La imparcialidad del trabajo de Alan Berliner y mi imparcialidad hacia el trabajo de Alan Berliner.
Esta reflexión no pretende ser un análisis exhaustivo sobre la estética del found footage, ni menos apela al crudo desmembramiento que solemos hacer de una obra o un autor cuando analizamos su punto de vista, más bien estas líneas buscan ser una forma de presentación extremadamente parcial sobre el cine de un autor y que a modo de ejercicio intentamos presentar y, ojalá, introducir al colectivo. Sin más preámbulos, el siguiente texto habla sobre las películas de Alan Berliner, un documentalista estadounidense que se especializa en utilizar material encontrado y construir relatos personales sobre temáticas cercanas con una narrativa que más allá de su estructura posee una capacidad de hacer de una historia propia algo universal.
Si analizamos las temáticas que Berliner trata en sus documentales podemos identificar que todas nacen de una motivación muy personal. Generalmente experiencias llevadas al punto de la investigación y la reflexión sobre su propia condición. Bajo esta perspectiva, “Wide Awake” es rápidamente categorizada bajo la etiqueta de documental preformativo, pero, ¿está Berliner hablando de algo más? Tras el análisis de la identidad de un hombre en “Intimate Stranger” se oculta un cuestionamiento general sobre la individualidad humana y su importancia o ingerencia en el mundo. Asimismo, “Nobody’s Business” no es sólo una discusión entre él y su padre, sino que tras esta batalla se esconde su propia lucha contra los modelos de conocimiento establecidos y el modo de operar de un mundo que no entiende y que está comenzando a cuestionar. Si agregamos a estas ideas superficiales el registro de “The Family Album”, la etiqueta de reflexivo es algo que calza bien considerando no sólo el metacomentario sobre una historia o un material particular sino que entrega una relación con el texto (y en este caso el registro histórico y la consiguiente investigación) dándolo a conocer con un estilo particular, una forma determinada y una estrategia que le permite ir deslizando ideas hasta dejar de ser un posible álbum familiar y se convierte en un discurso sobre el concepto de familia en la sociedad en la que está inmerso.
Si volvemos a tomar “Wide Awake” como el punto de partida, me comienzo a preguntar si es efectivamente una obra documental o no. Porque más allá de alguna idea experimental e incluso ensayística, esta película utiliza el found footage como una forma de develar sus propios problemas. ¿Y qué ocurre si es que la voice-over, grabada de manera posterior al montaje de la obra, no se condice con lo que realmente Berliner piensa y es sólo un discurso que haga sentido en la obra? La película pierde todo su valor. En el caso de este autor, su mirada interviene en todo el proceso de creación de la película por lo que fácilmente él podría adoptar los contenidos a favor de contar una buena historia, independiente de su propio punto de vista e incluso de la veracidad de lo puesto frente a cámara. La utilización constante del archivo no sólo genera una estética y en algunos casos un modo de contar la historia, sino que entrega una veracidad que la obra necesita para ser considerada válida. El mismo rol lo cumplen las tomas nocturnas desde la cama de Berliner hacia su esposa en “Wide Awake”, entregando un sentido de intimidad propio de la relación de pareja. El punto cúlmine en el que yo me dejo de cuestionar si lo que estoy viendo o no es efectivamente un documental es cuando ella entra al baño y orina. No solamente veo la naturalidad del hecho sino que además puedo conocer su cuerpo en una función natural que para la historia no tiene mayor sentido y que, en general, no tiene mayor importancia en la vida tampoco, es decir, yo soy la misma persona habiendo orinado hace diez minutos o sin haberlo hecho. Pero para mí como espectador, esa pequeña escena me entrega intimidad y relación con una persona real y no con un personaje. El cuerpo en su estado natural me entrega la familiaridad de un humano conocido y la verosimilitud de su historia.
Aún así, es posible criticar sus películas no sólo desde la subjetividad y la distancia del autor frente al material, porque en este caso nunca es un objetivo (desde el comienzo de la investigación la base está en descubrir y conocer rasgos de identidad que a él le parecen interesantes y que, posteriormente, sirven como plataforma para establecer un discurso sobre el mundo y los estándares de vida en los que está inmerso) sino que desde la utilización de la retórica como arma de discurso. Enfocándonos en las últimas dos obras de Berliner, se denota un posicionamiento frente al mundo. No sólo muestra un punto de vista, sino que hasta las decisiones de qué material de archivo utilizar y de qué manera montarlo (sobretodo en la rítmica de “The Sweatest Sound”) se entiende un cuestionamiento y puesta en duda de la sociedad norteamericana y su pérdida de identidad e individualidad. Incluso, el tono del voice over de “Wide Awake” explicita constantemente su deseo de ir en contra del mundo gringo común y corriente de nueve a cinco de la tarde. Si agrupamos sus películas en una gran exploración a través de sus interrogantes, dudas y curiosidades, llegamos a un punto en que sobre el final los imponderables lo han llevado a enfrentar su actitud disidente y contestataria hasta el punto de preguntarse: ¿realmente quiero cambiar? A modo de, ¿quiero darles en el gusto? Incluso, tras veinte minutos de poner en tela de juicio su espacio más íntimo (por primera vez ataca directamente a sus miedos) termina la película bajo la impresión de que deberá adaptarse al mundo pero combatiendo y con la frente en alto, dejando en la última escena un rápido paso por los materiales que lo vienen siguiendo desde hace casi veinte años y que de algún modo no han sido en vano. El discurso de Berliner, si bien nace desde un evento personal se aplica a una visión bastante contestataria sobre el mundo que lo rodea, pero sin ejercer su idea personal como verdad absoluta.
