Crítica de cine: “300: el nacimiento de un imperio”
Algunos siglos antes de Cristo, las polis griegas se encontraban en guerra con el imperio Persa. Temístocles (Sullivan Stapleton), un bravo soldado ateniense, salta a la fama después de asesinar con una flecha al mismísimo rey Dario, con lo cual se gana además la furia de su hijo, el príncipe Jerjes.
Pasan varios años desde que ocurren estos hechos, y Jerjes continúa con su venganza contra los griegos. Aquí, “300: el nacimiento de un imperio” hace un paréntesis para contar que el rey Leonidas de Esparta y su guardia personal de 300 hombres, van a al encuentro del ejército persa, es decir, todo lo que ocurre en la película “300” (Zack Snyder, 2006), abreviado en pocos minutos.
Luego, la cinta que comentamos en esta ocasión, continúa con Temístocles buscando aliarse con todas las ciudades griegas para enfrentarse a Jerjes y a su consejera y almirante, Artemisia (Eva Green). Sin embargo, los 300 espartanos acaban de ser derrotados y la reina de Esparta no está dispuesta a dar más vidas de sus ciudadanos para esta guerra. Temístocles se marcha, sabiendo que sin este aliado las posibilidades de ganar la guerra son mínimas.
Como vemos, “300, el nacimiento de un imperio” en estricto rigor no es una continuación de “300”, al menos en términos cronológicos. Esta película sucede antes, durante y después de lo que pasa en la película anterior, que se hiciera conocida por sus espectaculares planos secuencias, cámaras lentas y una apuesta fotográfica muy original (que fue hecha fundamentalmente en post producción), a lo cual hay que agregar algunos diálogos muy bien escritos, dichos en escenas que hoy son reconocidas por cualquier cinéfilo.
Una película que se convirtió en “de culto” para la mayoría, pero que algunos odiaron por considerarla que parecía más un video juego que una película.
“300, el nacimiento de un imperio”, continúa absolutamente en la línea estética de su predecesora, manteniendo esa mezcla de colores dorados, azules y negros que la caracterizan, y los complejos movimientos de cámara que son ya una marca registrada de esta saga.
El problema es que, lo que en “300” fue novedoso como apuesta estética, en esta película ya no lo es y, por lo tanto, ya no provoca el mismo efecto. Es como “Matrix” cuando desarrolló el efecto time bullet, y fue extraordinario. Hoy lo hemos visto tantas veces que incluso aburre. Acá, las tomas en cámara lenta y la sangre que salta a la pantalla a ratos es excesiva. Es decir, está bien mantener la estética, el montaje y la iluminación, pero cuando esta es por definición sobrecargada y contrastada, hay que manejarse con cuidado para no agotar. Aquí se juega muy al filo.
De todas formas, los problemas más serios que tiene esta película son dos: por una parte, la falta de carisma absoluta de su protagonista. Stapleton es un actor que mantiene más o menos la misma expresión esté contento o enojado. Temístocles por tanto, no tiene la prestancia ni el carácter de Leonidas. Y eso en una película que pretende ser una epopeya, es una falla importante.
El otro punto flojo, es que no queda claro de qué se trata la historia. Se nos presenta a Temístocles como el héroe, el personaje principal. Sin embargo, quien lleva la historia y es mucho más atractivo como personaje, es Artemisia. Ella, cual hábil jugadora de ajedrez, es quien mueve las piezas en este tablero y la historia depende de sus acciones para avanzar. Incluso el personaje de Jerjes queda aquí relegado a un segundo plano, eclipsado por las intrigas de Artemisia. Eva Green se adueña de la película con un personaje maquiavélico, pero a la vez seductor y enigmático. Y esto no es mérito solo de la belleza de la actriz francesa, sino más bien de una gran compenetración con el personaje. Ella es lo mejor de la película por lejos.
Un largometraje valorable como saga, consecuente con la cinta original, pero que se queda dos pasos más atrás en cuanto a su coherencia narrativa, y además carece de un protagonista poderoso, elementos que le restan en parte el sentido épico necesario para un filme de estas características.
Por ©Juan Carlos Berner
1 Comment
¡Buena película! Definitivamente como todos los filmes, esta película tiene puntos buenos y malos. Me fascinó su apuesta visual, sus barrocos planos, sus estudiadas composiciones a cámara lenta y esa sorprendente falta de camisetas y ropa en general de sus musculosos protagonistas y los que entrecerrando los ojos se centran en el mensaje que ofrece, que tildan de fascista. Por lo tanto, “300” tiene un mérito innegable; es la única película que ha conseguido que la gente aplique el adjetivo fascista donde corresponde, al menos en tanto a lo que de militarista, homofóbica, racista y eugenética tiene. Por cierto Eva Green hace una escena erótica épica.