Actividad Paranormal 0, El Origen: realmente aburrida.

Realmente me intrigan estas iniciativas cinematográficas que buscan recrear una sensación de realismo a través del falso formato casero. La estrategia es tan obvia que suscita de todo menos credibilidad. Cuando una superproducción comercial intenta aparentar que es rústica y espontánea, me da la misma sensación que la feria artesanal de Vitacura con chozas de paja, los restaurantes de comida rápida vendiendo comida “casera”, el bar de René y su falso ambiente rockero con pipí y humo, o el presidente vestido de mapuche. Es que no encaja. Y eso mismo pasa con la precuela llamada Actividad Paranormal 0: El Origen, del director y guionista Toshikazu Nagae. El título original es Paranormal Activity 2: Tokyo night, pues comienza cuando ha terminado la primera historia.

La película narra la vida de dos hermanos japoneses, Koichi  y Haruka, que pasan unos días juntos, ya que la hermana tiene las piernas rotas por un accidente sufrido en Estados Unidos. Koichi, convenientemente para la trama, tiene un montón de cámaras, las cuales puede dejar prendidas todo el día y toda la noche, con lo cual podemos inferir que el fantasma es un tipo muy vanidoso, pues no va a espantar a personas sin cámara. O quizás en vida era de estos tipos que aparecen por detrás haciendo gracias en las noticias cuando el periodista reportea. Bueno, la cosa es que ambos hermanos empiezan a notar cosas extrañas en la casa, sillas que se mueven, pasos, etc.

Poco a poco comienzan a darse cuenta de que un espíritu nada bienintencionado está acechándolos, y no pueden sentirse seguros ni en su propia casa. Sumando dos y dos descubren que el espíritu es una entidad maligna que también fue responsable de matar a las personas que causaron el accidente de Haruka. Lo cual me lleva a pensar: Que sea un espíritu, está bien, que trate de matarlos, está bien, pero ¿Por qué molestarse en mover sillas y romper vasos los primeros días? ¿No podría haberlos matado y ya? O a lo mejor sabía que los estaban filmando, y vio acá la oportunidad de su vida para una carrera como fantasma de película de terror.

La entidad incorpórea recurre a todos los recursos con los que cuenta todo fantasma que se respete: mueve objetos, cierra puertas, quiebra vasos, te jala mientras duermes, y camina de tal manera que sus pasos sean aterradores. Uno podría hasta pensar que el señor fantasma, antes de comenzar a ejercer de espantador profesional, se pegó una maratón con lo mejor del cine de casas embrujadas y exorcismo para documentarse, porque no es cosa de llegar y ponerse a hacer travesuras porque sí, hay un protocolo a seguir que todo espíritu debe conocer.

La premisa “La realidad supera a la ficción” no se cumple ni en esta ni en ninguna de las películas de este género, como me pasó con The Blair Witch Project. Resulta inverosímil que alguien se ponga a filmar cuando están en peligro de muerte, o cuando un monstruo te persigue, o cuando discutes con alguien. No sé ustedes, pero a mí no me interesa ir al cine a ver realidad. Yo quiero ver ficción. No me interesa ver a un tipo decir que el pescado a la olla le quedó muy rico, o que el papá va a tardar mucho en volver de su viaje de negocios. Intentar ser cotidiano en una situación que no lo es, solo empeora las cosas.  La cotidianeidad forzada y artificial que busca este filme no hace sino aburrirnos con una narrativa sosa y lenta, con personajes conversando en una mesa y hablando banalidades que solo a un fanático de los realities podría interesarle. La oscuridad, la lentitud, la quietud, no generan un ambiente realista ni tenebroso, sino tedioso.  La película no asustaría ni a al pato Wade de La Granja de Garfield.

Además, me parece una pésima idea tratar de asustar mostrando gente asustada. ¿Quién habrá pensado que eso es efectivo? Deberían despedir al de la idea. No hay peor publicidad que los comerciales de todas las películas de esta saga, donde te muestran a gente gritando, como si te intentaran decir: “Mira, comprobado: Sí asusta”. Y ver a estos dos hermanos chillando o perdiendo la compostura y dignidad porque una puerta se cerró (Con una actuación bastante mediocre) no me mueve de mi asiento ni un milímetro.

Otra cosa que contribuye a la poca verosimilitud de la película es que todos los personajes parecen aceptar de buenas a primeras que la casa está poseída. En una escena los hermanos son visitados por un trío de prescindibles personajes cuyo mérito en el filme fue haber alargado cinco minutos más la historia, y uno de ellos reconoce que puede ver fantasmas, y lo dice y lo toman como si hubiese dicho que puede recitar el padrenuestro con flatos. Y por si aún anduviésemos cortos de falsedad, cuando ya resulta evidente que hay un espíritu maligno que quiere dañarlos, cuando la hermana es atacada y mordida por la abominación, los hermanos toman la resolución de…¡Irse a dormir de nuevo! Claro, eso definitivamente hará que el fantasma los deje en paz.

No me queda nada más que decir. La película será estrenada en Chile el 17 de mayo. Esta clase de películas solo puede convencer a los que de verdad creían que La Roca y Triple H se odiaban en la lucha libre de los 90, o los que juran de guata que los realities no están pauteados. Aunque, pensándolo bien, si usted tiene ganas de recuperar sueño atrasado, también le recomiendo esta película.

© Por Felipe Tapia, el crítico más lindo de todos según su mamá.

 

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