Crítica de cine: “G.I. Joe: el contraataque”
El equipo G.I. Joe es el mejor del ejército norteamericano, el más eficiente, y con más recursos económicos y tecnológicos. Un equipo con los mejores soldados, valientes y audaces, pero sobre todo, con un gran sentido del honor, capaces de llevar a buen fin la misión más compleja.
En la película anterior, Cobra (un villano cuyo plan es simplemente apropiarse del mundo) es detenido por “los Joe” y hecho prisionero por el Gobierno; sin embargo, Zartan, uno de los aliados de Cobra y maestro del disfraz, secuestra al presidente de Estados Unidos y se hace pasar por él. De esta forma se inicia esta secuela, con los villanos en el poder, planeando la liberación de su líder.
Los G.I Joe entonces sufren una emboscada y muchas pérdidas de vidas. Así, un equipo más pequeño, liderado por el sargento Roadblock deberá hacerse cargo de la situación y salvar al mundo nuevamente, aunque esta vez, de una inminente guerra nuclear.
“G.I. Joe: el Contraataque” es una película que tiene todos los ingredientes que disfrutan los amantes de las películas de acción: muchas balas, bellas mujeres, escenas de batallas increíbles (literalmente in-creíbles) y frases clichés, con algunos chistes de por medio. Pero eso es todo. La película, al igual que la anterior, solo es una entretención bélica sin mayores pretensiones artísticas.
La apología a las armas y la forma de mostrar la guerra como si fuera un juego, le quita aún más peso a la historia, al punto de ser infantil. Bueno, no hay que olvidar la película está basada en una serie para niños, aún cuando esos niños hoy tengan sobre los 30 años.
Particularmente llamativas son dos escenas: una donde los Joe van a casa del General Joe Colton (Bruce Willis) quien tiene un gigantesco arsenal en su casa, escondido como si fueran los huevos de chocolate en semana santa, y otra donde el falso presidente se reúne con los líderes de los países con poder nuclear a “conversar” sobre el desarme atómico. Esta última escena es casi sacada de un capítulo del “Súper agente 86”.
La historia, si bien es correcta y redonda, desde el punto de vista de un guión donde todas las piezas calzan, no tiene segundas lecturas ni elementos que hagan pensar al público, en ningún nivel de reflexión. Cada escena es lógica, al punto de hacerse predecible y obvia.
Para algunos, esto está bien y no es necesario pedirle más a una película de estas características, donde el espectador generalmente sabe con lo que se va a encontrar. Sin embargo, dada la evolución que ha tenido el cine de acción en algunos filmes de los últimos años, como la trilogía Bourne o con mayor razón, la trilogía de Batman, uno espera que este tipo de cine de todas formas aproveche los recursos narrativos para contar una historia, a lo menos, con más elementos de suspenso y giros sorpresivos, aunque verosímiles. En definitiva, un guión más elaborado, que pueda ser gusto de un público amante de las explosiones y también del que busca una buena trama. “G.I. Joe: el Contraataque” decide quedarse solo en el primer nivel.
Una película para pasar un buen rato, incluso reirse por lo absurdo de algunas situaciones, pero de la cual el espectador se olvidará a los pocos minutos de haber salido del cine.
(c) Por Juan Carlos Berner