Hoy se estrena la nueva temporada de House MD

Hoy 20 de septiembre, mientras aún seguimos con el gusto a empanadas y vino tinto, en Estados Unidos comienza una nueva temporada de House MD.

¿Qué hay de nuevo, Doc? Un vistazo a El Cambio

No se asuste, no vengo a hacer política, simplemente quiero subrayar uno de los temas que me parecen fundamentales a la hora de predecir el futuro de la serie House MD. De sobra es sabido que Hugh Laurie está tratando a toda costa de que ésta sea la última temporada de la serie que protagoniza, para dedicarse de lleno a su carrera como director. Una mirada retrospectiva podría ayudarnos a predecir el rumbo que tomará esta serie. 

Hace seis temporadas, en una galaxia muy lejana, surgió una serie que combinaba el género policial con el de doctores. Una persona X se desmayaba o convulsionaba, y solo el doctor House podía salvarla de una muerte causada por haberse secado la ingle con una toalla que tenía un hongo colombiano que creció en el huerto de tomates del amante del paciente, y que solo puede dañar a los alérgicos a las bacterias de este hongo. La fórmula era interesante, y si se mezclaba con la vida personal y afectiva del equipo de médicos del hospital, había ingredientes de sobra para una buena historia. Pero lejos lo que la hizo única entre otras series, fue el humor fino y el carismático protagonista, brillante científico y despreciable persona. “Odio que para ser como tú como médico, tenga que ser como tú como persona”, le dice Foreman a House cuando renuncia, en la tercera temporada. Distanciado de la gente, adoraba resolver casos médicos, pero odiaba relacionarse con los pacientes como persona. Pero en todo este tiempo, muchas cosas han cambiado.

Es una apuesta difícil cambiar las cosas. Nunca vuelven a ser lo mismo. Cuando los Picapiedras tuvieron a Pebbles, cuando Superman se casó, cuando Ozzy fue echado de Black Sabbath, nada volvió a ser igual. Ni Jaimito el cartero recibiendo cachetadas, ni Doña Nieves eludiendo la renta del Señor Barriga, pudieron reemplazar a Don Ramón. Y de esa misma forma, el Gregory House sensible, que se involucra con los pacientes, ha generado diferentes opiniones en la audiencia.

Las primeras temporadas se nos presentaba a este médico irreverente pero talentoso, sin ningún respeto por sus colegas, superiores o pacientes. El doctor que no sentía ningún aprecio por nadie, que no se involucraba, fue cambiando ¿Para bien o para mal?

Sarcástico, egocéntrico, supliendo su necesidad de compañía femenina con prostitutas, bebedor, drogadicto, misántropo y miserable, House se hallaba feliz en su burbuja nihilista, cuando en la cuarta temporada comenzó a insinuarse, elegantemente, que existía una tensión erótica y sentimental entre éste y su jefa, Lisa Cuddy.  Sabíamos que ese exterior apático e insolente ocultaba algo más. De alguna manera, lo esperábamos. Lo habíamos visto flaquear cuando volvió su ex, sostener una conversación con una joven recién violada, y hasta sentir la muerte de su padre. Pero cuando tuvo una alucinación donde Cuddy lo guiaba por el buen camino de la desintoxicación y pasaba una noche con él, el personaje dio muestras innegables de estar mutando.

En las temporadas anteriores poco y nada le importaba su relación con el resto. De sobra es sabido el símil con Sherlock Holmes, un detective que tampoco se involucra de manera personal con los clientes, y cuyo círculo de amigos se reduce a una sola persona. Para House, salvar vidas era una pasión del tipo de resolver un puzle, nunca por la vocación. Ahora vimos lo contrario. La quinta temporada, en el 2009, terminó con el protagonista reconociendo que necesitaba ayuda, y que tenía un problema de adición y locura. El “I´m not OK” que profirió fue una revelación que avecinaba que nada iba a ser como antes.

Este 2010, lo vimos cantar en un karaoke con Foreman y Chase. En la primera temporada, el primero no lo soportaba, y el segundo lo vendió al jefe. Y Gregory le dijo a su amigo Wilson “Nunca pensé que Chase y Foreman podrían ser mis amigos, y que podía pasarlo bien con ellos.” Algo estaba pasando con este médico irreverente, que susurraba en las noches para comunicarse con su padre muerto.

Esta sexta temporada tuvo sus altibajos. Los episodios dedicados a Lisa Cuddy o el bebé perdido son memorables. Algunos ni merecen ser mencionados, por repetitivos. Pero este año vimos como los guionistas experimentaban con nuevas alternativas narrativas, saliéndose del esquema inicial, con capítulos que no partían con el clásico desmayo o ataque de un paciente desconocido. Incluso el protagonismo no recaía siempre en el ojiazul doctor. Pero el cambio más notorio de todos, fue ver  a este House suplicando ayuda en el siquiátrico, sufriendo por el amor de una mujer que allí conoció, intentar ayudar a los pacientes no por curiosidad detectivesca, sino por interés genuino, y manifestar un deseo por cambiar su actitud frente a la vida. El último capítulo fue intenso. El Doctor House lamentando haberse aferrado a su pierna y alejado de la humanidad, se involucra profundamente con una paciente cuya pierna debe cortar para salvarla. Sumado a esto, le regala a su jefa un libro para felicitarla por irse a vivir con su novio, cuando ya sus sentimientos habían sido confesados abiertamente.  Y empieza a sentir de verdad, que le hace falta algo. Reconoce que teme a morir solo. Ver pasar la vida y ver a sus amigos Wilson y Lisa hacer sus vidas mientras él rezonga amargado en su cuchitril.

