Crítica de cine, “El Secreto de Albert Nobbs”: una película de época, antes que nada.
Esta es una película que no encaja en la premisa de la época actual, donde las películas son videoclips de dos horas que buscan tenernos arriba de la montaña rusa todo el rato. Pero no solo rompe con un esquema dentro del cine en general, sino que también en el género mismo en el que podríamos enmarcarla, pues es una película sobre la homosexualidad femenina, enmarcada en una época donde los tabúes y prohibiciones eran mucho más pronunciados, y el salir del closet no era sinónimo de valentía elogiable como ahora, sino provocador del más espantoso terror.
Albert Nobbs (Glenn Close) trabaja como mozo en un hotel de Irlanda regido por una ambiciosa dueña cuyo principal objetivo es conseguir clientes, a toda costa. Al principio se nos muestra al señor Nobbs como un cliché de los mayordomos ingleses, impasible, educado, pero que está juntando las chauchas y llevando una vida sin el más mínimo lujo para independizarse económicamente y disfrutar de sus esfuerzos. Sin embargo, el señor Nobbs es en realidad una mujer vestida de hombre, y gracias a su actitud inexpresiva e insípida, logra pasar inadvertida. Sin embargo, cuando conoce a otra mujer que (Janet McTeer), como ella, se oculta tras el disfraz de un hombre, decide comenzar a tomar más riesgos y no vivir aterrada de que la descubran.
Como ya tiene listo el negocio que comprará con sus ahorros, decide buscarse una compañera, y corteja a una de las chicas que trabaja con el en el hotel, la que le manipula, azuzada por su novio, para desplumarlo/a económicamente.
La película es una historia que, pese a ser contada de manera plana y sin altibajos emocionales, es sumamente emotiva y el personaje arrastra un patetismo imposible de no detectar, no solo por su estilo de vida, sino por su manera de hablar, su mirada, y hasta cómo camina. La caracterización de Close de un hombre es magnífica, incluso capaz de engañar, pero a veces se extraña algo de pasión en su actuación. Alguien que sufre de esa manera tendría que explotar de alguna forma, sobre todo cuando esta es una historia cuyos temas principales son la represión de la identidad y el derecho al ejercicio pleno de la sexualidad.
Lo único que quizás incomoda de la película es que a veces todo parece ir deus ex machina. Nobbs no parece tener una motivación para actuar, todo parece casi mecánico, por ejemplo, una vez que decide dejar de reprimirse (En una memorable escena junto a McTee) y buscarse una mujer, nadie se explica por qué se fija en la joven que escoge. Ha trabajado años con ella y nunca se mostró interesada, y de hecho aparte de ser una chica guapa, no tiene ni un brillo. No son suficientes razones para enamorarse y querer vivir con ella y cuidarla. De hecho, más parece que la busca porque quiere sentar cabeza que por estar enamorada/o. Es una especie de obsesión nacida de la nada. Y el personaje es a veces tan hiperbólicamente patético que a veces cuesta construir esa empatía que nos genera un personaje, ese deseo de que su vida mejore, porque a veces nos da la sensación de que él/ella nació para sufrir, que el amar y no ser correspondido, que no encontrar su lugar en el mundo es parte de su identidad y su sello.
El clímax es a la vez un anticlímax y deja una sensación de ¿Qué pasó? Muy bien lograda, pero quizás la actriz o personaje debería haber salido unos segundos de su rol apocado i de bajo perfil, solo en la escena en la que tiene un seudo arrebato de violencia y coraje, al que le faltó algo de credibilidad, y está más bien por esa mecanicidad que guió sus pasos a lo largo de toda la película.
Sin lugar a dudas los aspectos técnicos son soberbios: la música, la puesta en escena casi teatral, los escenarios, las ropas, y las actuaciones son de primer nivel, y nos transportan a la época de Irlanda en el siglo 19. Lo que se echa de menos es que si bien se sugieren algunas críticas sociales desde el punto de vista de las clases económicas, el tema no logra alcanzar suficiente fuerza a lo largo de la película.
El Secreto de Albert Nobbs es una buena historia, quizá a los que estén acostumbrados a los códigos audiovisuales actuales les parezca lenta. Pero con una manito en el corazón, si bien es atrevida y novedosa en cuanto a películas del género, no está entre las mejores, y se me ocurren varios filmes que le dan un tratamiento muy superior a los temas aquí tocados, como la homosexualidad, la liberación, la sociedad represiva, el amor no correspondido, el sufrimiento por no poder mostrarse tal cual uno es, etc. Lo paradójico es que, aunque posiblemente los creadores intentaban que el punto fuerte fuera la crítica social, a mi parecer, el fuerte de la historia termina siendo el magnífico retrato, y su valor reside más en ser una película de época que una película sobre identidad sexual.
©Por Felipe Tapia, el crítico que la tiene clara desde hace ratito