Nicolás López reprueba con Promedio Rojo
Escribir sobre el caso de Nicolás López de manera objetiva resulta una tarea bastante difícil, no solo por lo delicado del tema sino porque además es inevitable no sentir un poco de rabia y frustración ante una situación que hoy se nos muestra extrapolada a un solo ámbito como lo es el espectáculo cuando sabemos que el problema que hoy se manifiesta en las denuncias de varias actrices del medio chileno no son más que un reflejo de un problema sociocultural que escapa a la pantalla gigante siendo un problema que resulta más común de lo que nos gustaría.
Desde la semana anterior han salido una serie de artículos que denuncian las conductas inapropiadas y sexualizadas del Director chileno Nicolás López, siendo el principal artículo de este gran escándalo el publicado por la revista “Sábado” el que consiguió remover el piso del cineasta llevándolo a verse obligado a pedir disculpas públicas, abandonar su propia empresa y cerrar en definitiva su productora “Sobras”.
Para mi sorpresa y a pesar del éxito de taquilla de algunas de sus películas acá en Chile, me percaté que no muchas personas tenían asociado el nombre Nicolás López a un rostro y menos a una profesión, pero esto no es problema, el autor de películas como “Promedio Rojo”, “Que Pena Tu Vida”, “Que pena Tu Boda”, “Sin Filtro”, “No estoy Loca” entre otras no es ningún prodigioso cineasta, la verdad es que a distancia y visto fríamente sus películas no destacan por la calidad de su contenido ni de sus actuaciones precisamente , sino más bien por el trabajo de venta y marketing que han acompañado a estas producciones, lo que lo han llevado a posicionarse de manera bastante favorable en el medio, siendo uno de los directores con más éxito en el país. Sin embargo y como ya sabemos, el éxito y la calidad no siempre van de la mano.
Nunca fui consumidora de su cine, me bastó ver “Promedio Rojo” para entender cuál era su estilo, una línea marcada por un guión que emula la comedia comercial norteamericana con estereotipos de belleza e ideales de metas superficiales. En el caso de “Promedio Rojo” este estilo va acompañado de un guión que parece ser una especie de descargo autobiográfico, con un protagonista nerd que solo quería una cosa… mujeres. Recuerdo haberla visto y sentirme tan ajena a sus necesidades y estereotipos, con un humor violento y obsesionado por el sexo y los cuerpos que generó mi rechazo durante gran parte de la película sino toda. Diría para mi, que esta es pieza clave para entender de dónde viene degeneración y mala conducta con las mujeres. Es más, dentro de la película hay una frase explícita donde se le aconseja al protagonista lo siguiente “aprovecha, métele mano”… Para los que sabemos que tu obra siempre refleja una parte de ti mismo, esta película es elocuente con su autor.
Pero no vamos a analizar la cinematografía de López, no porque no existan más ejemplos de su misoginia dentro de su propio cine, sino porque lo contingente de la situación de este realizador es lo que ha dejado en evidencia: el abuso de poder, la manipulación y la negación de lo que llamamos una cultura patriarcal machista a través de la victimización del victimario.
Lo que le sucede hoy a López es una situación de carácter mundial y no exclusiva de nuestro país; es más, el que hoy estemos hablando de López tiene que ver directamente con las denuncias que se hicieron contra el productor de cine Harvey Weinstein en Hollywood por más de 72 mujeres –hasta la fecha- ligadas al mundo de la actuación y la producción cinematográfica. Con la caída de este famoso productor comenzó un movimiento en las redes sociales en señal de apoyo a las victimas de acoso y abuso sexual que se volvió popular mundialmente con el hashtag “#MeToo”. Esta sororidad comenzó rápidamente a dar un espacio de confianza a las victimas de abuso para atreverse a contar sus propias experiencias y a generar conciencia, lo que sumado a la nueva ola feminista cimentó un camino propicio para que este tipo de situaciones fueran denunciadas abiertamente, era tan solo una cosa de tiempo para que llegara a nuestro país, partiendo con el caso de Herval Abreau, director de teleseries también acusado por varias mujeres de abuso sexual, y siguiendo con López, nada asegura que estos sean los únicos nombres del mundo del espectáculo chileno que sean denunciados por las mismas malas prácticas.
Distanciándonos del director y analizando el problema, lo que deberíamos preguntarnos es qué podemos hacer nosotros para evitar este tipo de situaciones, cómo podemos estando en una relación formal y asimétrica de jefe/empleado, evitar caer en presiones o aceptar vejaciones por temor a perder un trabajo o una oportunidad. Este medio, donde la apariencia física muchas veces define el éxito de tu carrera, es un medio propicio para este tipo de situaciones, pero qué podemos hacer nosotros para reeducarnos y corregir estas malas prácticas y erradicar la idea de la mujer objeto de las cabezas de estos personajes, ¿qué haremos como sociedad para construir un lugar más justo en el que habitar?
Netflix ha sido una de las primeras empresas que reaccionó ante las denuncias contra López y anunció que reevaluaría los contratos que mantenía con la productora “Sobras” y las películas que tenían de este realizador disponibles en su plataforma. Y no es primera vez que esta empresa toma un rol activo ante situaciones de acoso, ya que esta misma sufrió un gran terremoto dentro de una de sus más exitosas producciones- “House of Cards”- tras conocerse distintas denuncias de acoso contra el protagonista de la serie, el actor Kevin Spacey, a quien desvincularon de la serie y además instauraron un nuevo sistema de trabajo, que pretende generar una nueva cultura de producción dentro de la empresa, que si bien nos puede parecer dura, da señales de lo grave que es el problema y lo profundo que esta enraizada esta cultura. Objetivamente demuestra que es necesaria la prohibición para despertar conciencia en los trabajadores sobre lo que significa el acoso sexual. La nueva política instaurada por Netflix, dentro de sus producciones considera reglas tales como: no sostener más de cinco segundos la mirada con otro compañeros ni entablar conversaciones demasiado largas y sin motivos de trabajo durante la jornada laboral; no dar abrazos, ni tocar a nadie durante mucho tiempo; dejar en paz a una persona si te dice que no; denunciar a un compañero si se sobrepasa; gritar “¡Para, no lo hagas de nuevo!”, si alguien insiste en comportarse de manera irrespetuosa, entre otras. Si bien este pack de medidas puede parecernos un tanto extremas, la verdad es que lamentablemente se están volviendo necesarias para lograr un ambiente de trabajo digno y tranquilo.
Pero este no es el único ejemplo en el medio, para la segunda entrega de “Wonder Woman” y tras estar en riesgo la continuidad en el papel de Gal Gadot como protagonista- tras enterarse que uno de los productores asociados había sido acusado de abuso sexual y con quien Warner Bros debió cortar todo tipo de relación para poder mantener a la actriz en el reparto-, esta será la primera película que adopte las políticas contra el acoso sexual elaboradas por el Gremio de Productores de América (PGA, por sus siglas en inglés), de manera oficial.
Lo que hoy estamos presenciando entonces va más allá de los nombres de ciertos personajes en la industria que han abusado de su posición para aprovecharse de otras personas, lo que esta sucediendo más bien, es la ruptura de un paradigma que naturalizaba el acoso y cargaba la culpa a las víctimas. Lo que hoy presenciamos es la oportunidad para acercarnos a una sociedad mucho más igualitaria y justa en principios tan básicos como lo es el derecho a ser considerado y respetado como ser humano, más allá del sexo y la identidad sexual como tal, estamos todos llamados a actuar en consecuencia.
Por Camila Aguilera
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Nicolas López es nuestro #HarveyWeinsteinACuenta