Cuando le cuenta a una mujer que quedó atrapada por un accidente de grúa, que no quiere que ella termine como él, sin amigos ni familia por haberse aferrado a un miembro, algo se remueve en la guapa jefa de House, quien hasta la fecha estaba teniendo una relación con Lucas, el detective privado que había sido contratado por el doc, en sus épocas más oscuras, para espiar a su equipo. Ella simplemente se dejó cautivar por este House que muestra su lado vulnerable. Y cuando éste va a reengancharse al Vicodin para mitigar su dolor por la pérdida de la paciente que luchó en vano por salvar, su jefa reconoce amarlo. Y en eso nos quedamos, al menos hasta el 20 de septiembre de este año, cuando comienza la nueva temporada.

El nuevo House no ha caído muy bien entre los fans que gozaban con su irreverencia. Porque somos un público que le teme al cambio, que se siente seguro con la estabilidad. Aún recuerdo la legión de metaleros rasgando sus vestiduras cuando los Metallica se cortaron el pelo. Era como un conglomerado de novias engañadas, solo que con manzana de Adán. Por esto, debo ser uno de los pocos que ve a este House sensible como la evolución más lógica en el personaje. Más temporadas de lo mismo, eso sí lo habría matado. Este no es un cambio chambón, sino necesario. Algunas veces, estos giros de 180 grados son hechos con propósitos comerciales muy obvios, para causar un impacto (¿Quién dijo Lost?). Otros son hechos por accidentes inevitables en una producción. Muy feo fue haber separado a Chase y Cameron solo porque ésta se iba de la serie para trabajar en el teatro. Nunca compré al rubito matando a un dictador y más encima enorgulleciéndose. Y por favor ¿Dejando a ese primor a propósito, para seguir trabajando con un cojo pesado? No lo creo. Pero a mi juicio, el doctor House estaba destinado a evolucionar desde la primera temporada. Dejarlo tal como está solo para seguir entreteniendo al público con sus payasadas, habría sido un crimen. Un alargue al más puro estilo Smallville o Los Simpsons.

La séptima temporada puede que sea la última, nunca es seguro con estos rumores de la red. Pero aunque la legión de fanáticos con su pijama de House, su shampoo de Wilson y su bastón de juguete  me vayan a buscar a mi casa armados de palos y antorchas, digo que quizá es mejor terminar la serie con un emotivo final, antes de que acaben como la famosa familia de Matt Groening, un chicle innecesariamente estirado y que perdió el sabor hace tiempo. Por eso, si a algunos no les parece que se haya rehabilitado del Vicodin, prepárense, porque se vienen más cambios.

Lo último que vimos fue a House deshecho por la muerte de una paciente que intentó salvar a toda costa, y acto seguido viendo cómo su amor por su jefa era correspondido. Se dice que esta temporada parte con un House y una Lisa Cuddy intentando hacer que la relación funcione, por lo que House le propone pasar un día solos, lejos del hospital y las presiones laborales. Sabemos también que Thirtheen se ausentará por motivos laborales, y que Cameron volverá algunos episodios. Se rumorea que una nueva doctora pasará a formar parte del equipo, y que la temporada entera buscará mostrar al House enamorado, tal como la anterior nos lo mostró desintoxicado.

Cambios y más cambios. Así que afírmense puristas, porque nada será igual. No sabemos si la serie sigue o no, pero lo seguro es que no permanecerá tal cual como la dejamos hace unos meses. ¿Quién sabe? A lo mejor ahora usará delantal blanco.

Les dejo la promo oficial:

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Por Felipe Tapia.

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2 Comments

  • me parece q tienes la razon soy fanatica d hause y prefiero q esta sea su ultima temporada a q la serie se alarge y q se pongan a inventar como en smallville q es una serie q da ganas de vomitar horrible no quiero q le pase eso a nuestro dr favorito espero sorpresas para la ultima temporada d hause

  • YO SINCERAMENTE NO SÈ SI QUIERO QUE SEA LA ÙLTIMA TEMPORADA, PORQUE LA SERIÈ SE EMITE 1 VEZ X SEMANA Y DURANTE 6 MESES, NO ES CANSADORA, A MI ME GUSTARON LAS 6 TEMPORADAS Y TODAS FUERON CAMBIANDO, NO HUBO UNA IGUAL A LA OTRA,Y EN TODAS VIMOS A UN HOUSE ATRAVESANDO CAMBIOS ,COMO LA VIDA DE CUALQUIERA, PORQUE EXIGIR TANTO A UN PROGRAMA, O CADA UNO DE NOSOTROS NO VIVIMOS UNA CONSTANTE RUTINA???PARA MI QUE SIGO LA SERIE DESDE EL PRINCIPIO, “”ES EXCELENTE” Y ÈL UN TIPAZO,SIN ÈL ….HOUSE NO TENDRÌA EL EXITO QUE TIENE EN TODOS LADOS, ES UN DR,MUYESPECIAL…LO AMO!!!!!!

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