“Sherlock”: Nunca antes lo viejo se llevó tan bien con lo nuevo
La serie que ya terminó su tercera temporada, a cuyo cargo está Steven Moffat (“Doctor Who”, 2005-) ha dado varias sorpresas y ha sabido mezclar eficazmente elementos antiguos con los nuevos. Da gusto que de manera inteligente nos cuenten por enésima vez la historia del famoso detective, en un mundo con celulares, Internet y demás cachivaches. Por ejemplo, acá Watson (Martin Freeman) tiene un blog en el que relata las aventuras de Sherlock y él, incorporando datos de las novelas clásicas, como que Sherlock (Benedict Cumberbatch) no retiene información que le parece inútil, por ejemplo, el hecho de que los planetas giran alrededor del sol.
Personajes clásicos como el inspector Lestrade, The Woman, Moriarty y Mycroft interactúan con otros nuevos, dando a luz a un producto que puede gustar tanto a los fans de la obra canónica como el serieadicto promedio. El excéntrico protagonista Sherlock es caricaturizado y exagerado, mostrando a una especie de mezcla entre Dr. House (Basado en el personaje original) y Sheldon Cooper de “The Big Bang Theory” (2007-). Watson cumple el rol del humano promedio en la historia, en un mundo repleto de genios, en donde él está todo el rato confundidísimo e intentando que alguien le explique lo que pasa.
Cada temporada está compuesta de tres episodios de una hora y media de duración, por lo que, en realidad, estamos viendo una seguidilla de películas cortas sobre el personaje. Pero esto no se queda simplemente en una buena adaptación. Además de los creativos guiones, la serie utiliza una serie de recursos visuales, como ilustrar los datos que Sherlock recoge de cada persona que ve por medio de frases que pueblan la pantalla, como si éste lo estuviera “escaneando”. Lo único malo de esto es que a veces uno está obligado a poner pausa para alcanzar a leer toda la información que aparece.
Otro de los puntos flacos, a mi juicio, y quizás no a todos les cause extrañeza, es que se haya rejuvenecido tanto a los personajes, algo parecido a lo que aconteció con Doctor Who. Uno entiende el recurso y todo, ello posibilita el incorporar el elemento amoroso, el lúdico, etc., pero a veces me cuesta creer que dos genios como Sherlock y Moriarty (este último a cargo de la organización criminal más temible y pulenta de todo el mundo) luzcan menores que uno. O capacito que uno sea el viejo, en realidad no sé.
Otro punto medio raro es que me quedé con la sensación de que tiraron todo a la parrilla desde el inicio, sin dejar nada para las temporadas venideras. En las novelas, los personajes como Mycroft y Moriarty tardan en aparecer, acá lo hacen desde el primer capítulo. Yo hubiese esperado a construir un poco más el mito, definir bien al dúo protagonista y luego ir incorporando a los otros. Aunque por una parte se entiende, dado los pocos capítulos de cada temporada. Por eso, espero que no lo conviertan en una interminable lucha entre Sherlock y Moriarty todo el tiempo, ya que correría el peligro de volverse tedioso.
Para ser sinceros, la primera temporada de la serie arranca bastante normalito y, a pesar de la calidad de la historia, el nivel de impacto tampoco es tanto. Sin embargo, conforme avanza la historia ya en la tercera temporada, no podemos negar que estamos ante un muy buen producto televisivo de la BBC.
Creo que el principal mérito de la serie es que logró actualizar a nuestros tiempos la famosa saga sin tener que recurrir al efectismo como la versión protagonizada por Robert Downey Jr. En estos tiempos llenos de remakes, refritos, adaptaciones y demases totalmente olvidables y consecuencia de la falta de creatividad, “Sherlock” logra brillar espectacularmente.
Por ©Felipe Tapia, cuya ausencia intermitente de este año espero que no les haga sufrir mucho