Los desafíos que debe enfrentar el nuevo canal público anunciado por la Presidenta Bachelet
Hace poco más de un mes la presidenta de la República, en su discurso del 21 de mayo, dio a conocer una medida que sorprendió a muchos; la creación de un nuevo canal de TV público educativo y cultural, financiado por el Estado.
La noticia fue comentada ampliamente en algunos periódicos y redes sociales (muy poco en televisión), aunque no todos saben que la génesis de esta idea nació hace casi seis años desde la ciudadanía. Esa fue la época en que nació el Movimiento Por una TV educativa, organización formada en principio por profesionales del área de la educación y las comunicaciones, que han trabajado duramente para convencer al Estado de la necesidad de una nueva TV pública para Chile, totalmente distinta a la que existe hoy (TVN), y cómo esta nueva televisión podría ser un impulso sustantivo a la calidad de la educación y el acceso a la cultura de los chilenos.
Ahora el anuncio está hecho, es una promesa. Sin embargo es una promesa hecha en un par de minutos, y de las cual no se saben los detalles, salvo que no tendría financiamiento privado. Queda una larga discusión sobre cómo deberá ser este canal, quién lo administrará, y que tipos de contenidos tendrá. En este contexto, es bueno recordar parte de las propuestas que hizo el Movimiento Por una TV educativa frente al Congreso y en reuniones con varios políticos de todos los sectores, ya que es una propuesta que recoge el sentir de gran parte de la ciudadanía y muchos expertos en educación y televisión.
El primer desafío de este canal, es apuntar a ser el líder de la TV nacional. No tiene ningún sentido hacer una nueva TV pública y utilizar los recursos de todos los chilenos para hacer un canal “de medio pelo”, hecho solo para cumplir y decir que existe un canal cultural. En este sentido, la programación debe ser atractiva, cercana para el público, y utilizar todas las herramientas que el lenguaje audiovisual posee para hacerlo. No se trata de hacer necesariamente programación entretenida, sino más bien, de entender a las audiencias. En este sentido existen decenas de ejemplos chilenos y extranjeros de cómo hacer programación cultural interesante e incluso con buen rating; solo es cosa de aprender de ellos.
En segundo lugar, este canal debe ampliar el concepto de cultura que tradicionalmente tenemos. Generalmente asociamos contenidos culturales a aquellos que tienen que ver con el arte, el patrimonio, el folclore. Dentro de este acotado concepto de cultura, quedan fuera muchísimos contenidos indispensables para la sociedad, y que hoy están totalmente fuera de la TV tradicional. Así por ejemplo, hacen falta programas de divulgación científica, programas para niños, para adultos mayores. También urge incorporar programas hablados en lenguas extranjeras, desde el inglés al chino, pero también lenguas propias como el mapudungun y el rapanui, así como también la lengua de señas chilena en algunos programas. En este caso no se trata de poner una traductora en un recuadro, sino que exista al menos un programa cuyo lenguaje principal sea la lengua de señas, haciendo un claro gesto de integración y avance en este sentido en la TV.
En este concepto de cultura que se busca, hace especialmente falta la incorporación de los deportistas nacionales. Hoy, la TV abierta chilena dedica un porcentaje mínimo de su transmisión a otros deportes distintos del futbol. Chile tiene campeones a nivel internacional en muchas disciplinas, pero son desconocidos por la población porque los medios no les dan cobertura. Este canal podría ser un impulso importantísimo para ellos, para que la gente les dé el reconocimiento que se merecen y para que incluso, sean atractivos para auspiciadores privados. Así, este canal tendría la primera área deportiva real de la TV abierta nacional, distinta a las áreas futbolísticas que tienen los canales hoy.
Estos son solo algunos ejemplos de los nuevos contenidos que debe incorporar este canal, pues se pueden mencionar áreas tan diversas como la educación cívica, el cuidado del medioambiente, la visibilización de los temas sociales y comunitarios, entre muchos otros.
El tercer desafío es que este canal debe impulsar la descentralización. Actualmente existen canales regionales, cuyos programas se ven solo en la misma región. Sin embargo no existe ningún canal nacional que transmita de manera permanente programas realizados en regiones. Ahora existe la oportunidad de que un espacio producido en Arica sea visto en Temuco, Valdivia y Osorno, y que de que un programa hecho en Punta Arenas pueda ser visto en Iquique y Coquimbo. Este nuevo canal debe permitir que las regiones muestren a todo el país su riqueza cultural.
