Critica de cine: “Los juegos del hambre: Sinsajo – Parte 1”, la previa del final

Con acción más dosificada y un tono más oscuro, pese a una trama casi adolescente disfrazada de filosofía política, regresa a los cines la saga de “Los juegos del hambre”, adaptación de la novela de Suzanne Collins, esta vez la tercera parte y final llamada “Sinsajo”, la cual ha sido dividida en dos partes, no porque la novela sea demasiado intrincada y extensa, sino porque sería de estúpidos matar anticipadamente la gallina de los huevos de oro y perder la oportunidad de ganar un billón de dólares extra por no hacer dos películas por el precio de una. La tendencia comercial de los últimos años de dividir las adaptaciones cinematográficas del último libro de la saga literaria exitosa de turno en dos películas, llegó para quedarse desde que se probara como fórmula en los casos de “Harry Potter” y “Crepúsculo”. ¿Se imaginan si en 1983 hubieran hecho algo parecido con “El regreso del Jedi”, o en 1990 con “Volver al futuro parte III”? En el primer caso, la película hubiera tenido que terminar con la llegada de los rebeldes a Endor, tal como en la versión animada “Family Guy Presents: It’s a Trap!” (2010); en el segundo caso hubiera tenido que terminar con el desmayo del Dr. Brown por beber el trago en el bar en la previa al gran escape. Continuando con el absurdo ejercicio de universo paralelo, mutilar las historias de ese modo no hubiera funcionado a menos que en “El regreso del Jedi –Parte 1” hubiera más dosis de celos de Han ante un posible triángulo amoroso, o pudiéramos ver como los espías mueren por robar los planos de la nueva estrella de la muerte. En “Volver al futuro parte III– Parte 1”, tendría que haber habido toda una sub-trama sobre si decirle o no la verdad a Clara sobre el DeLorean y sobre cómo se asaltará el tren. De haber sido así, esas películas hubieran resultado ser muy distintas en tiempo e intensidad así como nuestros recuerdos sobre ellas. En ese sentido, como nunca sabremos qué tan espectacular hubiera sido “Sinsajo a secas”, solo podemos evaluar lo que se nos presenta: La previa del final.

Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) ha sido rescatada desde el domo de los fallidos Juegos del hambre en una conspiración para gatillar una revolución que destruya la tiranía del Capitolio de Panem. El distrito 12 ha sido destruido en consecuencia y Katniss, Finnick y el científico Beetee han sido escondidos en el distrito 13, el cual no sólo no está desierto, sino que se encuentra completamente re-construido en forma subterránea como una fortaleza de poderío estratégico y militar, en preparación al inevitable alzamiento en contra del Capitolio. Incluso tienen un gobierno alternativo, liderado por la presidenta Alma Coin (Julianne Moore) a quien se le ofrece el Sinsajo, representado en la figura de Katniss, como estandarte ideal de lucha. Ese es al menos el objetivo de Plutarch Heavensbee (Philip Seymour Hoffman) quien deberá convencer a Katniss de que coopere y abandone el resentimiento que siente por quienes la ayudaron a ella, pero que dejaron abandonados a su suerte a Peeta y a Johanna Mason.

El recurso de la propaganda usado por el Capitolio, será el arma contraofensiva de la presidenta Coin en esta guerra prácticamente declarada, pero que no parece tener un claro vencedor. La promesa de democracia, el ambiente militarizado y las restricciones del distrito 13 hacen pensar, por momentos, si no se estará cambiando una dictadura por otra. Como consuelo, Katniss sabe que sus cercanos están a salvo junto a ella, pero el precio parece ser demasiado elevado. El distrito 12 sufrió un holocausto. Cinna debió pagar caro el levantar el ícono del Sinsajo, por lo mismo Haymitch (Woody Harrelson) y Effie (Elizabeth Banks) han sido también rescatados y escondidos en el distrito 13. Desde el fondo de la tierra queda la duda de cuán cruel será la retaliación del presidente Snow (Donald Sutherland) contra los rebeldes y si el vuelo del Sinsajo será suficiente para salvar el destino de Peeta y de todo Panem.

