Crítica de Teatro: “Voyager”

 Crítica de Teatro: “Voyager”

Por Vanessa Vidal Durán

“Voyager”
se refiere a dos sondas espaciales, Voyager 1 y Voyager 2, enviadas desde la NASA , EEUU,  al espacio. Voyager 1 fue lanzada el 5 de septiembre de 1977, pasando por Júpiter en 1979 y Saturno en 1980. Voyager 2 fue enviada al espacio el 20 de agosto de 1977, pasando por Júpiter y Saturno para llegar a Urano en 1986 y Neptuno en 1989. Estas sondas cuentan cada una con un disco de oro, donde está almacenado: música proveniente de distintos rincones del mundo, numerosos saludos en diferentes idiomas, sonidos de la tierra, imágenes del planeta tierra explicando en lenguaje científico la localización de nuestro planeta, entre otras cosas. La idea del disco fue idea de un comité presidido por Carl Sagan. En internet puedes explorar información tanto como gustes sobre este interesante e increíble tema.

Voyager es protagonizada por Francisca Márquez y Nona Fernández, con la dramaturgia de esta última, basada en su libro homónimo. En él, relata mientras acompañaba a su madre a exámenes neurológicos, y cómo a través de estos vislumbro la semejanza de imágenes astronómicas. Debido a esto realiza un ensayo que habita la memoria desde lo humano y lo estelar.

Basado también en el recuerdo, cuya etimología es -tal y como es dicho en el escenario-  re, significa de nuevo, y cordis que se traduce como ‘’corazón’’, entonces significa pasar de nuevo por el corazón. Maravilloso, ¿no? Con esta información vamos avanzando, a parte de los mensajes, procesos creativos y premisas de este montaje.

Dirigido por Marcelo Leonart, se trabaja con una lógica de inmersión a través de distintos elementos y distintas disciplinas, tanto como la actuación, la proyección, la música, la danza, la coreografía, la iluminación, videos.

Francisca y Nona son las únicas actrices en el escenario, caracterizadas con su vestuario deportivo de los setentas. Representan a más de un personaje, un estado y más de una historia. Inclusive a las mismas sondas. Comienza la obra de una increíble forma; sus movimientos corporales son retratados fielmente en la gran pantalla que está detrás de ellas, frente a nosotros, a la sala llena en el GAM. Desde las primeras palabras hasta las últimas existe una honestidad brutal. Pareciera que ambas actrices fueran una misma en total desnudez. No es necesario saber de Voyager como sondas ni como libro necesariamente,solo que te unas al hermoso rito de una función, donde existe una conexión plena en vivo y en directo de forma única e irrepetible. Puedes simplemente zambullirte a un relato sin previa información o ya con conocimientos, aquí no hay reglas. Ninguna de estas fórmulas es mejor que la otra, ya que es una obra totalmente fuera de lo convencional, que te atrapa, te lleva, te emociona, te fragiliza.

Comienzan con un hermoso relato sobre la madre de Nona. Se refieren a ‘’mi madre’’. Las distintas visuales también forman parte de la narración. ‘’Así lo recuerda, así me lo cuenta’’ es una recurrente frase dentro de este mismo contexto de enfermedad, comparación del cerebro con las estrellas, conversaciones íntimas.

La iluminación como la música es inmersiva, preciosas ambas. Es muy difícil perderle el hilo a Voyager. Posee un ritmo cardíaco reflexivo, acelerado, mas no apurado. La interesante y funcional dirección de movimiento por parte de Claudia Vicuña es fundamental a la hora de la comunicación sobre el escenario, generando potencia, atención, entre otros; y en nosotros como espectadores despierta distintos sentidos.


Además del electroencefalograma de la madre, nos encontramos con distintas historias, todas dentro del marco de la memoria. Conté primeramente sobre las sondas y del libro. Conocemos la historia de una mujer que busca activamente los restos de su marido décadas después de una caravana por parte de la dictadura militar de Chile. En conmemoración a ellos en el norte se nombran estrellas con sus nombres. También conoceremos cómo en un colegio  los profesores se complican e intentan censurar el discurso de un alumno referente a la democracia. Además de otros temas, como el recuerdo de un nacimiento.

Voyager trabaja la memoria colectiva, personal, del país, mundial, incluso del universo. Es un trabajo complejo, extremadamente pulido, delicado, que tiene un punto de vista claro, además por supuesto de la premisa seguida al pie de la letra. Numerosas son las preguntas que plantean sobre el escenario, sumado a las nuestras que surgen desde la expectativa, durante y post función ¿Qué es la memoria? ¿Qué sucederá si algún día encuentran en otro planeta las sondas? ¿Cómo recordamos, cómo olvidamos? ¿Si nosotros tenemos memoria, también las estrellas? Entre tantas otras…

Es importante destacar que Voyager colaboró en su primera etapa con el Teatro La Memoria de Chile, la Escuela de Escritura Creativa de la Universidad de Houston, USA; y la Sala Beckett de Barcelona, España, donde se consolidó el texto del montaje en una residencia de escritura. Un gran trabajo donde podemos ver sus frutos hasta el 14 de julio en el Centro Cultural Gabriela Mistral, para mayores de 14 años.


Ficha técnica
Título: Voyager
Intérpretes: Francisca Márquez y Nona Fernández

Dramaturgia: Nona Fernández

Dirección: Marcelo Leonart

Música: Dante Leonart

Asistencia dirección: Macarena Fuentes

Realización vestuario: Javiera Labbé
En Cartelera hasta el 14 de julio
Teatro: GAM, Edificio A, piso 1
Edad: 14 + años

Duración: 120 min.

Producción: Francisco Medina Donoso, Coproducción GAM, Fundación Teatro a Mil, el Centro Cultural de España y colaboración de Teatro Niño Proletario.

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