“Un hombre solo”: comentario de cine

Un Hombre Solo: una historia sobre un proceso de sanación emocional.

El género gay está presente en la mayoría de las formas de arte actuales: literatura, cine, cómics, todos tiene su correspondiente subgénero gay, y hay categorías de premios para la mejor película gay, mejor cómic gay o libro gay. En esta era donde todos aspiran a ser políticamente correctos, estas obras han ganado popularidad rápidamente, y se ha producido material de disímil calidad, cual de si cualquier otro subgénero se tratase. El problema con este tipo de producciones, y con la mayoría de los subgéneros, es que la calidad muchas veces deja de ser algo importante, pues a menudo lo gay se torna el tema principal, y la historia es relegada a un plano secundario.

Deténgase, no me crucifique por homofóbico aún. Siga leyendo. Solo digo que podemos ser prejuiciosos en ambos sentidos, negativamente y positivamente. Y hay que reconocer que películas como “Get Real” presentan una historia endeble, que termina sustentándose solo por la naturaleza del género, y afirmar que no te gusta equivale a delatarte como intolerante. Afortunadamente, no podemos generalizar. “Un Hombre Solo”, del director Tom Ford, es una película que podría ser enmarcada en este subgénero, pero el desarrollo de la trama trasciende a éste, y nos cuenta una historia de superación del amor perdido, de disfrutar con las cosas simples de la vida, y cómo vivir cuando sentimos que no tenemos a nadie que nos acompañe. Lo importante es la profundidad de la historia, y un protagonista tan profundo que se aleja de la unidimensionalidad o imágenes estereotipadas que son comunes en el género.

El título es la traducción de “A Single Man”, que podría traducirse como “Un Hombre Solo” o “Un Hombre Soltero”, pues los gays no contraen matrimonio (una realidad que está cambiando actualmente). Desafortunadamente el juego de palabras es imposible de trasladar a la lengua castellana (tradutore: traditore, dicen). Y la historia trata precisamente de eso: De un hombre que está solo. Ambientada en los años 60 en Los Angeles y basada en la novela de Christopher Isherwood, esta película retrata muy bien el sufrimiento interior del protagonista, George Falconer, un profesor universitario de lengua que perdió a al amor de su vida, después de 12 años junto a él. Falconer, interpretado eficazmente por Colin Firth, al morir su novio, va perdiendo la esperanza y se va desconectando emocionalmente de todo lo que le rodea: trabajo, amigos, etc. Y considera el suicidio como la salida más adecuada para aliviar su dolor.

Colin Firth y Julianne Moore

La narración nos va transportando a momentos cruciales de la vida de George, como el momento del accidente, la noche en que conoció a su amado, entre otras, y podemos apreciar un excelente trabajo de producción, que supo combinar el dinamismo con la profundidad, demostrándonos que no se necesitan montajes videoclipísticos tipo “24” en donde debe haber acción cada diez segundos para mantener el interés vivo. Y los flashbacks tienen una construcción onírica muy bien lograda, mostrándonos el pasado como una época dorada y casi utópica, que no hace sino contrastar con la cruda y penetrante realidad del presente. Lo mejor de todo es que, dentro de lo dramático y terrible, ésta no es una historia del tipo “el mundo es espantoso, la gente es toda mala, suicidémonos todos”, sino todo lo contrario. Es una historia que anima a seguir adelante, que nos recuerda que no es que estemos solos, no es que no tengamos amigos, solo es que a veces olvidamos que algunos están muy cerca nuestro y no lo notamos. La película grita a cada momento que para ser feliz basta con darse un chapuzón en la playa, comerse algo rico o beberse unas copas de más y bailar una canción en casa de una amiga. Y que puedes hacer feliz a alguien con algo tan banal como regalarle un sacapuntas. Solo eres infeliz si te obligas a ello.

