Generación de Videoclips: MTV los potenció, nosotros los honramos
Sí, es verdad… ya pasó el tiempo de los conteos, las extensas listas de fin de año y un MTV en su apogeo multiplicado. Se dice que Vh1 aún tiene ánimos de defenderse. De todas formas, no está el convencimiento si habrá pasado o no la gloria y majestad del videoclip. Nacer a fines de los ochenta y principios de los noventa –sin atrevimiento de relegar a todos aquellos más maduros– sumado al gusto excesivo por la música y las imágenes, con frecuencia, puede ser un problema; pero no uno que traiga consigo dolencia, sino uno que tenga ribetes patológicos que sólo pueden ser atenuados de la mano de alguna sobredosis. En este caso, de videoclips.
La tendencia de revisitar pasajes conduce, ocasionalmente, a que en alguna parte de la tertulia amistosa se instale un ¿recuerdas a la banda X y su video X? O por la otra vereda, el acto de convertirse en un ‘registrador audiovisual’, que ya no le basta el dato de ése disco, ése grupo o ése solista, sino que reconoce a ése realizador detrás de ése video (Ok, MTV muchísimo le otorgó a esta fiebre).
Floria Sigismondi (The Beautiful People, Little Wonder, Makes Me Wanna Die, Blue Orquid). Samuel Bayer (Smells Like Teen Spirit, No Rain, Zombie, Only Happy When It Rains). Stéphane Sednoui (Give It Away, Mysterious Ways, Bigtime Sensuality, Ironic). Mark Romanek (Constant Craving, Are You Gonna Go My Way?, Rain, Closer, Criminal). La dupla Jonathan Dayton y Valerie Faris (Been Caught Stealing, 1979, Tonight, tonight, Californication). Sophie Muller (Venus as a Boy, Don’t Speak, Song 2, Good Fortune). Anton Corbijn (Enjoy the Silence, One, Heart-Shaped Box, Electrical Storm, Re-Offender). Jonathan Glazer (Karmacoma, The Universal, Street Spirit, Virtual Insanity, Live with Me). Roman Coppola (Playground Love, Get Free, Hard to Explain, 12:51). Michel Gondry (Protection, Sugar Water, Bachelorette, Let Forever Be, Knives Out, The Hardest Button to Button). Spike Jonze (Buddy Holly, Sabotage, It’s Oh So Quiet, Electrobank, Praise you). Jonas Akerlund (Smack my Bitch Up, Ray of Light, My Favorite Game). David LaChapelle (Natural Blues, Outathaway, Tears Dry on Their Own)…
Lo anterior: algunas identidades desconocidas por muchos, pero que se reconocen citando parte de sus piezas simbólicas, tanto de la pantalla chica como de las pasadas radiales. (Hay que advertir además que el canal del logo de las tres letras procuró durante bastante tiempo en darlos a conocer, contemplándolos en los créditos. He ahí cuando se facilitaba la tarea de identificar las propuestas estilísticas de cada autor). Si hasta sus ‘mapas videográficos’, muy nutridos en varios casos, han dado para retrospectivas y para adquirir espacio en certámenes. Y si se habla acerca del alcance del formato, tampoco sería menor enfatizar en el terreno ganado en las escuelas de cine, cuando en las aulas se le confiere un valor como objeto de estudio –teoría y práctica–.
El B-Side del Videoclip
Si bien, el fin del videoclip es publicitar y vender una canción, es un error adjudicarle sólo tales propósitos. No es un accesorio, es ‘un plato fuerte’. Presenta estructura del relato, se puede acoplar a un género, cuenta con un estilo, existe una preocupación por la fotografía, por la edición (si es que existe pretensión más profesional o artística)… Hay criterios audiovisuales a la vista. Por supuesto, como formato no se equipara con el cine, que es otro buque (presuntuoso, modesto, intelectual, desechable… De todos los tipos, como los humanos). No obstante, ambos cautivan, tienen su grafía (menos o más estilizada) y se instalan colectivamente.
De todas formas, algunos califican más allá de su voluntad inicial de objeto pop: Rabbit in your headlights –protagonizado por Denis Lavant–, de UNKLE ft. Thom Yorke; Untitled 1 (Vaka), de Sigur Rós; Into my arms, de Nick Cave and The Bad Seeds; Street Spirit (Fade Out), de Radiohead… Evidencias que no se concibieron para ubicarse someramente en una lista de lo más pedido de un canal de música. Trascendieron por un sello que conecta más con lo artístico, con lo experimental, con lo conceptual, con lo transgresor. (Closer, de Nine Inch Nails, es una de las tantas piezas que alcanza esa dualidad: un objeto pop, conceptual y transgresor que, incluso, se instaló en la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York).
Si así de variada es la esfera, no está demás recordar que varios han pavimentado asimismo su camino en el cine: R. Coppola con “CQ”; Dayton y Faris encantaron con “Little Miss Sunshine”; Corbijn re-elevando a Ian Curtis en “Control”; Glazer dirigiendo a una turbada Nicole Kidman en “Birth”; Gondry ganó adeptos con “Eternal Sunshine of the Spotless Mind”; Akerlund y “Spun”, seudo independiente con rostros no tan under en una atmósfera junkie; Jonze con “Being John Malkovich”… Si de lo global se aterriza en Chile, tampoco está desprovisto el paisaje: Pepe Maldonado, Sebastián Lelio, Cristián Jiménez, Christopher Murray, Bernardo Quesney, Alberto Fuguet, Cristián Galaz… No sería prudente relegar de la nómina a Carlos Moena, de prolífico repertorio –sobre todo en los noventa– y personaje clave de VCCL.tv, el ‘contenedor’ de todos los videoclips producidos a nivel local. Un verdadero catálogo.
El mismo Moena, en la revista The End –abril, 2001– revela su experiencia (que no dista demasiado de la realidad de muchos creadores) como autor en este hemisferio: “(…) vendrá un mes de trabajo arduo escuchando la canción mil veces al día, ajustando una idea que en el papel se ve preciosa pero en los números se ve imposible, y juntando los esfuerzos de un equipo técnico que, prácticamente, hace beneficencia por la música chilena”. He ahí el factor esquivo: cuando no hay recursos ni para concretar lo esbozado ni para remunerar al equipo realizador. Pese a estas vicisitudes, es concluyente: “Hacer un videoclip es entretenido, nervioso, precario, agotador. Es una disciplina que otorga libertad de ideas y formas”.
De esta forma, la intención de estas líneas es volver a reivindicar esta pieza. (Mucho se ha discutido también sobre el primer videoclip: si son los registros de The Beatles, si es Bohemian Rhapsody, de Queen… Eternas discusiones). Hay estéticos, antiestéticos, oníricos, torcidos, coreografiados, cómicos… En celuloide. En digital… En conclusión, los videoclips, a muchos, han acompañado desde la niñez. Se han intentado emular con amigos. Han atrapado por las historias; por sus efectos; por la simplicidad de algunos; por la majestuosidad visual de otros. Han impuesto modas. Se han insinuado desde zonas donde impera el galimatías; donde prevalecen atisbos más ‘correctos’… Universo que ha dado para todo, como las películas.
©Leyla Manzur H