“La Profecía del 11-11-11”: Todo NO calza (Crítica de cine)
Si hay algo a lo que el ser humano en general teme, es a aquello que no entiende. Un poco de todo lo que no entiende es lo que trae esta nueva película de Darren Lynn Bousman, y apela a algo muy relevante y desconocido para la humanidad: La Religión, sumándole un ingrediente más “racional”, como la numerología
En “La Profecía del 11-11-11”, un aclamado escritor de Best Sellers, Joseph Crone (Timothy Gibbs), sufre una serie de acontecimientos trágicos y extraños en su vida y la de su familia, los cuales están constantemente asociados con el número 11. Eso lo hace sufrir de alucinaciones y de tener que medicarse a diario. Cabe mencionar que él es ateo y su familia es profundamente católica (constantemente sindicada como la matriz de donde beben los creyentes de sucesos apocalípticos), la cual vive en Barcelona, España.
Cuando su padre está a punto de morir, Joseph, que vive en EEUU, viaja a España, donde tendrá una especie de reencuentro con sus orígenes, y también con la religión, dado que su hermano Samuel (Michael Landes) es un reconocido sacerdote católico. Usando la numerología como elemento que cuajará un relato que incluirá muertes, una amiga/conspiradora (Sadie, interpretada por Wendy Glenn), fantasmas, ángeles/demonios, confusión y un final rimbombante.
La película en sí misma deja la misma sensación de otras que se han amparado en los números para trazar un argumento (como “Número 23”, por ejemplo) debido a que los hechos que se relatan, perfectamente podrían pasar sin números involucrados. Además, Bousman a lo largo de la trama intenta darle sentido a algo que hasta incomoda en la película (aunque es entendible, por el gancho publicitario). En fin, con que apareciera al principio y al final bastaría y sobraría.
Al menos hay que destacar que, pese al notorio estilo de Bousman para armar el entramado de sus películas, llama la atención que el director de “Saw 2, 3 y 4” haya dejado de lado el gore cuasi repulsivo y haya girado hacia un thriller sicológico amparado en cosas religiosas. Con el clásico remate final donde lo que se creía al principio resultaba no ser eso, sino que todo lo contrario, donde todos menos el personaje principal se articulan en pos de un objetivo, maléfico en este caso, donde cuando el personaje principal se da cuenta que le vieron la cara (por medio de rápidos flashbacks que le dan sentido a muchas escenas sin sentido aparente, muy de Bousman en sus Saw’s), el gran, pero gran aporte de esta película, es que los malos utilizan a los buenos para lograr sus propósitos, haciéndoles creer cosas que no son, como ocurre casi siempre. Después de todo, en el mundo real, el mal no siempre paga, sino que gana, gana y gana a destajo.
Una película que está buena para ver un dia donde no tengan nada mejor que hacer, o en su defecto aquellos que quieran ver películas a lo Salfate donde TODO CALZA, da un par de sustos, juega con temas enigmáticos, pero rápidamente olvidable, aunque lejos, lo mejor que tiene, el final. Claro, el problema es que hay que esperar para ello 1 hora y 20 minutos de una película que anda a tirones y que no profundiza mucho en sus personajes….solo en el número 11.
Por Jorge Castro