El (nuevo) auge del cine chileno
Quiero hacerle justicia al cine chileno. Y utilizo la palabra justicia porque si bien la frase cine chileno no es un género en sí mismo, representa las ideas de muchos realizadores contemporáneos y coterráneos nuestros, tuyos y míos, que intentan mostrar y decir algo en imágenes, transmitir un “algo”, una historia, sensación, descontento, romance, injusticia, verdad, cualquier cosa, pero sea lo que fuere estoy seguro que a los responsables de este “algo” les ha costado sudor, lágrimas y… dinero.
En esta segunda década del siglo XXI, hay nombres que con los años se nos harán mucho más conocidos, hombres y mujeres que otrora fueron niños pero que hoy en su juventud tienen algo que mostrar y, de la mano con ello, una nueva representación cinematográfica no solo de técnica sino también de estética. Es sabido, también, que son otros tiempos. Ya se filma en formato digital y no en el romántico 35 milímetros, si no pregúntenle a la Paramount Pictures, quienes en enero de este año oficializaron que dejarán el formato antiguo para trabajar netamente con digital. Y los nuevos realizadores lo saben, y lo conocen y les gusta. Es como el paso del VHS al DVD, revolucionario, cómodo e innovador. Y si hablamos de técnica, hasta se han hecho películas filmadas parcialmente utilizando como cámara un teléfono celular, como la ganadora del Oscar al mejor documental “Searching for Sugar Man” (2012), y también filmadas en su totalidad con dicho aparato, como la chilena “09” (2014) de Javier Aguirrezabal. Esto último claramente no se va a transformar en una tendencia, pero sí demuestra la apertura que existe para hacer cine tanto a nivel mundial como también en nuestro país.
El segundo semestre del 2014 marcará un hito en nuestra escena local, como los meses en que más estrenos chilenos se proyectarán en las salas de cine. Y este (nuevo) auge está dado porque públicos y privados decidieron trabajar en conjunto y dar un impulso a la creatividad nacional, al cine chileno como materia de cultura e identidad de un país, de entender que en todo el territorio nacional deben existir trozos de historias que nos identifiquen y representen. Y para ello, quiero mencionar dos instancias fundamentales para esta explosión de cine nacional que existe actualmente.
Mejora en su difusión
Si ustedes hablan con un Silvio Caiozzi, Gonzalo Justiniano o un Andrés Wood, lo primero que les dirán es que el gran problema de antaño era la difusión de las películas en nuestro propio territorio nacional. Era costoso, y para cuando el filme estaba concluido, ya no había presupuesto. Por eso la ayuda de privados era, y sigue siendo, fundamental en esta materia. A nivel institucional se crearon cuerpos que se enfocan y especializan únicamente en el cine criollo: Cinema Chile y Market Chile son agencias que ayudan a la película cuando está lista para su exhibición, en el caso de este último se preocupan de temas tales como potenciar posicionamiento en las cadenas de cine (Hoyts, Cinemark, Cineplanet, etc.), la cantidad de copias que se enviarán a cada cadena dependiendo del número de salas en que se exhibirán, las ciudades y las salas en se mostrará (cadenas pequeñas o cines independientes cuando no existen multisalas en regiones), y varios etcéteras más. Un apoyo digno de aplauso, que ha sabido quitarle ese peso a directores y productores chilenos que muchas veces se vieron agobiados al no tener capital ni siquiera para un afiche decente que exhibir.
Convenio de exhibición de cine chileno
En diciembre del 2013 se firmó un acuerdo entre asociaciones gremiales de los profesionales del cine y audiovisual chileno, además de dos distribuidoras (APTC, ANIMACHI, ADOC, ADG, Market Chile y CinemaChile), y las principales cadenas de cine a nivel nacional, llamado “Convenio de colaboración para el desarrollo y fortalecimiento de la industria cinematográfica chilena”. Entre sus principales objetivos están:
- Contribuir al fortalecimiento de la industria cinematográfica chilena.
