Crítica de cine: Goodbye, DonGlees!
Esta nueva película animada proveniente del país del sol naciente nos trae una temática muchas veces vista a lo largo de los años, tanto en largometrajes protagonizados por personas reales como animadas también. En esta oportunidad, Roma y Toto son dos preadolescentes que han sido amigos desde niños. Roma vive en su pueblo natal y se dedica a ayudar a su familia en la crianza de animales, por lo que sufre constante bullying por parte de sus compañeros de curso. Toto, por su parte, ya no vive ahí, tiene metas más precisas como son el querer ser doctor y estudiar en Tokio.
Crearon su propio club llamado DonGlees, y una bien preparada casa club situada en una quebrada en la inmensidad del bosque. En este verano se les une Drop, un chico de su misma edad con quien realizan una gran aventura: ir a recuperar el dron que perdieron en el bosque ya que debe tener las imágenes que demostrarían que ellos no son los responsables del incendio en el bosque debido a la manipulación de fuegos artificiales. Y como toda buena aventura, reirán, discutirán, llorarán y, por supuesto, no la olvidarán jamás.
La productora Mad House es la que está detrás de este interesante proyecto, y la dirección está a cargo de Atsuko Ishizuka. La animación no es la colorida que acostumbramos a ver, sino que utiliza colores más oscuros, otorgando una textura más similar a la vida real en muchos de sus pasajes. De hecho, existen varias secuencias en donde se nota que el dibujo está hecho sobre una secuencia de la vida real, sobre todo en movimiento, para dar una perfección tanto al dibujo como al movimiento mismo. El animé es un tanto sobrecargado por la cantidad de vegetación y espacios algo reducidos en que habitan los personajes la mayoría del tiempo. Además, en la mitad del largometraje la historia tiende a volverse un poco confusa y quedan algunos cabos sueltos que no se alcanzan a explicar, pero que afortunadamente no entorpecen el desenlace del mismo. Es más, el epílogo bien podría ser sacado de una película de Christopher Nolan, para acercar la idea que deseo transmitir.
La música es un recurso bastante utilizado a lo largo de los 95 minutos de duración, poniendo énfasis en muchas secuencias sicodélicas que tiene el animé. La canción principal se titula “Rock the World” y está interpretada por la banda nipona “Alexandros”.
Mucha diversión, aventura e incluso el drama de una tragedia, son los elementos que se pueden encontrar en “¡Adiós, DonGlees!”, en donde también se plantean las dudas e interrogantes de niños -porque aún son niños- en esa difícil época de la transición entre los quince y dieciséis años. ¿Será el último verano en que estén reunidos después de tantos años juntos?
Escrito por: ©Daniel Bernal
Sígueme en Twitter: @DanielBernalY