El protagonista es un idealista incorregible que no logra que su actitud quijotesca tenga cabida en una época donde reinan la paranoia e intolerancia, hecho que lo lleva a perder la esperanza en varias ocasiones, la que no tarda en recuperar, justo como nos pasa en la vida real (hablo por mí, lo siento, nunca he estado en la piel de ustedes). Entre los personajes secundarios merece la pena mencionar a Juliane Moore, quien encarna a Charley, la amiga de George, regalándonos algunas de las mejores escenas de la película. Una de éstas tiene lugar cuando George y Charley beben para luego ponerse a bailar, e interpretan una velada donde pasan drásticamente de las confesiones más absurdas, hasta la absoluta mundanidad y luego dar paso a una de las confrontaciones más dramáticas de la película. Una escena tan humana que me hizo sentir atrapado dentro de la pieza con ambos personajes (no me molestaría estar atrapado con Juliane Moore). Otra escena muy potente es la clase que da George Falconer en la universidad donde trabaja. Su discurso en esa escena resume lo que piensa de la vida, lo que está mal en ella, con una pasión que pasa sin pena ni gloria para la mayoría de los alumnos, pero atrae la atención de por lo menos uno. Si por lo menos calamos hondo en una persona, significa que no todo está perdido.

Aún así, la película no es todo perfección, y a mi juicio dista de ser considerada una pieza magistral. Abundan estereotipos como el retrato de la sociedad estadounidense, con ciudadanos temerosos de un ataque nuclear (con refugio antibombas y todo), o estudiantes universitarios que se drogan casi como obligados por la época. También resulta curioso que la mayoría de los personajes homosexuales sean interpretados por actores “bonitos”, seres tópicos de rasgos finos, como el estudiante de George, o el español que conoce en algún momento de la película. Chicas, esos gays de rasgos angelicales son tan reales como las lesbianas de las películas para adultos (Ésas que conozco gracias a que el amigo de un amigo las tiene). Tampoco es que la película sea una caricatura, pero en ocasiones cuesta distinguir entre el retrato y el cliché.

También hay escenas de más. Particularmente ciertos intentos – fallidos- de poner la nota cómica, apelando a un humor facilista poco acorde al tono de la película. Cuando George imagina orinándose en el molesto vecino, un pequeño que lo apuntaba con la pistola de juguete (¿Por qué la molestia? A mí personalmente no me molesta que me apunten con un arma de juguete). La escena en que George está tratando de suicidarse, pero no logra ponerse cómodo, hasta que finalmente es interrumpido, estaba de más. El director debió confiar más en su público, y esperar que esbocemos una sonrisa tan solo al ver bailar torpemente a George, escuchar las quejas de Charley o ver la simpleza del alumno de George.

Pero ignorando sucintos detalles, es una película recomendable que vale la pena ir a ver, y un completo bálsamo o alivio de la avalancha de las películas infantiles y juveniles con la que fuimos bombardeados estas vacaciones de invierno (Que me encantan, pero no tanto como una cartelera variada). Una historia profunda, conmovedora y bien contada. Algo que en estos días no se ve fácilmente.

Les dejo el trailer:

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=zD6CmKRysj4]

Por Felipe Tapia.

 

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3 Comments

  • Conmovedora me pareció esta película. La actuación del protagonista es 100% creíble. Una profundidad y enfoque interesantísimo . Me habría encantado tener un profe de esa categoría. No quiero empañar la película con los accesorios livianos que eligió el director para acompañar esta preciosa trama fundamental de vida… Me gusto mucho

  • Me tinco mucho la pelicula…aparte que Colin Firth es un gran actor…subvalorado a mi juicio, saludos!!

  • Muy buena película, la actuación del protagonista me pareció notable. Si bien existen tramas mejores el director y su elenco logran conmover al espectador. Una película que la mueve las pasiones humanas y la diversidad. Me mantuvo totalmente atenta a pesar del frío en el Normandie… Recomendable!

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