Crítica de cine: “Magic Mike”. Una ficción autobiográfica
Mike (Channing Tatum) es un treintón busquilla que se las ingenia para sobrevivir y pasarlo bien. De día trabaja como obrero de la construcción y diseña muebles como pasatiempo y futuro negocio. De noche, se transforma desatando una doble vida como Magic Mike, la máxima atracción en el club de strippers Xquisite, en Tampa, Florida.
Mike no tiene inconvenientes con la ambigua moral que trae consigo la vida nocturna. Trata de ser libre como el viento y aspira a conseguir apoyo financiero para su proyecto personal. Salvo compañeros de juerga ocasionales, no pasa realmente su tiempo con nadie, hasta que conoce a Adam (Alex Pettyfer), un joven algo inadaptado quien le inspira algo de lástima y que sin proponérselo termina convirtiéndose en su aprendiz en el mundo de los strippers. Así es como Adam se transforma en The Kid, gracias a la ayuda de Dallas (Matthew McConaughey), el dueño del club, un hombre que conoce los secretos del negocio y quien está dispuesto a aprovechar la juventud y talento que el chico tiene que ofrecer.
Brooke (Cody Horn), la hermana de Adam, trata de velar por su bienestar y ser su cable a tierra. Debe lidiar con la nueva amistad de su hermano menor, pero los mundos de Mike y Brooke chocan inmediatamente. Ambos son lo suficientemente distintos como para mantener las distancias, pero al mismo tiempo se vuelve inevitable una atracción de polos opuestos.
Interesante propuesta del prolífico Steven Soderbergh, el mismo de” Traffic” y “Erin Brockovich” (ambas del 2000) y la trilogía de “La gran estafa”. Sin grandes artilugios consigue construir una historia coherente y atractiva en base a un guión simple, escrito por Reid Carolin, basado en las experiencias que Channing Tatum tuvo como stripper, previo a su carrera en Hollywood. Algo así como una ficción autobiográfica.
La gracia de esta película es el elemento de diversión que se nos presenta al inicio (juventud, música, baile y travesuras), y que va mostrando seriamente su lado B a medida que avanza la progresión dramática. No hay grandes villanos ni enredos truculentos. De hecho, hay quizás una cierta ingenuidad al momento de mostrar este mundo casi vampiresco, donde la vida nocturna es el contexto ideal para los excesos. Quizás en un intento de evitar los estereotipos monstruosos de las vidas licenciosas, los strippers son retratados como un oficio más, como si se ilustrara descriptivamente su lugar en el mundo sin juicios ni prejuicios. Este concepto que por momentos atenta contra la verosimilitud de la historia ocurre sólo en la forma, pues las actuaciones consistentes y los detalles dramáticos nos devuelven a la realidad de vez en cuando y Soderbergh nos recuerda que aunque Magic Mike parezca un trabajo presupuestariamente menor, creativamente no lo es.
Debido a la naturaleza de la puesta en escena, existen paréntesis musicales, donde Tatum se luce y recrea su pasado de bailarín exótico. Por ello, el filme recuerda a aquellas películas ochenteras como “Footloose” (1984) o “Flashdance” (1983), pero sin ese carisma o sello especial que las convirtieron en clásicos instantáneos. De hecho, Mike obrero es como una versión masculina de Alex la soldadora, pero con la crudeza del siglo XXI. Del mismo modo, Magic Mike comparte un problema que también se distingue en las películas de este tipo y que tiene que ver con la percepción de un final abrupto no resuelto. La realidad es que a veces el conflicto personal de los personajes es más bien interno y, cuando eso sucede, a veces el espectador puede confundirse esperando una resolución coral que nunca llega.
En esta película abunda el erotismo masculino y aunque posee una historia relativamente universal (el mentor debe decidir dar o no un paso al costado para que el aprendiz inicie el tortuoso camino), pareciera ser una cinta orientada más bien a un público femenino y juvenil.
Existe un detalle de las actuaciones referente a los diálogos. Gran parte surge de la improvisación lo que da un aire de naturalidad a las escenas y explica en parte el misterio de que en esta película Tatum pueda “actuar”. Es un recurso que sólo un director con talento y/o experiencia como Soderbergh puede utilizar, pues involucra un gran riesgo. Se puede percibir el hecho de que si se hubiera llevado esta dirección un paso más allá, la película podría haber terminado en un desastre. Pero no fue así.
Dirección: Steven Soderbergh
Guión: Reid Carolin
Elenco: Channing Tatum, Alex Pettyfer, Cody Horn, Matthew McConaughey, Olivia Munn
EEUU, 2012, 110 minutos, mayores de 18 años
©Por Hugo Díaz