Crítica de cine: Justicieros

 Crítica de cine: Justicieros

Una cadena de hechos fortuitos y aparentemente aislados, provocan que, en un accidente en el tren subterráneo en alguna ciudad de Dinamarca, pierda la vida la esposa del militar Markus (Mads Mikkelsen) y madre de Mathilde (Andrea Heick). Uno de los sobrevivientes del accidente (Otto) y que por esas cosas de la vida tuvo una última conversación con la mujer fallecida, descubre, en este juego de las probabilidades y el azar, que el accidente no habría sido tal, sino un atentado orquestado para asesinar a un hombre que viajaba en ese tren y que se dirigía a atestiguar a la Corte en contra de un grupo terrorista denominado “Los Justicieros”, sin importar los daños colaterales que el atentado podía provocar. Otto junto a dos amigos cercanos visitan a Markus para contarle el descubrimiento, y éste último decide tomar venganza por sus propias manos.

La película juega con varias aristas. Suena a locura la explicación del porqué el trágico evento no se debe considerar un accidente, pero sí un atentado. Luego, está la obsesión de Mathilde por tratar de explicar la muerte de su madre trazando una secuencia de eventos desafortunados que ocurrieron desde un día antes de desencadenarse la fatalidad, propuesta muy interesante y que debería haberse explotado y aprovechado mucho más. Luego, está el tema de la venganza. Cuando pensé que vería una película tipo “Brian Mills” de Liam Neeson, me encontré con tintes distintos y que hacen que esta película no se parezca a otras previamente vistas. Además, tiene un interesante planteamiento de fuego cruzado en donde el gato puede convertirse en ratón.

El director es Anders Thomas Jensen, quien a sus 27 años ganó el premio Oscar de la Academia en la categoría Mejor Corto Live Action por “Valgaften” en 1999. Acá nos presenta una muy buena película, interesante de principio a fin. Está bien dirigida, sin secuencias sobrantes, con una buena utilización de la cámara y la dirección de personajes. En general, funciona bien en todos los aspectos técnicos, incluyendo una buena banda sonora. Además, cuenta con Mads Mikkelsen, quien hace gala de su sentido actoral interpretando a un tipo rudo, quien no se abre con nadie, prisionero de sus sentimientos y su tozudez. Gran papel del danés, quien nos tiene acostumbrados a entregarnos excelentes despliegues actorales.

Muy entretenida película, bien filmada. Tiene un “pequeño gran” giro de guion que sigue hundiendo al espectador en el asiento inmerso en la trama, con el deseo de agilizar el desenlace y saber pronto qué ocurrirá. Muy recomendable.

Escrito por: ©Daniel Bernal

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