El final de “Preacher” ¿Qué pasó?

 El final de “Preacher” ¿Qué pasó?

La cuarta y última temporada llegó a un final tan apurado y lleno de giros absurdos que hace que el final de “Game of Thrones” se viera como una obra maestra. En este artículo repasaremos los múltiples errores que llevaron a esta serie a terminar abruptamente cuando la historia original no iba ni por la mitad.

Alargamiento innecesario: El triunfalismo es el peor error de un guionista. Solo fíjense en “The Walking Dead”. Alargar y rellenar confiando en que la audiencia te seguirá incondicionalmente es una apuesta muy arriesgada. La primera temporada duró diez episodios que adaptó un arco argumental que en el comic eran solo tres números. Para rellenar se metieron personajes inútiles, flashbacks innecesarios y subtramas olvidables. Antagonistas como Odin Quincannon se metieron prematuramente y nunca más lo volvimos a ver.

Libertades creativas: en este punto todos me dirán que la adaptación no debe ser necesariamente un calco del original. Y estoy de acuerdo. Pero eso no sirve como excusa para justificar tramas que no llevaron a ningún lado, como la ida al infierno de Caraculo o la innecesaria inclusión del personaje de Hitler, que a la historia terminó aportando nada. Más bien dio la impresión de que fueron escribiendo el argumento sobre la marcha.

Personajes poco creíbles: De nuevo, no estoy en contra de las libertades creativas, pero si como resultado tienes protagonistas sin una motivación clara, con nada de química entre ellos y diálogos insulsos, terminarás matando el argumento. En el comic las motivaciones de Custer y su grupo son claras y creíbles, uno de verdad entiende la rabia del ex predicador y su deseo por hacer del mundo un lugar mejor. Las conversaciones tienen que ver con hacer lo correcto, ser una persona íntegra y cosas por el estilo. En esta serie nos muestran un trío de adolescentes tardíos que actúan por impulso, aman la violencia gratuita y piensan con el culo. Cassidy negándose a huir de Masada porque se enojó con Custer o este último causando sin querer la muerte del niño en la Mansión de Jesús de Sade solo porque prefirió pelear a usar la Palabra, son ejemplos de ello.

Mal aprovechamiento de personajes secundarios: En el comic el personaje de Featherstone es mucho más complejo y ya desde el principio entendemos que siente algo por Starr. Acá debimos esperar hasta el final para enterarnos. Los padres de Génesis tampoco tuvieron una participación en la trama que haga sentido. Y vamos, que son los padres de Génesis. Uno espera que se nos cuente la historia de cómo se enamoraron, lo que significó esa unión pecaminosa y lo que representaba su hijo. Acá solo nos entregaron una infantil coreografía de peleas y sangre como para aportar la cuota de acción en un par de episodios.

Mucho Dios: En el comic la figura de Dios es enigmática, esquiva, y solo aparece en momentos cruciales. Es una ballena blanca que los protagonistas persiguen constantemente, y eso le da un halo de misterio. Incluso en la serie eso se respeta en las dos primeras temporadas. Luego Dios aparece incluso más que los personajes principales, mostrándose como una caricatura estúpida y comportándose como un adolescente imbécil, e insultando la inteligencia del espectador con argumentos del todo insulsos, como el episodio en que hace estallar una bomba atómica ¿Por qué rayos hizo eso? ¿Y por qué no se mostraron las consecuencias de una catástrofe de esa magnitud en el mundo, como sí se hizo en el comic? Y de nuevo, no aportó nada a la trama.

Ausencia de dramatismo: Al intentar acabar la historia rápido nos encontramos con ideas que en el comic se desarrollaron de forma muy efectiva, tratadas aquí de la peor forma. Por ejemplo, la escena en donde Custer cae del avión, no tuvo nada del peso dramático. Tampoco vimos a Tulip deshecha y todo el duelo por el cual ella y Cassidy atraviesan a lo largo de varios meses. Al contrario, aquí el conflicto se soluciona de forma rápida y fácil. Lo mismo ocurre con la rivalidad entre Custer y Cassidy, que aquí se reduce a un lío de faldas y no a un enfrentamiento de perspectivas morales, o el desprecio de Starr hacia Custer, que en esta última temporada se olvidó del todo, pues el tuerto parece más preocupado de sus problemas personales y su plan del nuevo Mesías pasó a ser otro callejón sin salida en la pésima historia.

Como comentario final, “Preacher” fue una serie que la fanaticada vio principalmente por su amor al producto original y con la vana esperanza de que la trama mejorase y recuperara el espíritu del comic. Pero no fue así. Acabó de la peor forma posible, con un protagonista plano y soso, todo lo contrario al original, una Tulip que parecía tener un palo en el culo todo el tiempo, arcos argumentales apurados e innecesarios que metieron a la rápida, como los caníbales que se comen la pierna de Starr, la fiesta de Jesús de Sade, los investigadores sexuales, la pérdida de todas las partes del cuerpo de Starr en un solo episodio (En el comic esto sucede a lo largo de toda la trama), y giros estúpidos como el de la bomba atómica o el show del fin del mundo. Todo concentrado en una temporada.

Y así nos perdimos de momentos gloriosos que jamás veremos en pantalla. La revelación de la verdadera naturaleza de Cassidy y su redención final, la lucha final entre Custer y Dios, los acontecimientos de Salvación y el retorno de la madre de Custer, entre otros. Es, en resumidas cuentas, una lástima, porque si existía un comic de Vertigo digno de una adaptación televisiva, este era “Preacher”, y dudo que se vaya a presentar otra oportunidad de que lo hagan mejor. Y sinceramente, no sé si tendría la paciencia de sentarme a verla para corroborar si esa vez hicieron un buen trabajo. La vida es corta y hay que aprovecharla.

Por Felipe Tapia, amante de las puestas de sol, el sushi, el color azul y la ropa interior femenina.

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