Un cuarto desafío es que este canal debe salir de las fronteras de la TV abierta, y se debe transmitir además por las empresas de TV de pago (cable, satelital, IPTV) y además debe contar con una plataforma de TV on demand por streaming, del mismo modo como lo hace hoy Netflix, pero en este caso de acceso gratuito. Esta plataforma debe también incluir opciones para que los creadores de contenidos audiovisuales puedan compartir sus creaciones con otros. Así, si en un colegio de Temuco quieren compartir un video didáctico con el resto del país (como lo hacen hoy por Youtube) lo puedan hacer. De no seguirse esta lógica, y solo va por TV abierta, dejará fuera a gran parte de la población que hoy ve TV por otras vías, en otros tiempos. La Televisión del siglo 21 ya no es la misma que la de hace 10 años, y es momento de adaptarse, hacer una TV más democrática y participativa.
¿Ocupar la segunda señal de TVN es la mejor opción para este canal cultural y educativo?
Aquí la respuesta es bastante clara: No. Para entender esto, es necesaria una pequeña explicación técnica previa. En la TV digital, un canal tiene acceso a una frecuencia, por ejemplo, la frecuencia 25, al igual que en la TV análoga donde TVN ocupa la frecuencia 7 para Santiago. Pues bien, con la tecnología digital se puede dividir esta frecuencia en varias señales, con lo que podría haber una señal 7.1 y una 7.2 (incluso más) y de esta forma TVN podría ocupar una segunda señal para transmitir TV cultural. Sin embargo esto disminuye la calidad de la transmisión, ya que hay más señales ocupando un mismo ancho de banda. Y como dijimos antes, Chile necesita un canal cultural con la mejor calidad de transmisión posible, en todo sentido.
Un segundo camino que se ha señalado, es que este nuevo canal ocupe una segunda frecuencia a la cual TVN tiene derecho. Sin embargo la ley de TV digital (N° 20.750) indica que TVN solo puede solicitar esta segunda frecuencia para la transmisión de señales regionales o de otros concesionarios que no cuenten con medios propios. Esto significa que para que TVN pueda ocupar esta segunda frecuencia para un canal nacional cultural, se debe cambiar la ley de TV digital, un trámite para nada sencillo.
Por otra parte, la presidenta indicó que el canal cultural se financiará con fondos públicos, sin embargo la ley que crea TVN no le permite recibir financiamiento estatal, por lo cual para que el nuevo canal se financie de esta forma, es necesario también modificar la ley de TVN (que es otra ley, distinta de la ley de TV). Por tanto, para seguir este camino, hay que discutir en el Congreso la modificación de dos leyes de la República. Es interesante además evaluar si el camino para financiar esta nueva señal es que el Estado ponga el 100% del financiamiento. En experiencias internacionales existen múltiples modelos, que van desde financiamiento mixto, a el pago de un impuesto a los ciudadanos para la TV pública. Ese es por ejemplo el modelo de la BBC, que ha demostrado ser bastante efectivo. Lo importante es abrir al menos esta discusión porque hay fundaciones y organizaciones privadas que podrían aportar en esta línea.
A todo lo anterior, hay que sumar la mala gestión que ha tenido TVN los últimos años, que lo ha llevado de ser el canal líder en Chile a estar apenas entre el tercer y cuarto lugar. Si queremos un canal cultural de primera calidad y atractivo para el público, no se le debería entregar su administración a quienes han sumido a TVN en un hoyo que entre otras cosas, ha significado el despido de varios de sus profesionales, y más grave que eso, un canal que no ha sabido entender a las audiencias.
¿Cuál es el camino entonces?
En la discusión de la ley de TV digital, uno de los logros más importantes de la ciudadanía fue lograr, en la redacción del artículo 50, la reserva de dos frecuencias (no señales) nacionales, destinadas solamente a TV educativa o cultural. La pregunta obvia es entonces ¿Por qué el Estado no solicita una de estas frecuencias y crea un nuevo canal de TV público, independiente de TVN? Es más, aunque el Estado no ocupara ninguna de estas frecuencias, aún quedan otras disponibles en el espectro, sin tener que usar ni la segunda frecuencia de TVN ni una segunda señal dentro de la primera del actual canal estatal.
Lo que sí puede hacer TVN, ya que ahora es una empresa de telecomunicaciones, es facilitar su red de transmisión a este nuevo canal cultural, lo que significaría un ahorro importantísimo para la nueva institución.
Un canal de TV público, educativo y cultural puede significar un enorme impulso a la educación chilena, y al acceso a la cultura de sus ciudadanos. Por eso, así como hemos exigido una mejor educación en los colegios, institutos y universidades, también es un deber ciudadano exigir una mejor televisión para todos. Chile lo necesita y se lo merece.
© Juan Carlos Berner
En Twitter: @jcbernerl
Fuente imagen: Eldinamo.cl
1 Comment
Soy uno de los fundadores de TVN y justamente en un canal regional, Antofagasta, que salió al aire, incluso, antes que Canal 7, Santiago. He trabajado para la empresa eststal en dos períodos y cre saber algo más. El tema da para mucho y aquí no es posible tratarlo por espacio. Me gustaría tomar contacto con impulsores de este nuevo Canal Cultural Educativo.