Crítica de Cine: “Sonic 3, la película”
En 1999, una nueva guerra de consolas se asomaba en el horizonte. Nintendo contaba con la Nintendo 64 y éxitos como Ocarina of Time, mientras que Sony sorprendía con títulos memorables como Spyro, Resident Evil 2 y Crash Bandicoot: Warped. En aquel entonces, conocía esos juegos, pero estaba demasiado absorto disfrutando mi Nintendo 64 como para prestarles atención. Sin embargo, en febrero de ese año, visité a mi primo, quien tenía una consola de una compañía de la que nunca escuché antes. Era un Dreamcast, con un diseño más elegante que el de mi consola.
“¿Y qué?” pensé. Mi primo solo jugaba títulos deportivos que me parecían tediosos… hasta que vi un juego en su colección cuya portada me llamó demasiado la atención.
Un erizo azul, con una sonrisa confiada y una pose que era la más dinámica que había visto hasta ese entonces. Al insertar el juego en la consola, apareció una cinemática impresionante. Nuestro mundo se desmoronaba bajo una catástrofe: el concreto se rompía mientras el agua brotaba de las grietas, olas gigantes arrasaban edificios, y un dragón se encontraba en medio del caos.
Entre toda esa destrucción, un erizo corría con determinación, mientras naves gigantes cruzaban los cielos y personajes coloridos aparecían, uno tras otro, para enfrentar el apocalipsis. Al final de la escena, el erizo azul sonreía, como si este fuera solo un desafío más; y por más grande que fuera, estaba dispuesto a darlo todo.
Quedar con boquiabierto y el corazón palpitante es poco decir. Jugué sorprendido de cada cosa que veía y descubrí que el nombre de aquel personaje era Sonic. El juego empezaba con él enfrentando a una criatura extraña, con voces, cinemáticas y una calidad que mi Nintendo 64 jamás podría ofrecer. Sonic corría por una playa al ritmo de una música hermosa y enfrentaba tornados como si no fueran nada.
Años más tarde, conseguí en 2003 Sonic Adventure DX, una versión con gráficas más bonitas del juego. Fue entonces que descubrí que le podía poner subtítulos en español para poder disfrutar la historia. ¡Y qué historia! Un dios antiguo despertaba, gemas llamadas “Chaos Emeralds” otorgaban poder infinito, viajes personales con un desarrollo encantador. Fue acá que me di cuenta de una de las importantes lecciones que da Sonic, algo que está presente siempre: la importancia y el equilibrio entre la naturaleza, la vida y la muerte.
Verán, el antagonista del juego, “Chaos“, buscaba transformarse en aquel dragón apocalíptico tras presenciar la masacre de su clan. Alimentado por odio y dolor, usaba la energía negativa de las esmeraldas para destruir el mundo entero. En el clímax de la historia, Sonic comprendía que el amor es una fuerza más poderosa que el odio. Utilizando la energía positiva de las esmeraldas, resolvía el conflicto.
Una historia increíble, claro, pero incluso una mucho mejor se avecinaba.
Sonic Adventure 2 fue y es mi juego favorito de aquella época. Lo jugué unos meses después de terminar Sonic Adventure DX. Introdujo a un personaje que cambió la franquicia para siempre: Shadow the Hedgehog. Creado por el Dr. Gerald Robotnik en un intento por alcanzar la inmortalidad, Shadow compartió un vínculo inquebrantable con Maria, la nieta de Gerald, quien padecía una enfermedad terminal. Shadow y Maria se hacen mejores amigos, estudian juntos, ven las estrellas y pasan todo el tiempo al lado del otro, siendo completamente inseparables. Esto es hasta que la tragedia golpeó en la puerta: la organización GUN (una crítica bastante directa de la ONU), invadió el ARK, y Maria fue asesinada frente a Shadow. Consumido por la venganza, juró destruir el mundo usando las Chaos Emeralds. Su enfrentamiento con Sonic representaba una lucha entre luz y oscuridad, amor y odio. Odio que nació del amor hacia una persona que significó todo para él.