Si seguimos mirando sus obras como un solo camino, podemos sentir una progresión. Comienza por curiosidad sobre la raíz de su familia, se adentra en el concepto familiar, cuestiona la idea de familia, de la familia sale el cuestionamiento de la individualidad para terminar en preguntarse sobre su propia condición. La obra de Berliner cierra un ciclo reflexivo donde lleva a cabo una exploración sobre su propia condición en el mundo y donde el comentario es la guía de su viaje, dejando la perspectiva como materia prima de la cual extrae material a modo de reutilización. Su trabajo no sólo es controlado completamente en el montaje, sino que su forma de acercarse y presentar el material es a través de su propia reflexión (explícita) sobre lo que está observando y qué le genera. Es así, como “Nobody’s Business” es una película que constantemente llega al punto de ser una disputa directa entre él y su padre, porque está registrando un material que en el mismo momento se está dando cuenta que cuestiona sus propias ideas. “Intimate Stranger” es, antes que todo, un ejercicio de investigación y el salto a “Nobody’s Business” es hacia un conocimiento frente a cámara de qué le genera esta investigación. Prácticamente, esta película termina siendo una investigación grabada sobre quiénes son, dejando el por qué somos así para el momento del montaje (y que se acentúa en “The Sweatest Sound”).
Ahora, si empezamos a pensar para quién están dirigidas estas obras, o quiénes pretende Berliner que vean sus películas, existe una diferencia sustancial entre lo que es la tendencia del documental según Nichols. Y es que el documental apela a una respuesta pública más que una privada, a diferencia de la ficción. Es esta la que pretende atacar el inconsciente y la ensoñación del espectador desde historias mínimas que nacen de anécdotas. Si bien, siempre existe un punto de vista y un posicionamiento del autor frente a lo puesto en escena, la ficción busca una recepción más acotada, a diferencia del documental que nace desde cuestionamientos sociales y que intenta la argumentación expositiva como punto de partida y que después variará dependiendo del estilo de la película y de qué tipo de documental se está haciendo. Asimismo, el documental apunta a ordenar y registrar desde un punto de vista colectivo. Tanto “The Family Album” como “Intimate Stranger” no responden a estas ideas, y más bien, es necesario comenzar a pensar el por qué me está contando esta historia. Nos es tan explícito como en sus últimas películas. Esta responsabilidad que tiene el documental no cabe en la mochila de Berliner y sus cuestionamiento nacen recién en los debates con su padre en “Nobody’s Business”. El documental por sí mismo no nos habla de algo, sino que lo relacionamos con el resto de discursos que conocemos. Este mismo efecto se aplica en sus dos primeras películas, que llegan incluso a quedar en registros personales e investigaciones familiares de personajes particulares pero que no son de relevancia social. No apelan ni a la urgencia de un tema ni se prestan como plataforma para entregar un punto de vista sobre un tema de contingencia social (cosa que sí es lograda en “Wide Awake”, convirtiéndose en su obra cúlmine en este proceso de enfrentarse él y su naturaleza contra el mundo desconocido y ajeno).
Tanto como Berliner no se hace responsable directamente de las responsabilidades de Bill Nichols, tampoco considera los límites que este plantea. No se restringe ni en la manipulación del material, ni en la búsqueda de objetividad y distancia con el tema, ni menos en la forma de entrevistar ni en el uso del voice over. Quizás, esa sea una de las grandes razones por las que Berliner trabaja prácticamente solo. Él es el dueño y creador absoluto de todo lo que ocurre en pantalla. Cada decisión está tomada por él. Por lo mismo, no es posible evaluar los documentales de Berliner como si fuesen documentales cualquiera ya que en ningún momento él pretende una búsqueda de orden y justicia social, ni siquiera de interpretación justa del mundo, sino que siempre entrega un mundo manipulado y filtrado por su punto de vista, a tal punto de hacerlo explícito en sus últimas dos películas. “Nobody’s Business” quizás se aleja un poco de esta característica, ya que es una película que deja mayor espacio a la lectura personal del espectador, pero tanto las dos primeras como las dos últimas se alejan de las bases planteadas en el texto del Nichols y abogan por el control absoluto sobre la representación de la realidad que quiere mostrar. En ese sentido, la representación de la realidad de Berliner se acerca mucho más al modo de representación de la ficción que al del documental, incluso acercándose más a la visión de simulacro planteada por Baudrillard donde establece que el documental es sólo una representación de la historia y que no implica realidad, no muestra lo que los ojos pudieron ver sino que se remite a generar una representación de la verdad desde los ojos de una sola persona en particular. Así, el documental de Berliner es sólo el documental de Berliner y no necesariamente un registro representativo o un discurso sobrio de la realidad humana, permitiendo paradójicamente que la historia de Berliner se convierta de a poco en la historia de todos.
©Ignacio Hache
En Twitter: @Ignacio_Hache
Artículo interesante sobre “Wide Awake”:
http://www.spike.com/video-clips/ung733/wide-awake-portrait-of-an-artist-as-an-insomniac
Recomendamos:
http://alanberliner.com/