- Potenciar el resultado comercial de las películas chilenas en las cadenas de multisalas asociadas al convenio.
- Participar de la descentralización de la exhibición de las películas chilenas mediante estrenos en regiones que contribuyan a formar audiencias en estos territorios.
- Impulsar la profesionalización de la labor de promoción del cine chileno.
Quizás lo más importante del punto dos, es que actualmente el número de semanas que cualquier película permanece en cartelera en las cadenas de multisalas depende de la cantidad de tickets vendidos. Por eso no era de extrañar que el 90% de estrenos chilenos se exhibieran en una sola sala (de un total de doce o más), y que solo durara una semana en cartelera. Con este convenio, se asegura una cantidad de semanas fija (dos a tres), sin importar la vara de medición, es decir, la cantidad de boletos vendidos. Acerca de la formación de audiencias mencionado en el tercer punto, da para un artículo aparte que pronto podremos debatir y discutir.
Retomando la idea de que existe un récord de estrenos chilenos para este segundo semestre del año, quiero ser un poco más equitativo y les voy a mencionar solo algunas películas made in Chile que se han estrenado en todo el 2014, de las cuales lo más seguro es que algunos no hayan oído nombrar ni la cuarta parte del listado. También sabemos que algunas películas fueron premiadas internacionalmente con nula respuesta en nuestro país, y que otras (lamentablemente las menos) fueron bien recibidas en Chile, independiente que en otros países no tuvieron (ni tendrán) éxito alguno. En el primer semestre del año pudimos ver películas como “Videoclub” de Pablo Illanes, “Hijo de trauco” de Alan Fischer, el primer documental en 3D “El sueño de todos” de Hernán Caffiero, “Los Rockers” de Matías Pinochet, “El vals de los inútiles” de Edison Cajas, “Propaganda” de Christopher Murray e Israel Pimentel, “Tierra de Sangre” del chileno-norteamericano James Katz, “Las niñas Quispe” de Sebastián Sepúlveda y la misma “09” que ya había mencionado en un párrafo anterior. En el segundo semestre de este año vimos estrenos como “Raíz” de Matías Rojas, “Las analfabetas” de Moisés Sepúlveda, “La danza de la realidad” del maestro Alejandro Jodorowsky, “El árbol magnético” de Isabel Ayguavives, “El verano de los peces voladores” de Marcela Said, y las que al momento de escribir este artículo están en cartelera o próximas a estrenar, como son “Fuerzas especiales” de José Miguel Zúñiga, “Matar a un hombre” de Alejandro Fernández (que va como la película nacional en busca del Oscar), “Génesis Nirvana” de Alejandro Lagos, “No soy Lorena” de Isidora Marras y “Aurora” de Rodrigo Sepúlveda.
Ojalá no me lean los otros 30 directores que dejé afuera para que no se sientan mal… sí, 30. Y ahora les pregunto a ustedes, ¿Cuántas de estas películas oyeron nombrar? ¿Cuántas recuerdan en cartelera? Y lo más importante, ¿Cuántas de ellas vieron?
En Cinetvymas estamos con el cine chileno e intentamos darle una especial atención. Podrán encontrar algunas críticas o reseñas de estas películas, y este artículo puede ser un ejemplo de ello. Pero, ¿Saben qué es lo más importante? Que ustedes mismos vayan al cine a ver una película chilena. ¿Saben otra cosa? No se arrepentirán.
©Daniel Bernal
En twitter: @BernalusTwit
1 Comment
“Sí, hay demasiado cine chileno (y de excelencia) que merece más ocasión de capturar audiencia. Alguien o algo dice que cuando el público recibe su ticket al correo por abono anticipado, se solucionan muchas cosas. Alguien cree que el cine chileno debería ser dos por uno en todas las salas, durante las trece lunas de. Que falta mucho para eso, le dicen. ¿Y si Cinetvymas fuera ventana de exhibición y descarga, tipo dona lo que quieras para todo ese cine chileno que hasta le momento no ha pasado las dos semanas en cartelera?”