Crítica de cine: “Nosotros los Nobles”
Inspirada en “El gran calavera” (1949) de Luis Buñuel, “Nosotros los Nobles” es una comedia costumbrista mexicana que tiene un lanzamiento un tanto tardío en Chile, ya que la cinta fue estrenada en su país de origen en julio de 2013. Sin embargo, el lado positivo de esto es que cuenta con números que respaldan el atractivo de la propuesta, siendo una de las películas latinoamericanas más vistas hasta ahora, con 7 millones de espectadores a su haber y dos premios Ariel: uno al mejor actor, para Luis Gerardo Méndez y el otro para el mejor guión adaptado, para el director y guionista Gary Alazraky.
La película cuenta la historia de un millonario y viudo empresario que bordea los 60 años, Germán Noble (Gonzalo Vega), quien amasó una gran fortuna a punta de trabajo duro y mucho sacrificio, lo que le permite hoy dar a sus tres hijos: Javier (Luis Gerardo Méndez), Bárbara (Karla Souza) y Charlie (Juan Pablo Gil), una vida repleta de ostentosos lujos, lo cual hace que estos vivan en una realidad muy paralela a la de su padre, total y absolutamente inconscientes sobre el real valor del dinero, dando por sentada su cómoda y privilegiada vida.
Tras la temprana partida de su madre, Javier, Bárbara y Charlie se han convertido en jóvenes consentidos por un padre que, consciente de su ausencia debido a su adicción por el trabajo, los tapa de tarjetas de crédito con cupos estratosféricos para que gasten sin límites. Este abandono convierte a los tres chicos en unos verdaderos pelmazos superficiales, engreídos y desdeñosos que se encuentran sumergidos en un mundo materialista, dominado por las apariencias y la conveniencia. Hasta que un día Germán Noble echa un vistazo a los inconmensurables gastos de sus hijos y decide darles una lección que cambiará sus vidas.
El vuelco que vendrá en la película, a partir de la lección que el padre adinerado quiere dar a sus muchachitos inconscientes y en cuyos detalles no ahondaré a fin de no revelarles por completo la trama, puede ser un tanto predecible y lo más probable es que no los sorprenda en absoluto, ya que se trata de un recurso sumamente utilizado en el cine. Sin embargo, lo que marca la diferencia en este caso es la manera en la cual el director utiliza dichos recursos, como el humor inteligente, el retrato amable de la cultura mexicana y la constante tensión romántica que se produce entre varios de los personajes, elementos que mantendrá al espectador en vilo y enganchado con la cinta, a través de la cual queda de manifiesto el redondo trabajo del director y guionista, Gary Alazraky, quien además interpreta un rol secundario como uno de los amigos de Javier Noble, quizás siguiendo la tradición de Woody Allen.
El villano, interpretado por Carlos Gascón y cuyo leitmotiv es absorber lo que más pueda de la fortuna de los Noble, parece salido de la mejor teleserie mexicana y a través de múltiples ardides, añadirá pimienta y suspenso a la cinta. Al mismo tiempo, será sumamente interesante ver cómo estos tres jóvenes seguirán adelante con sus vidas, luego de la lección recibida por parte de su padre, quien a la larga también recibirá una importante enseñanza por parte de sus hijos. La trama se encargará de ponerlos en diversas encrucijadas en las que tendrán que ingeniárselas para ser capaces de conciliar la dualidad a nivel personal y social que se producirá en cada uno de ellos a partir de lo aprendido.
Con momentos que dan para soltar una buena carcajada, la película es altamente recomendable y, a modo de consejo, quédense a ver por completo el paso de los créditos y se encontrarán con una sorpresa final.
© Alejandra López