En este aspecto, entendía a Shadow muy bien. No fue hasta se poco que comprendí que Sonic tenía completamente la razón.
Es de aquella historia épica la cual sirve como base para la tercera película de Sonic, una obra que superó todas mis expectativas. Un filme que sinceramente fue la que más esperé este año.
Sonic 3 aborda temas como el duelo y el dolor de manera más profunda que sus predecesoras. Sonic perdió a Long Claw, su madre adoptiva; Knuckles, a todo su clan; y Tails nunca tuvo a alguien que lo aceptara por ser diferente. Son dos historias bastante bonitas y tiernas, pero hay algunos problemas, sus tramas eran interrumpidas por un humor forzado o personajes humanos poco relevantes. El humor, descontando las escenas de Jim Carrey como Doctor Eggman, se sienten algo, valga la rebundancia, forzadas. La primera película no es muy buena, la segunda es buena pero tiene los problemas que acabo de mencionar y la tercera, pues arregla todo de lo que estuve hablando.
En contraste, Sonic 3 logra integrar perfectamente a los personajes humanos en la historia, mientras el humor se siente orgánico. Y no solo eso, por fin se siente como una muy, pero muy muy buena película para el público general y una excelente película para fanáticos, con emocionantes versiones sinfónicas de canciones clásicas (algo que faltaba de las anteriores)
El filme explora magistralmente el amor, el odio, y cómo superar la pérdida. Sonic encuentra fuerza en sus amigos y su familia, mientras que Shadow se consume en su dolor. Al igual que en el juego, los héroes siempre parecen estar dos pasos detrás de los antagonistas, lo cual lo hace sumamente interesante y te hace pensar, incluso si es una película de Sonic, “¿Cómo rayos van a salir de esta?”
Además, hay temas que están mucho mejor explorados, como la relación de Shadow con Maria, los cuales tienen muchas escenas tiernas como desgarradoras.
Una película muy linda, hermoso inclusive. Que esperé mucho este año…
He de admitir algo, y esto se va poner personal.
El 2024 ha sido uno de los años más difíciles de mi vida.
Ha sido un tiempo en el que he tenido que romper ciclos además de acostumbrarme a cambios que sinceramente han sido dolorosos. En medio de todo, los videojuegos y Sonic me han inspirado a seguir adelante. Estuve lleno de odio, resentimiento y celos. Como Shadow, no podía aceptar las cosas ni seguir adelante, estaba atrapado en el pasado, atrapado en los malos sentimientos y atrapado en relaciones que sinceramente no me hacían bien, pero aprendí que no debo definir mi vida por esos sentimientos, sino por el amor que recibo de quienes me rodean. Yo me defino y también el amor de otros a mi lado.
Tengo amigos que están en otros países, que desde allá me quieren, amigos que me apoyan no importa lo que pase, además me inspiran a ser mejor. Como Sonic en las películas, aprendí a ver las cosas y encontrar lo bueno en este mundo. Aprendí que la historia de todo está definida por el amor, a alguien le gustaba tanto las estrellas que las nombró, algunos están tan interesados por las rocas que clasifican cada uno de ellas y hay gente que ama tanto las historias que estarán con nosotros hasta el fin de los tiempos. Todo es amor.
Hay un diálogo en que me llegó sinceramente, y va más o menos así:
“-¿Alguna vez desaparece? ¿Cómo dejas ir el dolor?
-No lo haces. Nunca te abandona… Pero aprendes que el amor… el amor es más fuerte. Incluso cuando se van, su amor permanece contigo, para siempre. Estoy seguro de que es así para ti también.
-Como… la luz de las estrellas, llega a la Tierra incluso si ya no están.”
Espero que puedan encontrar aquel amor que se pose en sus corazones por siempre.
Con cariño, se despide,
Pedro Ascui.