Con la práctica de cortar la película en dos se soluciona un problema, pero a la larga se genera otro. Por un lado hay más tiempo para desarrollar los personajes y establecer las líneas argumentales, pero en consecuencia la película debe ser interrumpida en cierto punto, generando un falso Cliffhanger, en una vuelta de tuerca forzada. La consecuencia la pagará la segunda parte, que deberá basarse en un climax y desenlace extendido al límite, con relleno de mucha acción física en un marco de tres actos igualmente forzados. Pero eso no es problema de uno, sino de los productores comerciantes.

Dicho esto, estamos de todas formas ante una sólida tercera entrega, con una historia entretenida pese a los alargues. Dirigida nuevamente por Francis Lawrence, “Sinsajo” presenta esta vez una progresión dramática distinta a las películas anteriores. Para empezar, no hay Juegos del hambre. Eso le quita el piso a la estructura de reality y vuelve la trama más impredecible, al menos para quienes no leyeron el best-seller. Esto hace que los escenarios vayan apareciendo de un modo más paralelo, hace que se expongan los bandos de una manera más frontal con Katniss, los rebeldes y el distrito 13, por un lado, Snow y su dictadura por el otro, presentándonos al resto de los distritos de la misma forma esporádica, pero con un sentido más participativo, reactivo y violento.

Katniss, su familia y Gale están más presentes, pero Snow, Peeta y el resto del Capitolio se perciben distantes, a través de transmisiones, o breves reacciones ante las revueltas, dándoles un halo de misterio. La intriga ya no es tan abierta. Ahora, como espectadores, estamos un paso atrás casi en igualdad de conocimiento que Katniss y lo que Snow tenga preparado puede llegar a ser una sorpresa, como un balde de agua fría.

La película permite que Gale (el hermano menor de Thor, Liam Hemsworth) pueda desarrollarse sin Juegos del hambre que lo interrumpan. Su presencia ahora es vital y supera el mutismo de los primeros planos que mezquinamente le dieron los guiones de las películas anteriores. El reparto es más interesante ahora, gracias al debut en la saga de Julianne Moore como la presidenta Coin. Se repiten en los roles secundarios Woody Harrelson y Elizabeth Banks, él como un alcohólico que deberá afrontar su adicción ante una forzada ley seca, mientras que ella es la fascista que deberá aprender de austeridad y democracia. El contrapunto se da en forma opuesta en el caso de estos dos pues el exagerado cinismo del capitolio ya no corre en un campamento de guerra, de este modo, las discusiones alcohólico vs colérica dan paso a una más amigable discusión inadaptado-sobrio vs inadaptada fascista. Banks destaca en esta oportunidad pues luce a su personaje en un conflicto serio, sin pelucas ni parafernalia.

El uso de los elementos propagandísticos de guerra, dan lugar a una inusual escena de humor, debido a la seriedad con que plantean el tema y la consistencia de los personajes. Del mismo modo, es intensa la presentación de la canción que canta Jennifer Lawrence “El árbol del ahorcado”, presente en la novela, pero que gracias a la música toma un cariz épico. La segunda canción que llama la atención es “Yellow Flicker Beat”, presente en los créditos finales, interpretada por Lorde.

Aunque destiñe un poco con sub-tramas juveniles, “Sinsajo” tiene momentos realmente tensos y escalofriantes. Viene a ser una especie de “El imperio contraataca” dentro de la saga de “Los juegos del hambre”, recordando con ficción los horrores de una guerra verdadera.

“Sinsajo – Parte 1”, está dedicada al fallecido Philip Seymour Hoffman, actor que forma parte de un dato anecdótico: si las escenas entre Plutarch y la presidenta resultan curiosamente familiares, se debe a un fenómeno de repetición de casting, ya que es la cuarta vez que ambos actores comparten pantalla después de “Boogie Nights” (1997), “El gran Lebowsky” (1998) y “Magnolia” (1999).

© Hugo Díaz

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