“Merlí”: de la teoría a la práctica

 “Merlí”: de la teoría a la práctica

Cuando me recomendaron ver Merlí, pensé que me encontraría con una serie siútica, en un formato que seria bastante formal y clásico, además de esperar encontrar al típico protagonista filósofo: el pensador que sufre, que se aísla y se deprime optando por el nihilismo al final del camino. Pero cuando empecé a verla, me di cuenta de que la serie tenía muy poco de lo anterior y mucho de cosas bastante más refrescantes que un filósofo atormentado sufriendo por la humanidad.  Me di cuenta de que Merlí es una serie que perfectamente podría ver mi mamá.

La serie de la que hablo es una producción catalana que consta de tres temporadas y que Netflix ofrece dentro de su catalogo; es una serie que comenzó el 2015 y que terminó en enero de este 2018. Su idioma original es el catalán pero la encuentras subtitulada y doblada en español en la misma plataforma.

Ahora, cuales son las claves para que una serie que trata de filosofía atraiga a tanto público y logre construir un público transversal, además de transformarse en un objeto entorno al cual se han comenzado a dar distintas controversias y discusiones sobre el quehacer filosófico y educativo. ¿Qué es lo que tiene? Pues es simple… lo que tiene es sencillez.

La serie logra un rango de alcance amplio por la forma que decide abordar el tema, partiendo por construir un protagonista que lejos de ser el cliché convencional, es más bien un personaje odiable no solo por su forma de mirar al mundo, que es una mirada bastante cabrona y avasalladora así como consta de una construcción básica del “ser hombre” (típico macho alpha, pelo en pecho, esa gatita será mía), sino que además en un ser de acción, es un personajes que lejos de quejarse actúa en su propia realidad para construir el efecto y la realidad por él deseada.

Partiendo de este protagonista – Merli – que a ratos cae mal y dan ganas de pegarle en las bolas, conectas rápidamente con su entorno y quienes deben lidiar con esta persona, los personajes que comienzan a aparecer son los puntos de contraste que te hacen ver las cosas buenas de Merli siendo así el conjunto de situaciones e historias las que van iluminando a su protagonista y no al revés.

La serie además cuenta con un tratamiento bastante fresco en cuanto a nivel audiovisual, equilibrando así estilos clásicos y modernos que hacen que el espectro del público pueda ser variado. Con personajes arquetípicos y estereotípicos que no pueden fallar cuando de humor negro se trata, logra un balance entre tanto drama en las vidas de sus personajes. Pero ¿de qué va la serie?.

La trama trata de un profesor de Filosofía que se ha negado por un tiempo de trabajar en cualquier otra cosa que no sea su profesión, lo que lo ha llevado a ser desalojado de su piso justo en momentos que debe recibir a su hijo adolescente, Bruno, mientras su ex esposa realiza un trabajo fuera del país. Esta situación lo lleva a volver a casa de su madre una actriz excéntrica  que hace que el escenario de la relación padre e hijo sea aún más complicada.

Merlí, interpretado por Francesc Orella, encuentra trabajo en el instituto donde va su hijo y ahí hace de las suyas con su peculiar estilo de enseñanza, que en realidad se resume a hacer filosofía práctica y para eso obliga a que la sala de clases se transforme en otra cosa y que sus alumnos dejen de actuar como ganado y comiencen a usar sus propias neuronas. Con métodos que hacen enojar a mas de un profesor la serie comienza a mostrar todas las mediocridades del sistema educacional, los vicios entre los mismos profesores y como estos subestiman a sus propios alumnos y es por esto que Merlí se vuelve una serie necesaria, más allá del guion que busca explicar el centro del pensamiento de un filosofo por clase/capítulo, lo que destaca a esta serie es la critica al medio, no es exitosa por hablar de filosofía y ya, es porque muestra como el mundo de los adultos deforma y extingue las capacidades de los alumnos para entregarlos muertos a la vida adulta.

Por otra parte la misma idea del filósofo es puesta en tensión por el simple motivo de poner la idea de sabiduría en un protagonista bastante cuestionable y que lejos de ser ese ser virtuoso, serio y sufriente, es un petulante y desagradable como la mayoría de quienes se escudan en la filosofía para ser desagradable con el resto del mundo y esta es una representación mucho más real que un ser perfecto y sensible como al que estamos acostumbrados a pensar.

Es esta misma propuesta de sacudir al filosofo de su investidura de superioridad y todo lo que lo rodea la que la vuelve cercana, empatizas no con uno sino con varios de los personajes, en un solo capitulo puedes cuestionar más de una sola estructura, y esto la serie lo logra gracias a la cercanía con la que propone el tema, por esto mismo pienso que es una serie que puede ver mi mamá y que preferiría que viera antes de que siguiera sufriendo y torturándose con las novelas turcas.

Afortunadamente Merli logró en España y ahora en el resto del mundo hacerse una de las series más comentadas, y aunque no podemos decir que posee un gran guión donde realmente se aprende el núcleo de la filosofía, si cuenta con todos los elementos básicos para introducirte al mundo filosófico y despertar una curiosidad que en efecto ha sido su gran consecuencia, en España y en Cataluña el interés por la filosofía aumentó así como se han dado debates a nivel público sobre esta misma, y no hay nada mejor para una obra o producto cultural que generar una reacción y alterar la cotidianidad de la realidad de sus espectadores de manera real y tangible, Merli por tanto es relevante no solo por lograr sacudir a sus alumnos sino que además a su propia gente.

Finalmente lo interesante del enfoque de esta serie es que sacude la filosofía de los libros y vuelve la teoría en un ejercicio práctico,  no hay nada más noble que el dejar de hablar para empezar hacer, porque de nada nos sirve la filosofía y el pensamiento critico si vamos a dejarnos estar y  hacer nada por intervenir en nuestra propia realidad que es consecuencia de tus actos y omisiones, esa es la lección más grande que Merlí te puede dar.

Por Camila Aguilera

En Instagram y Twitter: @Acitanul

 

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