“El Hobbit” Animada: 25 años antes de Peter Jackson
Sin duda que hasta los fans más extremos de las historias de Tolkien y las adaptaciones de Peter Jackson se cuestionan el haber convertido a “El Hobbit” en una trilogía. Personalmente creo que haberla hecha una sola película habría sido un error, pero tres fue mucho. Creo que dos películas habría sido la medida justa ¿Dónde está escrito que toda saga deba ser una trilogía?
Es a pito de esto que me propuse hacer una reseña de la primera adaptación que se hizo de la novela, esta vez en escasos una hora veinte minutos, en el año 1977, uno antes de la adaptación animada de “El Señor de Los Anillos” a cargo de Ralph Bakshi. La adaptación es animada, y me gustaría revisar los pros y contras de este formato para el género de la historia.
Muchas adaptaciones instalan referentes culturales que se quedan grabados en piedra en el inconsciente colectivo, llegando a suplantar al libro, soporte menos masivo y por ende menos proclive a quedarse marcados en la cultura de masas. Ejemplos sobran: “La Naranja Mecánica”, “BladeRunner”, “Harry Potter”, “Crepúsculo”, “El Resplandor”. Difícilmente podemos separar la obra de Tolkien de la versión de “El Señor de Los Anillos” de Peter Jackson. Es por eso que nos hemos acostumbrado a ver a los enanos a través de cómo nos lo presentó este cineasta, además de los orcos o el ojo de Sauron con una estética previamente “sugerida” por él. Y no lo digo como algo malo, así son las adaptaciones exitosas. Pero no hay que olvidar que la gracia de los libros es que suscitan la imaginación, cada uno puede imaginarse a los personajes como desee, y es por eso que es muy distinto el ver una película después de haberse leído el libro, que antes de haberlo hecho.
Lo primero que uno advierte al ver la adaptación animada de “El Hobbit” es que la estética de animación se acopla bastante bien a una historia de aventuras de corte juvenil ¿Por qué no decirlo? Sin embargo, estamos demasiado acostumbrados a la visión del enano choro que blande un hacha como Gimli, más parecidos a la visión de los enanos de la mitología nórdica, con una personalidad de bárbaros, y acá nos encontramos con enanos salidos de una película de Disney. Solo faltó que uno fuese gruñón, otro tontín, etc. Algunos malos tienen un aspecto demasiado caricaturesco como para tomárselos en serio, como las arañas o los trolls. Gollum y Smaug están bien, dentro de la estética.
Otro punto que interfiere con el desarrollo de la historia es la ausencia de violencia. Nadie quiere un festival de sangre y tripas, pero las muertes del jefe de los trasgos y las arañas son un tanto extrañas, apenas la espada los toca se ponen a dar vueltas en una escena que recuerda a los viajes sicotrópicos de “El Gato Fritz”. No discuto que la sangre no era una opción, pero pudieron haber pensado en un recurso mejor para simbolizar las muertes. La épica Batalla de Los Cinco Ejércitos fue reemplazada por una polvareda en la que miles de puntitos chocaban entre sí, restando todo el dramatismo al clímax de la historia.
También juega en contra el hecho de que la historia durase tan poco, y los personajes no alcanzan ni a respirar, saltando de una aventura a otra con velocidad alarmante en la que sus personalidades no alcanzan a desarrollarse y el espectador llega de pronto a un clímax apresurado, donde todo pasa a la rápida, como la muerte de Smaug, la creciente codicia de Thorin, la discusión con Humanos y Elfos, la pelea con Bilbo, y hasta la muerte de los enanos de la compañía, que a diferencia del libro, acá son la mitad del grupo, no solo Thorin, Fili y Kili. Incluso, a pesar de ser tan corta, se comieron partes como el encuentro con Beorn. Muchas veces da la sensación de que los personajes están apurados ya que saben que faltan pocos minutos para que la historia termine. Al final, cuando Thorin muere, se disculpan con Bilbo: “Siento mucho las cosas que te dije” “Yo también siento lo que dije” ¿Qué dijeron? ¡Si nunca se dijeron nada!
Otros personajes mal aprovechados son los trasgos o goblins, que aparecen cada cierto tiempo, uno no sabe si los motiva la codicia, el instinto asesino, la mala onda, el resentimiento por otras razas… Nunca se molestan en decirnos qué mueve a estos antagonistas que están gritando por más protagonismo en las pocas veces que aparecen.
Al contrario de la trilogía de Jackson, en lugar de alargar y agregar escenas, acá se cortaron y apuraron demasiado. Ambas adaptaciones pecan de no haber encontrado la justa medida. Bueno, así funciona la libertad para versionar una historia.
Con respecto a la estética, los elfos son muy parecidos a Gollum, ni de cerca recuerdan a la visión de belleza eurocentrista que sugieren el mismo Tolkien o Peter Jackson, lo cual, bueno, es la versión de la película, pero en fin. Creo que la escena mejor lograda es la de los acertijos con Gollum, y quizá también el encuentro entre Bilbo y Smaug.
La película está bien y entretiene, y debemos recordar que estamos hablando de una época en que la animación no había alcanzado los niveles técnicos de ahora, y algunas carencias debían suplirse con estrategias que quizá en la película pudieron ser manejadas mejor. Además, todo lo que era pensado como una historia para niños no era digno de ser tratada con respeto ¿Para qué informarse del misticismo y estética de los elfos de la obra original? Total ¡Es una película para niños! Debieron haber dicho.
La música está compuesta de tonadas cantadas con un toque de aventura demasiado homogéneo para todas las escenas: los momentos de acción, humor, suspenso, tristeza, son acompañados por música demasiado parecida como para generar ambiente.
Visualmente eso sí, la historia no deja de ser bonita, y merece ser revisada, al menos para realizar un análisis comparativo con la adaptación de Jackson, y no olvidar que si estas son diferentes, es porque la obra original también lo es. Y es que esa es la gracia de hacer una adaptación, no repetir el libro, agregarle elementos de tu propia cosecha, crearle un sello e identidad propios a la película.
© Por Felipe Tapia, uno de los críticos con más posibilidades para este 2015.
1 Comment
Pienso, desde mi personal punto de vista, que la versión animada de Bakshki es muy superior a la de Jackson, debido a que este último se engolosinó con los F/X. Si bien tiene la versión de los ’70 problemas en su historia, y además le faltó metraje, es sin lugar a dudas un honesto acercamiento al mágico mundo de Tolkien, al contrario que lo que hizo Jackson, que sólo le interesó hacer una saga para reunir millones de dólares en todo el mundo.