Crítica de cine: “El Vacío”

 Crítica de cine: “El Vacío”

Nuestros protagonistas no tienen nombre. Los llamaremos Él y Ella. Él (Francisco Reyes) es un hombre maduro, cineasta a la baja quien muchos años atrás logró un gran éxito de taquilla el cual nunca más pudo repetir. Si bien vive cómodamente en el barrio alto de la capital, sus ingresos son escasos y pronto tendrá que dejar el lugar donde vive. Por su parte, ella (Javiera Díaz de Valdéz) es considerablemente menor que él, separada y vive con su hija. Podemos ver todos sus momentos felices y sus ilusiones, pero también su descontento y hastío.

Estamos al frente de lo que puede ocurrir a cualquier pareja del planeta. La diferencia está en como se cuenta la historia. Pueden existir perspectivas violentas, otras de absoluta tolerancia y resignación y otras que pueden llegar a ser un mar de lágrimas. En “El Vacío” la perspectiva está posicionada por parte de él, con una mesura, autocontrol y resignación que muchas veces llegan a ser pasmosas y desconcertantes. Por tanto, sabemos lo que piensa él, pero no sabemos lo que piensa ella. Ella se define y retrata en sus textos y comportamientos. El espectador lee a ella, el espectador logra conocer a él.

En la narración, se menciona que él había tenido un gigante éxito hace 27 años atrás. En la vida real, lo podemos comparar con el éxito que tuvo Gustavo Graef Marino, director del largometraje, quien al momento de realizar la película, tenía aproximadamente esos años de diferencia con su éxito “Johnny 100 pesos” de 1993. Entre ese año y el 2017, Graef Marino estuvo filmando películas en Estados Unidos, y no tuvo otro éxito como aquel. Inspiradora experiencia personal para acomodar al personaje, pero desconozco su vida sentimental como para continuar haciendo comparaciones.

Son pocos los personajes de la cinta, siendo un reparto bastante corto. Él vive con su hijo quien pronto se va a vivir a Alemania. La hija de ella tiene más protagonismo siendo un elemento antagónico a la tranquilidad y felicidad de la pareja, aunque no es determinante en la resolución del conflicto. Sin embargo, plantea una realidad de los adolescentes al vivir encasillados en su teléfono celular y grabando videos de dudosa calidad que se ofrece a centenares de internautas sin rostros dispuestos a consumir cualquier tipo de contenido. Esa disociación con la realidad está muy bien planteada, ya que ella hace esfuerzos para que su hija sea un poco más “normal” (aunque a muchos no les guste esa palabra).

La película destaca más técnicamente que por guion. Está narrada no en forma lineal, sino que tiene varios saltos temporales que en alguna ocasión el espectador se puede sentir confundido, pero a la larga logra contarse bien. Filmada prácticamente dentro de espacios cerrados salvo algunas tomas en el exterior, sobre todo escenas en la playa, la fotografía juega un papel importante en la misma, destacando por su luz y posicionamiento de la cámara, salvo en una o dos tomas. La música incidental funciona bien, y, en general, la película está muy bien realizada.

Quizás lo que queda al debe es la actuación de Díaz de Valdéz, quien no logra llenar la pantalla en sus apariciones, siendo que tenía de sobra para haber brillado con luz propia. Le falta seguridad, por lo que no logra traspasar al espectador sus emociones, incluso cuando son de real ira. Reyes realiza un buen papel.

Si bien “El Vacío” no marca el “regreso” de Gustavo Graef Marino (su último filme fue en el 2017), sí nos sorprende con una película que quiere salir de la ficción y lograr meterse en la parte más humana, drama al fin y al cabo, pero que es lo más parecido posible a la realidad, esa que miles de personas han vivido, conocen de cerca, o quizás estén por vivir.

Escrito por: ©Daniel Bernal

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