Comentario sobre el primer episodio de “Philip K. Dick´s Electric Dreams”

 Comentario sobre el primer episodio de “Philip K. Dick´s Electric Dreams”

“The Hood Maker” es el primer episodio de diez de esta serie, basado en un relato corto de Philip K. Dick. Este escritor formó parte de una generación más rupturista de la ciencia ficción, orientada más a la ficción que la ciencia (A diferencia de Clarke o Asimov). La serie emitida este domingo viene a ser un entremés antes de “Blade Runner 2049”, por lo que los fans de escritor y de la ciencia ficción clásica en general estarán más que contentos.
La primera historia nos describe un mundo en el que los telépatas son una minoría que, como en la mayoría de las sociedades, cuando nos conviene los incluimos, en este caso son usados para rastrear personas con conductas antisociales. Un grupo extremo anti “agujas”, que es como llaman a los telépatas, ha conseguido escudarse de estos últimos gracias a una máscara rústica que los vuelve inmunes a los sondeos mentales. El trabajo de un policía (Richard Madden, más conocido como Robb Stark) es localizar al fabricante de máscaras o Hood maker, para evitar una catástrofe. Por supuesto que esto no se trata de una guerra entre buenos y malos. Tanto los telépatas como los que los odian son una amenaza potencial y es trabajo de la policía evitar enfrentamientos.
El mundo retratado destila ciencia ficción y el sello de K. Dick por todos lados: miedo a los aparatos represores, defensa de la libertad, interrogatorios, marginales, paranoia, y un quiebre final que sorprende. Hay una metáfora detrás en la que la telepatía representa la vigilancia como un método eficaz para evitar crímenes pero que transgrede la privacidad. Como poner cámaras en las calles, algo que ya está pasando. ¿El que nada hace nada teme? Este episodio nos muestra que no es algo tan sencillo.
Se han hecho todo tipo de adaptaciones sobre el trabajo de este autor. En el cine han brillado “Blade Runner” o “Total Recall”, y hace poco que se ha explotado otros trabajos en televisión. Personalmente, creo que esta serie es superior a “The Man in The Highcastle”, otra de las cartas de Amazon. Claro, al igual que esta última, se han tomado algunas libertades literarias, pero las de “Electric Dreams” son más elegantes y entendibles, a todas luces.
Los temas tratados no son para nada nuevos, pues estoy seguro que los telépatas nos han acompañado desde hace siempre en la pantalla chica y grande. Lo mismo la discriminación a minorías y la vigilancia excesiva (Caballito de batalla de gran parte de las distopías), pero el tratamiento del tema es finalmente lo que cuenta. Un universo ficticio en el que lo tecnológico coexiste con lo rústico, los proyectores de cinta de película aparecen junto a los telépatas, y la trama se asemeja más a un relato negro de detectives de sombrero que a un futuro hipertecnologizado, como “Blade Runner”.
Mi comentario final es que este primer episodio pasó la prueba, y que estamos frente a un trabajo digno y de calidad, respetuoso con la obra de un autor que tanto le ha dado al formato audiovisual como Philip K. Dick. Estaremos atentos al próximo sueño eléctrico. Y por supuesto, al plato fuerte de “Blade Runner 2049” ¿Será digna del gran escritor, o una explotación olvidable de una franquicia célebre?

 
Por Felipe Tapia, el crítico que pasó sus mejores años hace mucho tiempo

Cine

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