El regreso de la nana mágica

A la nana mágica (Nanny McPhee) la conocimos hace cuatro años como una especie de Mary Poppins del siglo 21, interpretada por una irreconocible Emma Thompson afeada hasta el extremo. Para entonces aprendimos que la forma de trabajar de Nanny McPhee es bien simple: Ella sabe cuando has sido travieso y vendrá por ti con su horrible cara y te enseñará cinco lecciones básicas de buenas costumbres. Cuando la necesites y no la quieras, ella se quedará. Cuando no la necesites y la quieras, ella se irá.

Emma Thompson no sólo interpreta a la esperpéntica institutriz que se va poniendo menos fea a medida que uno se va portando mejor, sino que también es la guionista responsable de adaptar las dos versiones de esta historia, basadas en el personaje de la serie de libros infantiles de Christianna Brand “Nurse Matilda”. Asimismo, al asumir la producción ejecutiva, Thompson parece aprovechar mejor de esta franquicia, la cual pese a la disminución en la taquilla aún goza de buena salud (no puede haber comparación monetaria con el caso Sandra Bullock-Miss Simpatía).

En ésta oportunidad, el relato no transcurre en una sociedad de costumbres victorianas, sino en la castigada Inglaterra de la segunda guerra mundial. De hecho, “Big bang” dentro del título original hace una clara referencia al estallido de una bomba y su importancia en el contexto de la historia.

Isabel Green, interpretada por Maggie Gyllenhaal (“La Secretaria”, “The Dark Night”) es una joven y estresada ama de casa quien debe sacar adelante una granja, trabajar en un almacén y lidiar con sus tres revoltosos hijos. El señor Green, su marido, interpretado por Ewan McGregor (“La amenaza fantasma”, “Moulin Rouge”) con gusto la ayudaría, pero su majestad lo tiene peleando en la guerra. Para más remate, Isabel debe lidiar con las constantes molestias del Tio Phill, un magnífico especulador interpretado por Rhys Ifans (Notting Hill), a quien sólo le interesa conseguir la granja de Isabel para pagar sus deudas. Pero tres niños es muy poco para la catástrofe: los dolores de cabeza aumentarán con la visita de Ciryl y Celia, dos primos, extremadamente platudos, arrogantes y malcriados, quienes huyen del bombardeado Londres y harán corto circuito inmediato con la sencilla (y muy embarrada) vida del campo.

Señora Green, lo que usted necesita es a Nanny McPhee (¡Pero ya!)

La nana mágica no necesita currículum vitae ni referencias. Nunca anda preguntando por sus imposiciones o por el pago del sueldo. Ella, cual masoquista, aparece de la nada donde el desastre llama y siempre es bien recibida. Todo lo resuelve hablando clara y educadamente al principio, y cuando ya nada resulta, con un fuerte golpe en el piso de su mágico bastón.

La forma del relato de las películas de “La nana mágica”, así como sus atmósferas caricaturescas, hace que sea difícil distinguir la mano de los directores de ambas versiones. La comparación de las historias es inevitable. Son en esencia la misma. Ambas transcurren bajo la presión de los problemas económicos, pero si antes se trataba de salvar a la felicidad de una familia por medio de un cuento de hadas, en éste caso se trata del clásico sub-género “salvemos la granja”. Ambas son muy entretenidas, tienen un elenco de primer nivel y han recibido concluyente y positiva crítica. Sin embargo, esta versión de “La nana mágica”, parece ser un poco más fresca, graciosa y mejor que la original.

En esta oportunidad Susanna White, una directora británica experimentada en series y telefilmes se las arregla de lo mejor para coordinar un elenco increíble, el que también incluye a un breve pero potente Ralph Fiennes (“El paciente inglés”) como el tío Lord Gray, y también a Maggie Smith (la profesora Minerva en “Harry Potter”) como la señora Docherty, la anciana jefa de Isabel que guarda una entrañable y sorpresiva relación con la primera película.

Esta vez a Nanny McPhee le acompaña un también misterioso cuervo negro, algo parecido al loro-paraguas de la Poppins, pero que tiene una mayor trascendencia dentro de la trama. Además, en ésta oportunidad sabemos un poco más de su misterioso pasado, ya que es posible ver la huella que ha dejado en los corazones de varias personas. Ella es atemporal, nunca envejece. ¿De dónde viene? ¿A dónde va? El misterio es parte de la magia. En esta película “creerás que los cerdos pueden volar”.

Para seguir a Nanny McPhee hay que saber escuchar si se quiere aprender. Hay que estar dispuesto a ver la fantasía más gratuita y exagerada. Hay que olvidar que se es adulto, porque si no, querremos explicaciones racionales a todo lo que vemos. Tampoco hay que buscar dobles lecturas. Quizás la única que salta a la vista es el aspecto horrible de esta maravillosa niñera. Mientras más horrible es la situación, más horrible es su cara. Sabremos entonces que aún hay importantes lecciones de vida que aprender. Y cuando en vez de Nanny McPhee vemos a una glamorosa Emma Thompson con traje de nana, entonces sabemos que se ha acabado la película y que una atormentada y buena familia ha encontrado nuevamente la felicidad.

El regreso de la nana mágica (Nanny McPhee and the Big Bang)
Universal, 2010, 109 minutos, Todo espectador

Dirección: Susanna White
Guión: Emma Thompson
Elenco: Maggie Gyllenhaal, Asa Butterfield, Maggie Smith, Emma Thompson, Rhys Ifans, Ralph Fiennes, Ewan McGregor.

Por Hugo Díaz

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