Entrevista a James Katz, director de “Tierra de sangre”
Está por comenzar la función de “Tierra de Sangre” para la prensa y a James Katz, su director, se le ve ansioso. Conversa con todos y no disimula su nerviosismo. Al hablar, lo hace con un castellano envidiable para alguien que vive en Los Angeles, EE.UU., siendo el inglés su lengua materna. Hijo de una chilena miembro de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood –la misma responsable de entregar los Globos de Oro–, Katz eligió nuestro país para hacer el tipo de cine que le gusta, ese que muestra campo, mañanas frías y tardes de lluvia.
Vistiendo jeans y con una llamativa hebilla con una cabeza de caballo en su cinturón, nos da la bienvenida y nos invita a ver su opera prima.
En 2007 hiciste “Catalina” (ganadora de un Apes), un cortometraje en donde ya podemos apreciar la fotografía campestre que te gusta utilizar. Una vez terminado este primer trabajo, ¿Cómo llegaste a la idea de rodar “Tierra de Sangre”?
En 2007 con “Catalina” probé una fórmula: no contaba con mucho presupuesto ni muchos recursos. Lo que tenía era un país hermoso llamado Chile y yo quería contar una historia que se aprovechara de ese “efecto especial”. Del 2007 al 2010 fue un periodo en donde mostré “Catalina” en más de siete festivales de cine, y lo ocupé como curriculum para adjudicarme otros proyectos. Sin embargo, no obtuve la respuesta del público que yo esperaba, por lo que me convencí que debía lograr algo desde cero. Traté de buscar otra película que siguiera la misma línea y ocupar Chile como país, como paisaje, y llegué al tema de las viñas, y encontré también este tema de la pérdida y del redescubrimiento del Carmenere. Estudiando aquello y tomando extractos de los mitos y leyendas, se me ocurrió una noche la idea de hacer “Tierra de Sangre”: ¿Qué pasa si la gente toma este vino porque tiene poderes mágicos?
En una entrevista mencionaste que siempre quisiste filmar en Chile. Dada la experiencia con este nuevo filme, ¿Cómo fue el resultado? ¿Mantienes las ganas de seguir filmando en Chile?
Con la idea de hacer la película, sí. Pero, honestamente (y ya puedo hablar de frente dado que estamos ad-portas de su estreno) debo decir que encontré mucha resistencia a este concepto a nivel industrial y gubernamental. Cuando hablo de industrias hablo de dos de ellas: la del cine chileno y la del vino chileno. Las dos industrias tuvieron miedo de este proyecto, no sé por qué, no se querían acercar. Personalmente, hice todas las propuestas para poder lograr su participación, que abarcaban hasta los más mínimos auspicios para que nos prestaran sus nombres, ayudándonos de esa manera con la difusión. Pero por a-b-c motivos no quisieron participar en nada.
El presupuesto fue lo más fácil de lograr, pero buscar partnership con el gobierno fue imposible. Y es raro porque esta película trata de imagen-país, además que estoy convencido de que si esta película tiene éxito en el extranjero, marcaría un antes y un después en la industria del vino chileno. Puede llegar a marcar el mismo tipo de diferencia que marcó Entre Copas (2004, Alexander Payne) con la cepa Pinot Noir, pero en esta oportunidad se lograría con vino a nivel nacional. Y ciertamente no quisieron. Y ni siquiera era riesgo para ellos porque no le pedimos dinero.
Viviendo en EE.UU. y filmando en Chile, ¿Por qué trabajaste con actores mexicanos?
Yo quería que esta película fuera más transversal. Estoy probando un concepto de cine que se llama Cine Latino Transversal, es decir, una película que sea filmada en México, Colombia o Argentina debe ser una película que tiene la posibilidad de mostrarse en todos esos países y que para todos ellos tenga el mismo valor, que el filme no se pierda en el localismo de cada uno de esos países. Es por ese motivo quise trabajar con un elenco que me diera llegada a otro país. Además, a Aislinn y José María los conocía de antes y quería trabajar con ellos.
¿Cómo crees que te va a ir en Chile con la película?
Yo creo que bien, a la gente le va a gustar la trama de la película, el mito y la leyenda que ronda la viña. Si la gente tiene la oportunidad de ver la película, si conocen de qué se trata la película, van a ir a verla y les va a gustar. Por lo que tengo mucha esperanza en que nos podría ir bien.
Katz estudió cine en Los Angeles, EE.UU., la cuna de la cinematografía norteamericana. Desde pequeño acompañó a su madre a numerosas Avant Premiere de películas hollywoodenses lo que ayudó a formar su propia visión y lectura de lo que quería hacer.
Hoy, con un corto y un largometraje a su haber, ambos premiados en la escena local e internacional, Katz se mueve entre el país del norte y el nuestro, ya pensando en cuales serán sus siguientes pasos.
© Daniel Bernal
En Twitter: @Bernalustwit