Agua para elefantes.
En la primera mitad del siglo pasado, durante los años de la gran depresión, Jacob Jankowski —Robert Pattinson, Crepúsculo— sufre una terrible pérdida familiar. Desolado y sin dinero, abandona sus estudios de veterinaria y decide buscar una nueva vida. Sin imaginárselo, termina atendiendo animales en un circo itinerante. En ese extraño mundo, conoce al dueño, August Rosenblauth —Christoph Waltz, Bastardos sin gloria—, quien mantiene una estricta relación con sus trabajadores, la que incluye a su esposa Marlena —Reese Witherspoon, Johnny & June-Pasión y Locura—. Pronto, la amistad entre Jacob y Marlena, así como la llegada de la elefanta Rosie al circo, revolucionará la vida de todos, despertando el monstruo oculto en el amable rostro de August.
Agua para elefantes está basado en la tercera novela homónima de la escritora canadiense-estadounidense Sara Gruen.
La película está dirigida por Francis Lawrence, conocido por Constantine (2005) y Soy leyenda (2007) y el guión corresponde a Richard LaGravenese, responsable de tremendas historias románticas, tales como Los puentes de Madison (1995) y la más reciente Postdata: Te quiero (2007). La razón por la que importa señalar tanto currículo tiene directa relación con el principal problema que se encuentra en la película y que salta de la pantalla en cuanto empieza la historia.
Es inevitable que el prejuicio cinéfilo ataque en mala, aún sin saber las credenciales de los realizadores. A poco andar, el espectador podrá advertir que la narrativa impecable, la fotografía perfecta y las actuaciones, repentinamente, chocan contra…la narrativa impecable, la fotografía perfecta y las actuaciones. En otras palabras, se puede percibir que en este partido hay jugadores de primera y segunda división revueltos, camuflados y que sus jugadas serán las que finalmente van a delatarlos.
Vamos al detalle para ejemplificar y que no se quede nada en el tintero: Tal como en la novela (lo cual es raro en el Hollywood de hoy, ya que se suele cambiar muchísimo de la fuente original y acá no es el caso) la historia parte con un Jacob muy anciano, quien necesita de un personaje muy joven que se interese por escuchar la historia de su vida. “¿Esta lista para regresar al Titanic?” es lo primero que se nos viene a la memoria. Lo predecible va a estar a la vuelta de la esquina y nos va a molestar como un piedra en el zapato. Aunque siempre va a existir la posibilidad de quitarlo.
Flashback, años treinta, el mismo vampiro de Crepúsculo lleva la historia. Lamentablemente, no es posible discernir un cambio en el registro de Robert Pattinson. Su actuación es plana, aún no apaga el piloto automático. Una pena, porque en algunas escenas más adelante se va a encontrar con dos ganadores del Oscar en los roles principales y el desequilibrio se va a notar: Por un lado Christoph Waltz, el nazi sicópata de Bastardos sin gloria, quien se repite un poco el plato interpretando a otro sicópata, pero salvándose por un pelo del estereotipo gracias a su matiz; y por otro lado a la cada vez más brillante Reese Witherspoon, la doncella no-tan-doncella en peligro.
El resultado es un triángulo amoroso donde no puede haber química. Sin embargo, el intento porque lo haya se agradece. Waltz y Witherspoon, asi como la mayoría del elenco, están en un gran nivel. También la factura técnica, la dirección de arte e incluso la música. ¿Recuerdan la piedra en el zapato? Los realizadores intentan sacarlo gracias a recursos inesperados. No lo consiguen, pero el material original nos provee de excelentes escenas y un emocionante desenlace que no puede dejar indiferente.
Hay que aclarar que Agua para elefantes es un melodrama disfrazado, por ello, los personajes tienden a ser estereotipados y el drama surge más de la historia que de los personajes. Ésa es la difícil tarea que los cineastas siempre intentan realizar: ser capaces de dar profundidad donde no la hubiere, de generar dimensiones a los personajes para enriquecer la trama, etc.
En el caso de Agua para elefantes esta tarea queda un poco a medias. La narrativa igual termina siendo presentada de manera obvia, donde estos pequeños-grandes desequilibrios le dan a la historia un inevitable tinte tele-novelesco. Si a August le pusiéramos un fino bigote en la cara para que pudiera enrularlo con sus dedos mientras exclama “qué malo soy”, sería lo necesario para sentenciar a esta película al olvido. Sin embargo, para eso están los jugadores de primera división, para evitar que a los de segunda se le pasen los goles.
Pese a ser candidata a la intrascendencia, Agua para elefantes es un filme recomendable si el respetable está dispuesto a darle una mano con su complicidad. La historia es entretenida al presentar una estrafalario mundo circense y, en ciertos momentos, es también emocionante, gracias al modo coherente y cercano con el que contextualiza el tema del maltrato animal y la búsqueda de la identidad.
Agua para elefantes (Water for Elephants)
EE.UU. / 2011.
Dirección: Francis Lawrence
Guión: Richard LaGravenese, basado en la novela de Sara Gruen
Elenco: Reese Witherspoon, Robert Pattinson, Christoph Waltz.
20th Century Fox, 122 minutos, mayores de 14 años.
Por Hugo Díaz.