Crítica de Netflix: “Sobreviviendo a la Muerte”
No hay persona en el mundo que alguna vez no se haya preguntado qué hay después de la vida, qué ocurre con nuestra conciencia al momento de morir, cómo es la experiencia de la muerte… Preguntas que el mundo científico se ha realizado durante siglos.
Esta miniserie de seis capítulos profundiza en la experiencia del proceso de la muerte, ese paso que damos desde la vida hacia la… ¿extinción? Para ello, recoge testimonios de distintas personas ligadas a la investigación científica, pero, sobre todo, experiencias narradas por personas que por diversos motivos estuvieron muertas durante segundos y hasta minutos, por lo que sus relatos en primera persona son los más cercanos a una definición formal del proceso de morir que existe en estos tiempos. Primero nos describen el contexto de la situación en que alcanzaron a morir, y luego cuentan la experiencia vivida, que incluye todo tipo de sensaciones, como visuales, olfativas y auditivas. Y aquí viene la pregunta interesante, el puente entre la ciencia y la religión: si el cerebro no tiene ningún tipo de actividad dado que el cuerpo físico está muerto, ¿cómo es posible que siga existiendo una mínima conciencia que permita experimentar dichas sensaciones que luego pueden describir con total lucidez y nitidez al momento de regresar de la muerte?
Cada capítulo muestra a los protagonistas reales de sus experiencias con la muerte, así como también profesionales del mundo científico que investigan este tipo de casos. Cada testimonio va acorde a la situación específica, no existe debate alguno, y solo las palabras de los propios protagonistas tratan de sembrar certeza o duda en la mente del espectador.
El concepto y propósito de la miniserie es tremendamente interesante, pero lamentablemente se queda en eso, en un propósito, ya que en los capítulos posteriores se diluye en historias de cofradías de médiums de dudosa reputación y de testimonios de fantasmas. La serie decae en un aburrimiento terrible, describiendo experiencias de médiums y de familias que han perdido a un ser querido y que no saben si creer o no creer, de organizaciones en que se reúnen estas personas que, se supone, pueden comunicarse con los muertos, y otras lamentables actuaciones de estas personas simulando voces infantiles. Es tan poco creíble y monótona que no logra mantener la atención, pero sobre todo falla al no mantener la credibilidad del espectador.
La miniserie logra repuntar nuevamente recién en el último capítulo, ya que toca otro tema interesante: la Reencarnación, en donde podemos encontrar testimonios de personas que habrían vivido en alguna época anterior, y que logran reconocer ciertas personas y lugares que en la actualidad no habían conocido.
En suma, la idea y concepto de la serie es muy interesante, pero el resultado no. Véala solo si le interesa saber y conocer acerca de estas experiencias y testimonios (el primero se sitúa en Chile), y usted decide, bajo su criterio y formación, si creer en ello o no.
Disponible en Netflix.
Escrito por: ©Daniel Bernal
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