“Stranger Things”, Temporada 2: Los desafíos que se vienen
El reto que tenía esta temporada era mantener alto el listón que dejó con su primera temporada que se convirtió en un fenómeno que pocas series logran. La serie se ganó a un público que reconoció muchos tópicos y arquetipos de una época que recuerdan con antaño. Películas que nos marcaron y nos tocaron una fibra sensible cuando todavía no nos habían contaminado el corasaun con cháchara cinéfila intelectualoide. Podría dedicar algunas líneas para describir la esencia de lo que fue “Stranger Things”, pero creo que ya lo hizo de muy buena manera Juan Carlos Berner, mi jefecito, en su comentario del año pasado (¡Ejem ejem! Espinita mode on). Pero claro, no todo era nostalgia y también había una historia y personajes que se paraban solos.
¿Qué somos nostálgicos y nos gusta la onda vintage? Sin duda ¿Vivimos en el pasado? ¿Creemos ilusoriamente que lo pasado es mejor? No lo creo. Si somos honestos, creo que actualmente, si bien no niego que se han producido buenas cosas, se tiende más al refrito y ya no se toman riesgos como antaño. ¿Imaginan que en treinta años más se hiciese una serie tipo “Stranger Things”? ¿Cuáles serían los referentes? ¿Las películas de Adam Sandler? ¿La saga “Rápido y Furioso”? ¿O quizá las versiones actuales del cine ochentero? Porque estamos viviendo la era del remake, la secuela, la precuela, la intercuela, el spin off, cosa que los años 80 o 90 nunca necesitó hacer pese a que el cine llevaba décadas. Sí, de acuerdo, hubo remakes y secuelas, pero no en la cantidad de ahora.
La nueva temporada de esta serie nos trae un nuevo conflicto, nuevos personajes, criaturas, y un Mike más atormentado que nunca que está lejos de dejar atrás la horrible experiencia vivida hace un año. Creo que la temporada logró su cometido de volver a contar una buena historia y de enganchar a la audiencia que esperaba encontrarse con grandes cosas. Aunque me atrevería a señalar un detalle que considero demasiado notorio. Es evidente que los creadores se fueron a la segura y nos tapizaron de referencias nostálgicas. Es cierto que la primera temporada jugaba con esa fibra sensible, pero mediante alusiones sugeridas, nunca referencias directas. Bastaba con verla, ahí estaba todo: niños en bicicleta, matones, adolescentes problemáticos, todo nos transportaba a “It”, “Stand By Me”, “Los Goonies” y “E.T.”.
No había necesidad de que los protagonistas se disfrazaran de los Goonies o que hubiese un poster de It en una pieza.
En esta temporada los creadores le sacaron el jugo a la fruta de la nostalgia y yo por lo menos noté un ingente crecimiento de referencias ochenteras. El recurso de los Ghostbusters, presente en las primeras imágenes publicitarias, es el mejor ejemplo. La música, la televisión, los videojuegos, los carteles, e incluso los temas de conversación de los niños, nos estaban gritando en el oído a cada rato que la historia transcurría en los años 80. Y no hacía falta, francamente. Y si bien no me molestan y no dañan la historia, que sigue siendo entretenida, creo que el éxito y el valor de “Stranger Things” se deben a algo mucho más que un conjunto de referencias nostálgicas. Que para eso tenemos a “The Big Bang Theory”, que no escatima en superpoblarse de esas referencias que encajan bien con el tono de la serie. O “Ready Player One”, la película de Spielberg que se estrenará el 2018.
Hubo otros descuidos argumentales, un par de Deus Ex Machina que pudieron haberse manejado con más prolijidad, como que la criatura que vino de la dimensión donde estuvo Will fuese encontrado por Dustin, uno de sus mejores amigos ¡Eso sí que fue una coincidencia asombrosa! De todos los basureros de la ciudad donde pudo aparecer, fue justo ese. O que Hopper haya escogido para ocultarse la cabaña donde estaban enterrados los archivos de la mamá de Once (Y que esta los descubriese justo en cierto momento, luego de haberse estado aburriéndose como ostra durante casi un año).
Pero bueno, seguro que si uno se pone a escarbar buscando imperfecciones, ni Hitchcock se salvaría, así que para qué seguir. La segunda temporada logró mantener el listón, y es lo importante. Lo cual es un alivio porque varias buenas series como “Sense 8” se ven obligadas a cancelarse debido a que no cosechan un éxito inmediato y desproporcionado (Es imposible que todas las series sean la próxima “Game of Thrones”).
El desafío que queda para la tercera temporada es precisamente, mantener la calidad en la historia y no irse llenando de referencias nostálgicas. Básicamente, no convertirse en una “The Big Bang Theory”.
Por Felipe Tapia, el crítico ideal para perderte con él en una isla desierta.
1 Comment
No estoy de acuerdo, si encontró la caja fue porque dejo la gran embarrada luego de Halloween, y los archivos de la mamá??? Obvio los guardo Hopper, que ya había investigado el caso en la temporada pasada, el resto eran cosas de su abuelo… En fin, si nos vamos a poner a analizar una serie con tanto detalle, demás que encontramos errores, pero los que ven la serie la ven para pasar un buen rato, no para encontrar que al revés dice ” el diablo es un magnífico”