Crítica de televisión: “Bloodline”, la nueva serie de Netflix
Para los fanáticos de las series la vida es más dura que para los fans de las películas. Engancharse a una serie es como empezar a pololear. Sobre todo cuando ya tienes tres o cuatro series regalonas, pues tienes que decidir cuidadosamente si vas a seguir una nueva o no: hay veces en las que los primeros episodios son cruciales para decidir si las seguimos viendo o pasamos de ella, y hay otras en las que la historia se pone buena luego de varios capítulos, o incluso a la siguiente temporada. En cambio, en el cine, si la película no te gustó, no hay problema, a ver la siguiente, no hay compromiso ni responsabilidad.
Como la actual oferta de series es inmensa, lamentablemente nadie puede verlas todas (Claro, a menos que seas millonario y no trabajes, y no te preocupe ganar peso por sedentarismo). “Bloodline” es una de esas series que me atrevería a decir que vale la pena echarle un vistazo. Al menos, los dos primeros capítulos son bastante envolventes, con personajes creíbles y profundos, y una historia interesante que no te revela toda la información desde el principio.
La historia gira en torno a una familia compuesta por una pareja de edad (De edad para la tele, por supuesto, Sam Shephard y Sissy Spacek se ven regios para ser abuelos), Robert y Sally Rayburne, que regentan un exitoso hotel en la playa, y sus cuatro hijos adultos, con todos los conflictos que podría tener una familia de estas características. De los cuatro hijos, Danny (Ben Mendelsohn) es la oveja negra, el clásico imán de malas juntas, y que más problemas ha traído en ocasiones pasadas que nos irán revelando poco a poco; Kevin (Norberto Leo Butz) es el rencoroso, impulsivo y resentido; Meg (Linda Cardellini) es la hermana conciliadora; y John (Kyle Chandler) es el padre de familia, policía, perfecto, intachable, que le dio nietos a su padre, pero con defectos que iremos conociendo también durante el transcurso de la historia.
“No somos malas personas, pero hicimos algo malo” es la frase que busca sintetizar todo el hilo argumental de los 13 episodios de los que estará compuesta esta temporada.
La unidad familiar, los rencores del pasado, la desconfianza, los secretos ocultos, el perdón, son los temas principales que irán desarrollándose en esta historia que tiene tanto de thriller policial como de melodrama familiar.
“Bloodline” es de esas series que uno sabe que no da para muchas temporadas, por exitosa que pueda llegar a ser. Es una historia cerrada, que solo daría resultados y no bajaría en su calidad si se le mantiene en un máximo de tres temporadas. O quizás podría seguir esta tendencia de series que cambian su historia en cada año, como “American Horror Story” o “True Detective”.
Como conclusión, aquellos que gustan de las series definitivamente deberían darle una oportunidad a Bloodline. Los primeros capítulos están bastante bien, y de mantenerse así y no desinflarse con la novedad (Como le suele ocurrir a muchas series), muchos podrían encontrar acá a una “nueva regalona”.
© Por Felipe Tapia, el crítico hipster que al no estar de moda, está de moda.