“Robocop”: una buena versión que no hacía falta
La cuestión no es si la película es mala o buena. La cuestión es por qué estamos haciendo películas de “Robocop” a estas alturas de la vida. De la misma manera en la que Alan Moore se queja de que la industria del cómic norteamericano se quedó pegada en los superhéroes, también me voy a quejar en esta oportunidad, así que permiso.
Es difícil decir que se trata de una mala versión. Cumple con la mayoría de los requisitos y actualiza la cinta ochentera a temas más pertinentes a nuestra realidad. Y qué decir de los efectos, están a la altura de la tecnología actual, como era de esperarse en una película de ciencia ficción. Para quien no conoce la historia, el policía Alex Murphy es mutilado y quemado durante el cumplimiento de su deber, y la única forma de salvarlo será convirtiéndolo en un cíborg, lo que dará pie a una dicotomía entre hombre y máquina en la que Murphy pondrá a prueba su verdadera humanidad. ¿Me siguen, o no me siguen ná?
La empresa Omnicorp ha estado durante mucho tiempo intentando introducir en el mercado sus productos de defensa militar, para lo cual echa mano de todos los recursos de los cuales dispone: propaganda del terror, manipulación de los medios, presión y soborno a parlamentarios, en fin, una delicia para cualquier fanático de Chomsky. Acá se hace hincapié en el rol de matón que ha tenido Estados Unidos a nivel internacional y cómo justifican su intervención militar, en otros países, para “salvaguardar la paz mundial”. En ese sentido, la película funciona bastante bien, ya que profundiza mucho más esos temas que en la historia original.
Varios de los elementos harán mucho más sentido si uno conoce cómo funciona la política estadounidense. Los políticos demócratas, por decirlo de alguna manera, se oponen a que robots se encarguen de la seguridad nacional e internacional, ya que carecen de razonamiento o emociones; y los políticos republicanos insisten en implementar este programa que, según ellos, es mucho más seguro para eliminar la delincuencia de raíz, justo como la Derecha sugiere hoy en Chile. Para conseguir sus ambiciones, Omnicorp buscará el favor de la opinión pública la que se traduciría en votantes, poniendo a los parlamentarios en su bando, lo que les permitiría ser los proveedores oficiales de los cachureos bélicos que intentan vender, ganando incontables millones. Para ello, utilizan la popularidad de Alex Murphy como una manera de lavar la imagen de los controversiales robots.
Todos estas situaciones son bien interesantes y figuran con mucha más fuerza que en la “Robocop” clásica, sin embargo no con la suficiente fuerza. Al final la historia se termina perdiendo en las explosiones y escenas de acción, pero claro, es de esperarse. Uno de los personajes más interesantes es el de Pat Novak, interpretado por Samuel L. Jackson, quien representa a la prensa sensacionalista, amarillista y poco objetiva (tan popular en estos días) para manipular la opinión de la gente. Me recordó un poco al personaje “La voz del Sinchi” de “Pantaleón y las visitadoras” (Francisco Lombardi, 2000), la película basada en el libro de Mario Vargas Llosa. Me habría gustado personalmente darle un poco más de pantalla a este personaje, ya que era una propuesta bastante interesante y enigmática.
Otro problema con las nuevas películas que resetean franquicias es que, al ser historias que parten el origen de los personajes desde cero, nos cuentan de nuevo una historia que es archi sabida: pasó en Batman, Superman, Spider-Man y, con menor intensidad quizás por no estar tan manoseados por Hollywood, Iron Man y Robocop. Se dedica demasiado tiempo de película en mostrar el origen de los personajes y uno habría esperado haber visto más a Robocop en acción. Sí, ya sé que parece que me estoy contradiciendo, porque antes dije que las escenas de acción habían acaparado la película frente a otros elementos, pero me refiero más a la duración que a la cantidad de éstas. En lugar de dos escenas de acción muy largas, hubiese preferido unas seis cortas en las que se mostrara al policía robot en todo su esplendor, luchando contra el crimen, sin dejar de lado, por supuesto, todos los subtextos políticos de la película que a mi juicio son más que interesantes.
Para ser un remake la película está bastante bien y puede ser disfrutada tanto por los que vieron la versión ochentera como por las generaciones nuevas que no lo hicieron. Sin embargo, como dije al principio de esta crítica, uno no puede sino preguntarse si hacía falta hacer esta versión nueva, en lugar de dedicar creatividad y recursos a nuevas historias que aporten en algo al imaginario fílmico de nuestra era. Porque a veces pareciera como si el futuro del cine para las masas está en los refritos, lo que, de ser así, me parece muy, muy, pero muy mal, fíjense. En ese sentido, esta nueva versión de “Robocop” es algo así como “musho derroshe”.
¿Vieron que al final no me quejé tanto como dije? Deben ser las vacaciones. Me permiten relajar un poco la vena.
Por ©Felipe Tapia un De día un tímido profesor, de noche un audaz y apuesto crítico de cine.
1 Comment
Jajajaja… Simple .. Muy buena critica .. Sobretodo para los q no somos expertos en temas ni términos técnicos de cine pero lo amamos y disfrutamos en todas sus formas.
Queda muy claro y lo agradezco.
Saludos!