Crítica de cine: “Robo en las alturas”

Debo confesarlo, soy fan de Ben Stiller. De los comediantes estadounidenses que hoy protagonizan películas, es lejos el que más me hace reir. Y esto no es menor porque no tiene la extraordinaria capacidad física o facial de otros actores como Jerry Lewis o Jim Carrey, que basaban mucho de su histrionismo en sus notables morisquetas. No, Ben Stiller no hace nada de eso, e interpreta más o menos siempre el mismo papel, el de un tipo con buenas intenciones, inteligente y con carácter, pero con muy mala suerte. Y tal vez ese es el gran secreto de  su éxito; que muchos nos sentimos identificados con sus personajes. Ah, y que a pesar de ser uno de los actores más exitosos de Hollywood, hay algo en su expresión, en su voz, en su caminar medio encorvado, que hace que creas verdaderamente que es un Loser, de esos que llevan la “L” tatuada en la frente. 

En “Robo en las alturas”, Stiller es Josh Kovacs, administrador de La Torre, un edificio de departamentos en el que viven multimillonarios. En el Penthouse vive Arthur Shaw, el gran Alan Alda, un corredor de Wall Street que ha sido arrestado por un presunto fraude por más de U$ 2.000.000. Entre ese dinero, está el de todos los empleados del edificio. Kovaks se siente responsable por el tema, ya que fue él quien le pidió al millonario bróker que invirtiera los fondos de pensiones de los empleados. Así, el recto administrador toma una decisión límite: robar el Penthouse y de esta manera recuperar para sus amigos el dinero robado por Shaw.

Como Kovacs es un hombre honesto sin experiencia en ilícitos, decide buscar ayuda, y para eso se une a su cuñado Charlie, botones del hotel (Casey Affleck), el ascensorista (Michael Peña), un corredor de bolsa que acaba de perder todo (Matthew Broderick) y Slide (Eddie Murphy), un ladrón de poca monta que vive cerca de Kovacs y que se supone será el profesor de este incipiente grupo de delincuentes.

Como supondrán, La Torre está altamente custodiada, y los “ladrones” son un grupo bastante bizarro, ridículo incluso. Un grupo de pelafustantes que jamás ha robado ni un dulce y que ahora quieren cometer el robo del siglo. Lo único que tienen a favor es  un gran entusiasmo y el que piensan que están haciendo justicia; Kovaks se siente el líder de la banda de Robin Hood.  Paralelamente, comienza a tener una relación de amistad (con intenciones amorosas) con Claire Denham (Téa Leoni), la agente del FBI que está a cargo del caso de Shaw y que supervisa el arresto domiciliario del millonario, lo que por supuesto enredará aún más la situación.

Durante los primeros 20 minutos del filme casi no hay gags; de hecho pensé que estaba viendo la primera película de Ben Stiller no en clave comedia. Sin embargo poco a poco la situación comienza a cambiar y los personajes desarrollan diálogos altamente hilarantes. La situación misma del robo es bastante imposible, y hay algunas escenas que rayan en lo fantástico. Sin embargo lo gracioso de las situaciones reemplaza lo lógico (o ilógico en este caso) de la empresa que los improvisados ladrones llevan a cabo.

Sin tener un guión tan interesante como otras películas cuya trama es un gran robo (como “La gran estafa” de Clooney o “The italian job” de 1969 con Michael Caine), “Robo en las alturas” es una comedia redondita, que los hará reir bastante y que sin ser la mejor película de Ben Stiller es sin duda el mejor filme de Eddie Murphy en años.

Por Juan Carlos Berner

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