Crítica de cine: “Kingsman: El círculo dorado”

No pasa ni un minuto desde que comienza la película, y tenemos la primera de las muchas trepidantes secuencias de acción que llenan la pantalla de “Kingsman: el círculo dorado”.

Cabe destacar que esta es la secuela de “Kingsman: Servicio secreto” (2014), y que mantiene tanto a su director, Matthew Vaughn, como también a sus principales figuras. Ambos filmes toman con humor las películas de espionaje y agentes secretos, llevando la acción a la sátira visual, y el conocido humor negro a uno más popular.

“Eggsy” (Taron Egerton) ya es todo un agente. Una noche es atacado por un fallido aprendiz de Kingsman que ahora trabaja para la más grande organización de narcotráfico del planeta. Cuando pensó que se habían librado de tal ataque, todos los agentes del Reino Unido son asesinados por cohetes teledirigidos. Solo Eggsy y Merlin (Mark Strong) sobreviven. Esto propicia recurrir al plan “Juicio Final”, la que los lleva a viajar a Kentucky, Estados Unidos, a una licorería llamada “Statesman”, en donde se encuentran con agentes secretos norteamericanos que son sus pares, sus “primos”. Juntos lucharán contra un objetivo común: Poppy (Julianne Moore), quien vive en Camboya, en un lugar llamado “Poppy Land” ambientado en los años 60 y en donde dirige el mayor negocio de narcotráfico del mundo.

Si bien no es necesario haber visto previamente “Kingsman: Servicio secreto” para ver este filme, sí hay que tener claro que tiene muchos guiños y que recurre frecuentemente a la original. De hecho, el solo recuerdo y posterior participación de Harry Hart (Colin Firth) es una fuerte conexión de esta continuación de los hechos ocurridos en la primera parte.

Esta es una película en donde las actuaciones se toman en serio. Cada personificación es un poco recargada, lo que sobrexpoo doiradone actitud y expresión de cada actor. El tridente que conforman Egerton, Firth y Strong es tremendamente bueno, funciona en cada secuencia y logran llenar toda la pantalla. Julianne Moore se acerca a Marilyn Monroe en su actuación, con esa sensualidad y carisma que derrocha en cada imagen. También merece elogios Jeff Bridges en su papel de “Champ” que es quien dirige la organización “Statesman”. Halle Berry mientras tanto, tiene un aceptable papel. Quizás lo más bajo en actuación (derechamente mala) pero que gana en simpatía es la de Elton John.

Nota aparte para el actor chileno Pedro Pascal, que personifica a “Whiskey” en el film, quien tiene una destacada actuación. Pascal tiene vasta experiencia en series de TV y no tanto en películas para la gran pantalla, destacando su participación en series como “Narcos” y “Game of Thrones”. En esta oportunidad, Pascal es uno de los agentes norteamericanos de “Statesman”, que se luce con su soga para combatir a los secuaces de “Poppy”.

Visualmente la película es muy llamativa. Colores, efectos especiales, coreografías: el cine digital es la estrella de la película. Me hizo recordar lo que vi en “Birdman” (2014) y ese paseo visual que logra y abusa Alejandro G. Iñárritu, ya que como vengo diciendo hace rato “filmando con digital, cualquiera”.

“Kingsman: el círculo dorado” también hace una pequeña crítica a la política de los Estados Unidos, dejando al mismísimo Presidente de la República como un tarado, inhumano e irresponsable. ¿Estará tan distante de la realidad actual? Parece que los guiños políticos realizado en la primera parte le pasaron la cuenta ya que la crítica fue opuesta. Ah, también suavizó la parte sexual, por la cual fue duramente criticada la original.

Una entretenida película, con buenas actuaciones, visualmente atractiva, una trama bien urdida y ejecutada, pero que puede hacerlo caer en confusión a veces, y que decae en ritmo en su insistencia de no dejar nada al azar.

Por ©Daniel Bernal

En Twitter: @SoloBernal_