Crítica de cine: “Los indestructibles 3”
En esta tercera secuela de “Los Indestructibles”, el equipo liderado por Barney Ross (Sylvester Stallone), y formado también por Lee Christmas (Jason Statham), Gunnar Jensen (Dolph Lundgren) y Toll Road (Randy Couture), tiene la misión – encomendada por el agente de la CIA, Max Drummer (Harrison Ford)- de capturar a un traficante de bombas y armamento militar en general, llamado Conrad Stonebanks, interpretado por Mel Gibson. Por la dificultad de la misión, rescatarán de una prisión de alta seguridad a un médico experto en cuchillos y ex miembro del escuadrón apodado Doctor Muerte, rol ejecutado por Wesley Snipes, para que los ayude.
Durante la misión, Los Indestructibles -especialmente Barney – se dan cuenta que los años no pasan en vano y que hay que meter sangre nueva al equipo, con el consiguiente malestar de los veteranos. Aquí entra la nueva generación de la mano de actores poco conocidos, compuesta por el ex marine John Smilee (Kellan Lutz), la saca borrachos de un club nocturno Luna (Ronda Rousey), el experto en informática Thorn (Glen Powell) y el experto en armas (Victor Ortiz), además del francotirador Skilled Galgo (Antonio Banderas), quien al principio es rechazado por Barney, por ser demasiado viejo. Obviamente, los creadores de esta historia, tratarán de demostrar que más sabe el diablo por viejo que por diablo, pues al final serán los viejos experimentados quienes salvarán el día, con un rol preponderante de otros 2 ex miembros de los Indestructibles, Trench Mauser (Arnold Schwarzenegger) y Yin Yang (Jet Li).
Las entregas anteriores de esta saga se caracterizaron por ser una parodia de la clásica película de acción de los 80’s, con bromas evidentes e inteligentes que supieron cautivar a los fanáticos. No obstante, en esta versión la fórmula pareciera estar agotándose con una trama débil que se sustenta en un conflicto cuyo vago desarrollo se ve opacado por un abuso de tiroteos, peleas y armas, lo cual deja la sensación de estar viendo no una cinta que se ríe de un antiguo modo de hacer cine, sino que quiso ser un film de acción real. De hecho, las secuencias de tiroteos y peleas son tan extensas que fácilmente puede perderse la noción de la trama que lleva a los personajes a estar en dicho conflicto y en lugar de mantenerte alerta, a la expectativa de lo que puede ocurrir con el personaje, te hace entrar en un estado de letargo en el que si pudieras dar clic al botón de “adelantar”, lo harías.
Con giros en la historia fácilmente predecibles y secuencias totalmente prescindibles, esta película además tampoco muestra una figura antagónica potente, ya que el desarrollo de este personaje –interpretado por Mel Gibson- es superficial frente a todo el despliegue que se hace del protagonista, ejecutado por Stallone y esto puede deberse, en alguna medida, a que este último es uno de los escritores de la historia. En concreto, hay pocas escenas dentro del film dedicadas a mostrar quién es este villano, cuál es su conflicto, a qué se dedica –además de traficar armas lógicamente- ¿tiene familia? ¿cómo se relaciona con la gente? Son todos aspectos que contribuyen a formar la imagen de una persona y esto está absolutamente ausente en la película. Pasan los créditos y no sabes quién fue Conrad Stonebanks y es que, al parecer, tampoco era primordial para los creadores de esta historia mostrarlo; todo se centra en el personaje interpretado por Stallone, lo que le quita relieve al relato convirtiéndolo en una árida planicie.
Por otro lado, esta cinta cuenta con la presencia de figuras memorables del cine, y eso hace que las expectativas sobre el film se eleven, y es quizás esa la razón por la cual la mirada del espectador sea mucho más crítica, porque lo cierto es que da para esperar mucho más de lo que finalmente entrega esta película, principalmente porque los actores suelen escoger a los personajes que interpretarán por el desafío que representan y por lo positivos que pueden ser para la continuidad de sus carreras. Por lo mismo, resulta difícil no preguntarse en qué estaban pensando sus representantes cuando les dieron el vamos para participar en esta película, quizás la única respuesta comprensible podría ser ¿la amistad con Stallone? O tal vez, debido a que ya son estrellas consagradas, pueden darse el gusto de hacer actuar en un film de estas características… difícil saberlo.
© Alejandra López