2º parte especial a Clint Eastwood: “Gran Torino”, El anti-héroe olvidado
Walt Kowalski (Clint Eastwood), es un polaco-americano veterano de la guerra de Korea que aún resiente el fallecimiento de su esposa tras 50 años de matrimonio. Vive solo junto a su perra Daisy en un barrio de la ciudad industrial de Detroit, que lentamente está siendo tomada por inmigrantes y pandillas Hmong. Sus hijos en un intento por retirarlo del aislamiento, torpemente intentan convencerlo de que se vaya a una casa de retiro, y el joven e inexperto padre Janovich (Christopher Carley), párroco de la comunidad, majaderamente lo visita con el fin de que retome su abandonada vida espiritual. Pero Walt está dolido, con el mundo, con sus hijos y con Dios.
Un día, Thao (Bee Vang) uno de los vecinos, irrumpe en su casa con la intención de robarse su Ford Gran Torino, presionado por una iniciación impuesta por su primo “Spider” líder de una pandilla que lo quiere reclutar. Tras el fracaso, Thao es públicamente atacado, por lo que Walt sale en su defensa. Desde ese momento la comunidad Hmong lo empieza a respetar y a través de Sue (Ahney Her) la hermana de Thao, Walt es presentado dentro de la comunidad. La relación entre Walt y Sue se transforma en una sincera amistad. La relación entre Walt y Thao comienza a desarrollarse en un camino de respeto y enseñanza mutua. Sin embargo, el enfrentamiento con la pandilla desencadenará violentas consecuencias que afectarán la vida de todos en la comunidad.
Con especial melancolía, Eastwood retoma con fuerza la clásica figura del antihéroe, presentándonos a un personaje detestable, gruñón y racista, desarrollándole un arco hermoso de amistad y redención. La tensión siempre presente es exitosamente mantenida, al principio, gracias al choque cultural entre los personajes a través de historias mínimas, y después, por la básica lucha entre el bien y el mal con la violencia recargada del cine de Eastwood.
“Gran Torino” es una película que refleja, al igual que la figura de “Harry el sucio”, la verdadera naturaleza del antihéroe personificado eternamente por Clint Eastwood. Su historia pasada incluye la muerte de una gran mujer, tal como el personaje de William Munny en el western “Los imperdonables” (1992) y la forma en como esta pérdida moldea su personalidad. La gracia de Eastwood en “Gran Torino”, es cómo se nos permite una vez más descubrir temáticas sociales ocultas, basándonos en historias clásicas y personajes arquetípicos.
Quizás la única cojera que pueda presentar la película, sea una cierta exageración, que se nos hace evidente sólo por el contexto moderno en el que está situado. Si fuera otro de sus westerns, la observación pasaría de largo, pero ya que nos situamos en un ambiente del siglo XXI, el choque cultural se vuelve algo más colorido de lo que pretende ser descrito. De todas maneras, la historia de fondo, con todos sus matices nunca eclipsa ante cualquier elemento de forma, la que destaca principalmente por su sencillez. Eastwood decidió acertadamente, por ejemplo, utilizar actores Hmong amateur dentro de su elenco, como una forma de darle verosimilitud. El aire documental omnipresente contribuye de ese modo a la identificación y empatía que sobrecoge al espectador y lo contagia de melancolía a medida que avanzan los trágicos acontecimientos.
Pero pese a lo adverso que puedan llegar a ser las historias de Eastwood, y “Gran Torino” no es la excepción, es que el sentido de humanidad, así como el del humor, nunca están del todo ausentes. Eastwood no sólo sabe dónde poner la cámara, sino también sabe qué matices y silencios son necesarios para esbozar una sonrisa o incitar una lágrima. En eso el hombre es casi objetivo. Habla desde el corazón, pero sin rodeos. Por eso en cualquiera de sus películas uno se identifica hasta con el conserje extra que barre el piso del pasillo del fondo.
A principios de 2009, “Gran Torino” fue completamente ignorada por la Academia estadounidense que no la nominó a ningún premio Oscar. Misma suerte corrió con la prensa extranjera acreditada en Hollywood, responsable de los Golden Globes, quienes sólo la nominaron a mejor canción. Sin embargo, la película tuvo el honor de obtener más de 20 premios internacionales, incluyendo el César de la industria francesa como mejor película extranjera.
Y quizás como un oportuno símbolo de redención ante tanta indiferencia, el American Film Institute (AFI) la eligió como una de las diez películas del año, describiéndola como un hito en la carrera de Eastwood, destacando que «”Walt Kowalski” refleja una más complicada definición de lo que significa ser un héroe en el mundo de hoy. Ver a una leyenda personificar una era y triunfar con tal brillo cómico, trágico y cinematográfico, es una emoción que las audiencias recordarán largamente como testigos de la historia del cine».
©Por Hugo Díaz
Dirección: Clint Eastwood
Guión: Nick Schenk
Elenco: Clint Eastwood, Bee Vang, Ahney Her, Christopher Carley, Geraldine Hughes, Brian Haley
EEUU, Alemania, 2008, 116 minutos