Crítica a “Watchmen” ¿Es un aporte?
El mundo de los superhéroes nunca más volvió a ser el mismo después de Alan Moore y su obra, quienes sacaron al género de la burbuja ingenua y simplona, inspirando a futuros autores que trataron temas mucho más oscuros y adultos. Por desgracia, la mayoría solo reprodujo superficialmente la violencia y sordidez, sin mucha profundidad o subtextos. La industria cinematográfica le hincó el diente a la obra del inglés, quien en numerosas ocasiones ha declarado que no quiere tener nada que ver con esos productos, negándose a recibir nada de estos ni ser mencionado en los créditos. No por nada se fue echando pestes de DC comics. También ha declarado que el género de superhéroes se ha agotado y es el síntoma de una sociedad infantilizada a la que no le gusta que la sorprendan.
El clásico ochentero tuvo una adaptación cinematográfica que in ser un bodrio no le hizo justicia a la que muchos consideran el mejor comic de superhéroes hasta la fecha. Y es que una de sus gracias era que se trataba de una historia autoconclusiva, cerrada y redondita que no se podía prostituir ni alargar. Pero DC no iba a desaprovechar un producto tan rentable. Primero sacaron “Before Watchmen”, una innecesaria y prescindible precuela. Hace poco sacaron “Doomdsay Clock”, una secuela que integraba el universo de “Watchmen” al de DC que si bien tuvo cosas interesantes, se notaba que solo buscaba profitar del clásico. Moore se refirió estas obras diciendo que DC debería estar creando el nuevo “Watchmen” en lugar de seguir arruinando su trabajo.
Pero bueno, ustedes saben las adaptaciones están vendiendo mucho, y ejemplos como “Star Wars” o “Terminator” prueban que los universos expandidos son grito y plata. Cuando dijeron que sacarían una serie del comic, lo primero que pensé fue que sería una historia más fiel al comic que la película, pero me equivoqué. Se trata de una expansión del universo, y en ese punto uno piensa “ya están de nuevo exprimiendo “Watchmen” ¡Déjenlo morir!”. Y en parte es un pensamiento acertado. Sin embargo, creo que no estamos para nada ante una mala serie.
La historia creada por Damon Lindelof transcurre en el año 2019 cuando ya ha pasado mucho tiempo desde que una criatura mató miles en Nueva York. Ozymandias (Jeremy Irons) es un viejo, Rorschach es una especie de símbolo de la extrema derecha y los policías se cubren la cara luego de un incidente conocido como “la noche blanca” en la que los que podrían ser algo como los sucesores del Ku Klux Klan se metieron a sus casas a matarlos. Por eso, para proteger su identidad y la de sus seres queridos, trabajan con la cara cubierta. Justo como los superhéroes.
En este universo expandido hay nuevos vigilantes inspirados en las viejas glorias, y constantemente hay referencias a la historia de Moore, como el Doctor Manhattan, el Nova Express, Vietnam como un estado, Los Minutemen en un especial de televisión, etc. Robert Redford es el actual presidente (Sustituyendo a Reagan como actor que se pasó a la política) y hay conflictos raciales que todavía no están del todo claros.
La historia en sí es bastante interesante y trata temas políticos complejos, adaptando el tono del comic a problemas de la actualidad, como una supuesta dictadura de los políticamente correcto en donde no se pueden decir algunas palabras y ciertos sectores conservadores se oponen a las compensaciones o ventajas que se les otorgan a minorías raciales, entre otras. Y creo que uno de las mejores cualidades de la serie es que no nos da a los fans lo que queríamos ver, sino algo completamente distinto. Eso es algo que no se suele ver con frecuencia en estos días, en los que las series suelen regurgitarnos contenidos pensados para mantener contenta a una audiencia poco pensante que se queja cuando el final de su serie favorita no salió como querían (No necesito decir de cuál hablo).
También no deja de ser interesante lo recurrentes que son las distopías en la sociedad actual. La mayoría de las visiones del futuro son pesimistas, sin esperanza, y arrastran catástrofes inimaginables. Son pocas las utopías en la actualidad. Sin duda es el síntoma de las crisis sociales por las que atravesamos, y es que en un escenario como el que vice gran parte del mundo, con una Europa preocupada por la inmigración, un Medio Oriente que no depone las armas y una América Latina cada vez más inestable y con un pueblo descontento, es natural que la distopía sea tan popular. “Watchmen” es una historia que ha envejecido muy bien a causa de eso, cuestionando a líderes corruptos, retratando la infelicidad de una población carente de respuestas, y exponiendo las facetas más oscuras de la sociedad que cada vez más recurre a la violencia para visibilizarse ante un aparato que los ignora, como Joker o Rorschach.
No obstante, a pesar de que el nivel de calidad sea bastante más alto que el esperado y que se arriesgaron a un producto nuevo en lugar de una adaptación repleta de rellenos como nos tienen acostumbrados, es imposible preguntarse si esta constituye un aporte finalmente. Después de todo, el valor del comic “Watchmen” siempre residió precisamente en que se trataba de una obra redondita, matemáticamente impecable, y que escapaba a los cánones del típico comic de superhéroes que puede alargarse décadas dependiendo del su éxito, con protagonistas que nunca envejecen y un desfile de guionistas que suelen tratar el producto de forma aceptable, horrorosa o legendaria, dependiendo de su talento. Quizá, lo mejor sería dejar descansar en paz a la obra, y quizá Alan Moore dejaría de gruñir tanto. Aunque eso lo dudo.
Por Felipe Tapia, el crítico que baila desnudo en el bosque por las noches