apreciar más como una joven adolescente; lo demuestra en su rebeldía, su forma de ver la “realidad” y su inmadurez en algunas cosas. Además de su increíble actuación, cabe destacar que es una gran interprete; no solo canta precioso con una voz angelical, sino que le agregó de su cosecha dándole ese realismo que solo vemos en los musicales, que parece ser un poco exagerado pero que sin duda es WOW.
Bajo el mar
A pesar de que me encantaron los efectos especiales de la película, debo decir que hubo dos grandes detalles que me incomodaron un poco:
El castillo del rey Tritón: Si bien, no me especializo en diseño, creo que el castillo no fue tan estético como pudo serlo. De hecho, en la versión animada también es “de coral” y se veía precioso. Creo que le faltó un poco de cariño allí.
Flounder…¿qué te hicieron?: Siento que perdió toda su ternura, tanto por lo tierno que era físicamente como con su rol en la apuesta. Era lejos de esos personajes con los que te encariñabas al punto de que, cuando lo veías como un pez adulto en “La sirenita ll” y con su pequeño hijo, quedabas embobad@.
Sorpresas encantadoras
Por otra parte, sí debo decir que hay cosas que me encantaron de esta propuesta. En primer lugar, a pesar de que considero que no se logró cumplir con quitar el tema del “amor romántico” de la entrega, sí se profundiza en la relación que va construyendo Ariel con el príncipe Erick. Ya no solo vemos un amor a primera “voz”, sino que existe una conexión mucho más allá, como por ejemplo su fascinación por aprender del mundo del otro, sus almas aventureras y hasta, su rebeldía.
Curiosamente, sentí que en esta versión se lleva la película Sebastián, a pesar de que no es tan “estético” porque se asemeja a un cangrejo real, recalcan más que nunca su chispa. La aprovechan al máximo, siendo desde el niñero de Ariel, hasta su hada madrina de alguna manera, tratando incansablemente de que cumpla su objetivo y entendiendo que es la búsqueda de su felicidad. También, me fue el personaje más chistoso, me reí más que con la versión original.
Qué Villana
Hay que decirlo, es una de las actuaciones más icónicas de Melissa McCarthy, quien en esta oportunidad interpretó a Úrsula, la malvada bruja del mar. Fue espectacular y un gusto verla en escena, donde se apreció un estudio minucioso de su personaje y que se nota que le encantó interpretar. Debo decir, que de todos los live actions es la villana que más conforme me ha dejado.
También, hay que destacar la actuación de Jessica Alexander como “Vanessa”, la versión “humana” de Úrsula. Fue totalmente visceral, divertida, coqueta y malvada.
¿Y el príncipe?
Hemos visto desde ya algunos live actions de Disney que se le intenta dar más protagonismo a los pretendientes de las “princesas”, agregándoles canciones nuevas. Este es el mismo caso de Jonah Hauer-King, el príncipe Erick, quien tiene su propia canción y no solo eso, te conquista con su interpretación. Mi gran pero, no es con él…es con lo siguiente: ¿Por qué todavía nos es tan complejo agregar a un live action a un príncipe que no sea de ojos claros y caucásico? ¿Acaso no todos los niños pueden ser príncipes? Es mi única crítica y que espero que pronto Disney me sorprenda con algún cambio de este tipo.
Finalmente, puedo decir que “La sirenita” es maravillosa, tan hermosa y mágica como su versión animada, al punto de que grandes y chicos pueden disfrutarla con sus clásicas canciones, otras nuevas y lo más hermoso de todo, con más de una enseñanza valiosa para muchos.