Crítica de cine: “Ad Astra”
Generalmente cuando vas al cine, al final tienes claro si la película te gustó o no. Esto tiene que ver con las emociones que te produjo la película. Una buena comedia te hizo reír, una cinta de terror te provocó miedo y un drama político quizás te hizo reflexionar. Sin embargo a veces te quedas con la sensación de que viste una buena película, pero que “algo le faltó” para que realmente la amaras. Y eso es lo que ocurre con “Ad Astra”.
La historia es protagonizada por el mayor Roy McBride (Brad Pitt), un temerario astronauta que trabaja para una agencia espacial privada en un futuro cercano (pensemos unos 30 0 40 años en el futuro). McBride es llamado por el ejército para realizar un largo viaje hasta Neptuno, donde hay emisiones de energía que ponen en peligro a todo el Sistema solar. Así, el mayor tiene que hacer un largo viaje espacial para salvar a la humanidad, sin que nadie se entere de su misión. Todo esto mientras existe la posibilidad de que se encuentre con su padre, dado por muerto en una misión anterior y quien es toda una leyenda de los viajes espaciales.
La película está excelentemente tratada desde la narrativa audiovisual. Todo lo que tiene que ver con el espacio, las naves y los hechos científicos están logrados con realismo: verdaderamente podemos sentir que estamos en el espacio, al estilo de cintas como “Gravedad” o “Interestelar”, a las cuales no tiene nada que envidiarles. El viaje del mayor tiene además algunos contratiempos, para darle más agilidad y un tono de aventura a su expedición, aunque en realidad lo que estamos presenciando es el viaje interior del protagonista; un hombre que ha estado gran parte de su vida solo, que se separó de su mujer y fue abandonado por sus padres. Así, este viaje sin igual por el espacio, será no solo para salvar a la raza humana, sino también para encontrarse consigo mismo.
Hasta ahí todo maravilloso. El problema de la cinta, perfectamente filmada y fotografiada, es que es todo demasiado racional. El guion es redondo de principio a fin, la cinta es bellísima estéticamente, pero le falta un clímax más emotivo, quizás un poco por la actuación de Pitt (que no es mala pero se lleva todo el peso de la película), la historia o incluso la música, que es casi inexistente o no provoca nada en el espectador.
“Ad Astra” es entonces un bello espectáculo visual, con entretenidas escenas de aventuras, pero al que le faltó un poco de corazón para ser perfecto.
Por Juan Carlos Berner
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