
Las personas que amamos el cine, solemos apreciar el buen uso del lenguaje cinematográfico, es decir, aquel que tiene que ver con lo propio del cine, que es el encuadre, el movimiento de la cámara, la iluminación (perdón… la cinematografía), etc, y como estos elementos aportan a la narrativa más allá de los diálogos. En el cine puede haber una película sin un solo diálogo y emocionarnos igual, algo que es casi imposible de ver en la TV o el teatro, porque son lenguajes distintos.
Y esto es algo que el director Sam Mendes entiende muy bien, y es por eso que decidió hacer “1917” en un solo plano secuencia, o sea, contar la película sin cortes de cámara, lo que intensifica aún más las escenas y lo que ocurre en ellas. Al estar la cámara siempre junto a los protagonistas, no hay un momento en que no sepamos qué hacen, lo cual nos muestra una actuación mucho más real; el espectador se siente parte de la escena.
La historia es simple: los cabos Schofield (George MacKay) y Blake (Dean Charles Chapman) son enviados por un general británico a detener un ataque alemán porque es una trampa. Si los soldados no llegan al frente con la carta en pocas horas, morirán más de mil soldados ingleses a manos de los alemanes. La cinta entonces nos muestra el camino que recorren estos dos hombres a través de campos llenos de muertos y destrucción, pero más que eso, el recorrido nos muestra la brutalidad de la guerra y la voluntad inquebrantable de estos dos hombres. Porque finalmente y más allá de la proeza técnica que fue filmar esta cinta, la película es sobre la voluntad del ser humano, una fuerza más poderosa que la guerra misma.
A la dificultad que implicó hacer la cinta en una sola toma (aunque en realidad sí hay algunos cortes pero muy bien camuflados), se le agrega que los efectos especiales fueron hechos en el set; las explosiones que vemos en la cinta son reales, lo que junto a la extraordinaria banda sonora de Thomas Newman, hacen que cada momento de tensión sea realmente angustiante para el espectador.
Así, “1917” es una película en la cual uno se siente dentro del conflicto, algo que pocas veces se logra en el cine, donde el espectador es un sujeto que mira desde fuera. En este filme, Sam Mendes nos lleva con él a través de la Primera Guerra mundial y no nos suelta la mano por un solo segundo, y por más que querramos huir, no podremos.
Una película intensa, apasionante y muy bien dirigida (Mendes es mi apuesta a ganar el Oscar a mejor dirección), que sí o sí hay que ver en la pantalla grande.
Por Juan Carlos Berner
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Y aquí te dejamos un video con el detrás de cámaras de la película: